Tanatofobia o miedo a la muerte

La tanatofobia es un miedo irracional y aterrador a la propia muerte que puede interferir con nuestro día a día. La ansiedad, los ataques de ataques de pánico o los síntomas depresivos, son algunos de sus síntomas.
Tanatofobia o miedo a la muerte
Francisco Javier Molas López

Escrito y verificado por el psicólogo Francisco Javier Molas López.

Última actualización: 04 marzo, 2019

La idea de que un día dejaremos de existir, cuanto menos, suele inquietarnos. Sin embargo, hay personas a las que les aterra de tal modo que les impide vivir su día a día con normalidad. Cuando esto ocurre, la persona afectada por este miedo atroz a la muerte padece tanatofobia. Un miedo, en parte natural, pero por otro desadaptativo cuando alcanza niveles demasiado altos de malestar.

La tanatofobia suele ser bastante paralizante para aquel que la sufre. Pensamientos sobre la propia muerte acuden una y otra vez a la mente de forma obsesiva. A pesar de lo natural de la muerte, no logramos entender la razón de su existencia.

Tanatofobia en el día a día

La gente con tanatofobia suele tener pensamientos persistentes sobre el fin de su propia existencia. Lugares como hospitales o cementerios pueden llegar a ser evitados por el “tanatofóbico”. Así como ver películas muy violentas, ataúdes o cualquier tema que tenga que ver con la muerte.

Hombre caminando hacia la luz

Síntomas

Los síntomas que expresan aquellos que padecen tanatofobia son varios:

  • Ansiedad.
  • Pensamientos obsesivos y constantes sobre la muerte. Tanto de la muerte propia como la de los seres queridos.
  • Estados de ánimos depresivos o depresión.
  • Angustia.
  • Conductas de evitación sobre todo aquello que esté relacionado con la muerte.
  • Ataques de pánico.
  • Problemas con el sueño.

¿Qué se esconde detrás de la tanatofobia?

Traumas

Muchas personas con miedo a la muerte han experimentado acontecimientos relacionados con ella que han vivido de manera intensa. Tanto víctimas de accidentes de coche como supervivientes de atentados.

También puede desencadenar este miedo el fallecimiento de algún familiar o presenciar algún acontecimiento relacionado con la muerte, tanto real como ficticio. Incluso una película puede ser la semilla que desencadene ese miedo.

Miedo aprendido

Existen diversas creencias sobre lo que hay después de la muerte. Algunas personas, culturas o religiones afirman que existe la vida eterna. Otras posturas defienden la reencarnación o renacimiento. Y otras creencias defienden que tras la muerte no hay nada.

A pesar de ello, la muerte siempre suele ser inquietante. Si vivimos en una sociedad en la que predomina el miedo a la muerte, será mucho más probable que nosotros también lo tengamos.

En las culturas que creen en el renacimiento, el miedo a la muerte es mucho menos intenso e incluso viven esta vida con la intención de alcanzar un buen renacimiento futuro. Lo que haya o no tras la muerte es creencia de cada cual, aunque es obvio que esta creencia puede provocar un estado más de calma o un estado de miedo.

“Diferentes en la vida, los hombres son iguales en la muerte”.

-Lao-Tsé-

Ocultar la muerte

Una sociedad que oculta la muerte, es una sociedad que no la acepta. De este modo, es poco probable que se fomente una relación sana con este paso tan importante que todos vamos a dar.

A pesar de que las noticias sobre tragedias abunden en las páginas de los periódicos y en los telediarios, tendemos a ocultar nuestra propia muerte. Ver noticias sobre una muerte nos entristece, pero escuchar que un día moriremos, a parte de entristecernos, puede causarnos una gran ansiedad y malestar.

Como postula el equipo de Gala León (2002)“con este intento de ocultación y de negación nos embutimos en ese retroproceso evolutivo (retroprogreso) que nos aboca a estadios menos maduros e inferiores del proceso evolutivo de las actitudes hacia la muerte”.

Hombre preocupado con la cabeza hacia abajo

Disolución de la propia identidad

Otro aspecto importante que se esconde detrás del miedo a la muerte, es la pérdida de nuestra identidad. Una pérdida que, en principio, supone la falta de noción de un “yo” que siente. Atribuimos el morir a dejar de sentir. El “yo” se extingue y todo aquello que habíamos sido deja de ser.

Nos aferramos a un concepto estático de identidad, que por su propia naturaleza, es perecedero. Sin embargo, cuando somos conscientes de que tenemos que soltar este cuerpo y esta identidad, nos invade un miedo que en ocasión nos paraliza.

“La muerte no es más que un cambio de misión”.

-León Tolstoi-

Miedos al final de la vida

El equipo de Gala León (2002) afirma que al final de la vida aparecen una serie de miedos que aumentan el miedo que de por sí podemos sentir:

  • Miedo al proceso de agonía. El simple hecho de pensar que se va a sentir dolor tanto físico como psicológico puede ser causa de agonía para muchas personas.
  • Miedo a perder el control. Cuando llegan nuestros últimos momentos y nuestro cuerpo se va apagando, son los demás los que en ocasiones han de tomar las decisiones por nosotros.
  • Miedo a lo que le ocurrirá a los nuestros tras nuestra muerte. El estado de nuestra familia nos crea gran preocupación. ¿Estarán bien? ¿Sufrirán? ¿Seguirá todo en orden?
  • Miedo al miedo de los demás. Cuando observamos el miedo en los otros, nuestra sensación de miedo puede aumentar.
  • Miedo a lo desconocido. ¿Qué hay detrás de la muerte? ¿Qué se siente antes de partir?
  • Miedo a que la vida no haya tenido ningún significado.

¿Cómo tratar la tanatofobia?

El tratamiento más utilizado para tratar la tanatofobia suele ser la terapia cognitivo-conductual. Se enfoca a un nivel tanto conductual, como cognitivo y fisiológico.

El equipo de Mercedes Bordas (2011), de la Universidad de Sevilla, propone en su artículo una serie de objetivos:

  • Controlar los síntomas de ansiedad. A nivel fisiológico, se trata de controlar aquellos síntomas que aparezcan relacionados con el concepto de la muerte. A nivel cognitivo, se trabajan los pensamientos relacionados con la muerte. También se aplican técnicas de relajación como la respiración o la relajación progresiva.
  • Reducir las conductas de evitación. Se lleva a cabo tanto en imaginación como en vivo.
  • Reducir el nivel de malestar emocional asociado con la vivencia de la muerte y el proceso de morir. La reestructuración cognitiva en este punto resulta fundamental para trabajar el miedo a la muerte.
Hombre en la consulta del psicólogo

Conclusión

A pesar de que la muerte es un proceso más de la vida, no impide que deje de imponer respeto o miedo. Sin embargo, si este miedo es tan intenso en nosotros que nos impide vivir el día a día con normalidad, lo más adecuado será buscar ayuda profesional.

Una buena ayuda nos proporcionará las herramientas adecuadas para que el miedo deje de ser tan incapacitante. De este modo, volveremos a disfrutar de nuestras actividades como siempre habíamos hecho. Lo realmente importante no es morir, sino vivir de forma plena y apreciar cada pequeño regalo que nos ofrece la vida.

“La ausencia de miedo no solo es posible, es el gozo final. Cuando tocas la ausencia de miedo, eres libre”.

-Thich Nhat Hanh-


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.