7 técnicas para definir tus prioridades

¿Sientes que todo en tu vida es importante y que no avanzas en tus metas? Puedes cambiar esta situación utilizando herramientas que te ayudarán a identificar las tareas que aportan a tu felicidad y bienestar. Te explicamos
7 técnicas para definir tus prioridades
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 12 octubre, 2023

Los días constan 24 horas, pero en ocasiones deseamos que fueran más extensos, tal vez 30 horas o más. Las tareas y metas cotidianas se acumulan, y a menudo nos resulta complicado discernir lo esencial de lo secundario. En nuestro afán por querer abarcarlo todo, terminamos el día con una sensación de insatisfacción, lamentándonos: «No logré casi nada de lo que me propuse».

Con frecuencia escuchamos el consejo de «no muerdas más de lo que puedes masticar», pero lo cierto es que no siempre somos hábiles en determinar nuestros propios límites. Pero el tiempo que tenemos es finito, al igual que nuestras energías.

Por esto, saber definir prioridades no solo es un modo de ser más eficientes, también es un mecanismo para mejorar nuestra salud mental. A continuación, exploraremos algunas técnicas al respecto.

Técnicas para definir tus prioridades: ¿las aplicamos?

Hasta no hace mucho, en el campo del desarrollo personal se valoraba la importancia de ponernos metas a largo plazo que fueran significativas y motivadoras. Sin embargo, en los últimos años estamos viendo el coste que tiene el ver cómo fracasamos en nuestro intento por conquistar esos objetivos.

Una investigación de la Universidad Técnica de Darmstadt destaca el efecto que tiene el no poder alcanzar esas metas que nos proponemos. Tal vez, parte de nuestro bienestar emocional esté en ser más flexibles con nuestros objetivos y, sobre todo, en saber definir las prioridades.

Si todo es importante, nada lo es. Si consideramos que todo en nuestras vidas es igual de relevante, es posible que perdamos de vista lo que debería tener prioridad. Como resultado, terminamos sin enfocarnos en lo que de verdad importa.

Para abordar este desafío, es útil aplicar una serie de estrategias que nos ayuden a detectar en qué debemos concentrarnos y qué debemos relegar a un segundo plano.

1. Identificar tus valores personales

La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) se centra en identificar los valores personales y tomar medidas alineadas a ellos, ayudándonos a vivir una vida más significativa y plena. Como se destaca en un artículo difundido en Vertex, una revista argentina de psiquiatría, estos valores son los pilares que deben edificar y dar dirección a nuestras vidas.

El problema es que, en esta cotidianidad tan frenética y demandante, a menudo descuidamos nuestros valores y respondemos por mera inercia, sin evaluar si aquello que estamos haciendo se ajusta a nuestros principios y deseos. Entonces, pregúntate: ¿Qué es lo que realmente me importa, me define y le da sentido a mi vida?



2. Asignar un horario a esos valores

Tus jornadas deben organizarse de acuerdo a tus valores. Pongamos un ejemplo, tienes un trabajo que te define porque representa dos de los valores que más aprecias: justicia y compasión. En este caso, le dedicarás el horario laboral que tienes estipulado.

Ahora bien, si tu valores más significativo son el amor y la familia, organizarás tu día para dedicarles el mayor tiempo posible a esas dimensiones. Porque esas y no otras son tus auténticas prioridades.

3. Diseñar tu propia Matriz de Eisenhower

La Matriz de Eisenhower es una herramienta de gestión de tiempo y de priorización de tareas que fue popularizada por el ex presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower. Este método se utiliza para organizar tareas en función de dos elementos principales: importancia y urgencia.

El esquema se divide en cuatro cuadrantes:

  1. Urgente e importante: Aquí se encuentran las prioridades. Son las tareas que tienen relación directa con tus objetivos a largo plazo, valores personales y metas significativas (es decir, son «importantes»), y que, al mismo tiempo, requieren de tu atención inmediata (es decir, son «urgentes»).
  2. Importante, pero no urgente: Este cuadrante engloba las tareas relevantes, pero que no tienen una fecha límite inmediata. En este caso, debes planificar y programar su realización.
  3. Urgente, pero no importante: Aquí debes colocar las actividades que son inaplazables, pero que no tienen importancia para tus objetivos principales. Si es posible, delégalas.
  4. Ni urgente ni importante: Estas tareas son las que debes eliminar o minimizar, ya que consumen tiempo y recursos sin proporcionar un valor significativo.

Según lo expuesto en un trabajo publicado en American Journal of Pharmaceutical Education , esta técnica resulta útil para ayudarnos a desmitificar la sensación de que todo es urgente, al mismo tiempo que nos facilita el trabajo de diferenciar lo prioritario de lo que puede esperar.

Matriz de Eisenhower para definir prioridades
La Matriz de Eisenhower te permite organizar las tareas de acuerdo a su importancia

4. Aplicar la técnica de las prioridades de dominio

Otra de las técnicas para clarificar prioridades consiste en profundizar en cada una de las áreas vitales y recordar qué es lo trascendental en cada una. Lo ilustramos:

  • Prioridades de trabajo: ¿Qué es lo más relevante ahora mismo en mi trabajo? Por ejemplo, ¿debería centrarme en terminar el informe para la reunión de mañana?
  • Prioridades en las relaciones: ¿Qué aspectos necesito cuidar y darle foco? ¿Pasar tiempo de calidad juntos? ¿Comunicarnos mejor?
  • Prioridades familiares: ¿Qué asuntos debería atender en primer lugar? ¿Apoyar a un miembro en dificultades? ¿Fortalecer los lazos?
  • Prioridades de salud y bienestar: para sentirme bien en cuerpo y mente, ¿qué es lo primordial hoy? ¿Hacer ejercicio? ¿Dedicar tiempo a la meditación? ¿Buscar apoyo terapéutico?

5. Utilizar la técnica de las cucharas: ¿cuándo tienes más energía?

Christine Miserandino enunció la teoría de las cucharas a través de su blog personal al describir su vida con el lupus. Esta lógica nos dice que cada actividad, tarea o responsabilidad consume una cantidad específica de «cucharas», que simboliza nuestra energía y esfuerzo.

Sin embargo, sabemos que nuestra energía es limitada. Necesitamos aprender a administrarla a nuestro favor. En este sentido, es crucial identificar los momentos del día en los que tenemos mayor vitalidad para abordar nuestras prioridades.

Además, es necesario reconocer que, a veces, nuestra mente nos exige hacer más de lo que nuestro cuerpo puede soportar. Por lo tanto, entender y respetar nuestros límites nos permite establecer objetivos más realistas.



6. Ser flexible: tus prioridades pueden cambiar cada día

Nuestras responsabilidades pueden variar de un día a otro, y los imprevistos también jugan un papel importante. Lo que es prioritario hoy puede perder relevancia mañana y viceversa.

Para afrontar estos cambios, es fundamental cultivar una mentalidad flexible que se adapte a estas fluctuaciones. La vida está llena de sorpresas, y ser capaz de ajustar tus prioridades te permitirá lidiar con situaciones inesperadas de manera más efectiva.

7. No titubear al momento de descartar lo irrelevante

Reconocer y eliminar lo accesorio es imprescindible para definir prioridades. No tengas miedo de desprenderte de los asuntos que no agregan valor a tu vida. Aprende a decir «no» a solicitudes y compromisos que no están alineados con tus valores actuales es un acto de amor propio.

Haz lo mismo contigo. Asegúrate de no estar exigiéndote más allá de tus límites y de no ocupar tiempo en aspectos que te tienen sin cuidado.

Sé sincero contigo mismo y descarta lo que carece de importancia.

Vencer la tentación de hacer demasiado lleva práctica

La efectiva integración de las estrategias para definir prioridades demanda dedicación y un sólido compromiso personal. No podemos olvidar que saber qué es lo más importante en cada momento es una habilidad que podemos entrenar.

Para lograrlo, a menudo debemos luchar con nuestras inclinaciones mentales, que muchas veces nos insisten en hacer más de lo que es razonable.

Pero lo cierto es que la cantidad de tareas realizadas no necesariamente se traduce en mayor eficiencia o productividad. En lugar de ello, debemos dirigir nuestra energía hacia lo que de verdad es significativo en cada momento, incluso si eso implica reconocer que, en ocasiones, la prioridad es descansar y tomar un respiro.


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