Terapia de estímulo de la motivación: ¿en qué consiste?

Son muchas las personas que en algún momento de su vida caen en conductas autodestructivas como las adicciones, las autolesiones, etc. La terapia de estímulo de la motivación es un enfoque que busca empoderar a la persona para que tome el control de su vida.
Terapia de estímulo de la motivación: ¿en qué consiste?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 05 mayo, 2022

La terapia de estímulo de la motivación es un enfoque terapéutico muy usado en pacientes con conductas autodestructivas. Es breve y con ella se logra impulsar en la persona un deseo de mejora y de superación, algo esencial para iniciar más tarde, tratamientos psicológicos concretos orientados a cada necesidad concreta: adicción a las drogas, al alcohol, conductas autolesivas, etc.

Muchas veces tenemos a hombres y mujeres que, aún siendo plenamente conscientes de su problema, no encuentran los motivos ni los ánimos para involucrarse en la terapia. Este recurso psicológico busca dar fortaleza y motivación en el paciente para despertar en él sus competencias, valores y fortalezas. Lograr empoderarlos es sin duda un ejercicio de gran utilidad que mediará en el proceso terapéutico posterior.

Por término medio bastan con cuatro o cinco sesiones. Tiempo durante el que se logra una buena alianza entre el profesional y la persona; algo decisivo para emprender ese viaje posterior hacia el proceso de recuperación. Lo analizamos.

Las personas con conductas autodestructivas evidencian una baja autoestima y poca confianza en sí mismos. Empoderarlos para que crean en su capacidad para mejorar y tomar el control de sus vidas, es clave en este tipo de terapia.

Mujer en terapia de estímulo de la motivación

Terapia de estímulo de la motivación: finalidad y técnicas

Antes de definir qué es la terapia de estímulo de la motivación es importante entender primero a quién va dirigida. Saber en qué personas es de utilidad y está avalada su eficacia es decisivo. Para empezar, las conductas autodestructivas hacen referencia, según una investigación de la Universidad de Utah, a una amplia variedad de conductas.

Estas van desde la autolesión hasta comportamientos nocivos, pensamientos suicidas y conductas lesivas para uno mismo. Así, entre las dinámicas más comunes que definen a las personas autodestructivas están sin duda las adicciones. Son actuaciones altamente adversas que no solo atentan contra la integridad de uno mismo.

Además, lo que se aprecia casi siempre es una falta de sentido de la vida, una ausencia de valores, significados y desinterés por el propio bienestar. Por tanto, una finalidad básica que busca esta terapia es promover en la persona la motivación y la sensación de control.

Es lograr que vuelva a tener en mente un propósito existencial ineludible: el de mejorar la situación en la que se encuentra. Veamos por tanto algunas claves para comprender cómo se desarrolla y cuáles son sus técnicas.

Un tratamiento directivo orientado al cambio y la motivación

Esta terapia fue diseñada en 1993 a modo de ensayo clínico para los adictos al alcohol. Los resultados fueron tan óptimos que se decidió mejorar sus bases para aplicarla a más realidades psicológicas. Así, los principios en los que se basa la terapia de estímulo de la motivación, son los siguientes:

  • Parte de la psicología motivacional. El objetivo básico es impulsar la acción, la emoción y la ilusión de la persona para trabajar en el cambio y en su mejora.
  • Emplea técnicas de la entrevista motivacional y un estilo de asesoramiento desarrollado por los doctores William R. Miller y Stephen Rollnick.
  • A la propia entrevista motivacional se le integra un enfoque terapéutico orientado a evaluar las necesidades y comportamientos de la persona. Solo así se puede actuar con base a ellas mediante el diálogo y la confianza.

La empatía como clave de la alianza terapéutica

“Comprendo lo que sientes, siento tu angustia, conecto con tu realidad y te respeto, te escucho, estoy aquí para ti…”. Uno de los pilares esenciales de la terapia de estímulo de la motivación es partir siempre desde la empatía. El profesional debe crear un clima de conexión y aceptación para que la persona pueda confiar.

Solo desde la confianza se puede validar la realidad personal del otro para convencerlo de que puede cambiar, de que en él hay recursos y valías que puede desarrollar para mejorar.

Retroalimentación para reforzar la actitud motivadora

El diálogo y la retroalimentación van a ser una constante en este tipo de terapia. El objetivo es fomentar que la persona recupere no solo la confianza en sí mismo, sino en el convencimiento de que puede dejar a un lado su adicción o comportamiento adictivo.

Cabe señalar que este tipo de terapia puede ser compleja porque muchas veces nos enfrentamos a personas sin ninguna motivación o afecto por ellos mismos.

Por ello, es esencial evitar discusiones, contradecir y aún menos juzgar. El diálogo debe ser siempre dinámico, positivo y constructivo, hábil para desactivar resistencias, enérgico para ilusionar y promover la ilusión por el cambio.

Terapia de estímulo de la motivación y el impulso hacia la autoeficacia

“Puedes hacer frente a esto. No será fácil, no vas a lograrlo en dos días, tendrás momentos duros, pero lo conseguirás porque tienes recursos en ti y te ayudaremos a desarrollarlos”. Si hay una dinámica esencial que impregna la terapia de estímulo de la motivación es favorecer la autoeficacia en el paciente.

Para ello, se deberán trabajar ideas irracionales, indefensiones, reformular fracasos del pasado para promover la necesidad de intentarlo nuevamente. Asimismo, es importante trabajar muchas ideas que a menudo, vienen inculcadas del propio entorno familiar, el que a menudo deja de confiar en el propio paciente cuando estamos en casos de adicción.

Adolescente haciendo terapia de estímulo de la motivación

Duración y pasos posteriores a la terapia

La terapia de estímulo de la motivación tiene una duración de cuatro o cinco sesiones. El objetivo es, como el nombre indica, favorecer la motivación de la persona hacia su recuperación. El trabajo más decisivo y duro llega después momento en el que se inicia esa terapia psicológica ajustada a cada necesidad, ya sea una adicción a las drogas, el alcohol, etc.

Trabajos como los realizados en la Universidad de Massachussets, por ejemplo, indicen en el hecho de que esta terapia reduce incluso la ansiedad e inseguridad hacia el tratamiento posterior. Lo que se logra básicamente es empoderar a la persona para que se comprometa en ese proceso de mejora y sanación. Estamos por tanto ante una estrategia de gran valor.


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