Terapia interpersonal: una nueva forma de ver y tratar la depresión

Terapia interpersonal: una nueva forma de ver y tratar la depresión
Lorena Vara González

Escrito y verificado por la psicóloga Lorena Vara González.

Última actualización: 17 marzo, 2018

Depresión, ese nombre que señala a la tristeza interior más grande, incapacitante y personal; esa misma que muchos no ven asociada al contexto social en el que nos movemos. Lo cierto es que somos seres sociales y el contexto es una parte tan importante de nosotros como lo puede ser la piel. Siguiendo esta línea, actualmente están surgiendo diferentes tipos de intervenciones/terapias que le dan mucha importancia a cómo es la relación con nuestro entorno; una de ellas es la Terapia Interpersonal para la depresión.

En este artículo vamos a explicarte en qué consiste la terapia interpersonal para la depresión, su historia y qué la hace ser tan diferente al resto de intervenciones psicológicas destinadas a terminar con este problema. Además, hablaremos de su eficacia, tanto en los adultos como en niños y adolescentes.

No hay peor sensación que aquella que se produce cuando nos sentimos solos y deprimidos, aunque estamos rodeados de gente.

Características de la terapia interpersonal

La terapia interpersonal fue originalmente desarrollada por Gerald L. Klerman  y su equipo como una terapia para mantenernos alejados de la depresión. Pero una vez analizados los beneficios, se concluyó que además se trata de una terapia que también nos hacía fuertes o más resistentes a otros trastornos.

El poder de la terapia interpersonal radica en que tiene en cuenta los vínculos y relaciones interpersonales actuales y más importantes para la persona, y también, el contexto social inmediato con el que se relaciona.

La TIP conceptualiza la depresión como un conjunto de tres componentes: sintomatología, funcionamiento social y personalidad. Su finalidad es incidir sobre los dos primeros componentes. El modelo terapéutico se focaliza en cuatro problemas interpersonales:

  • Conflictos interpersonales: ya sean familiares, sociales, de trabajo o en cualquier otra situación. Estos conflictos son inevitables ya que se basan en la contraposición de dos o más puntos de vista. Solo se incluirán en la terapia si causan un gran malestar y es la terapia interpersonal la mejor manera de abordarlos.
  • Transiciones de rol: las disputas interpersonales o conflictos de roles se generan a partir de un conflicto: la persona afectada y otra u otras personas significativas esperan cosas diferentes de su función, es decir, hay expectativas no compartidas de cómo se debe de comportar esa persona por ser padre, madre o jefe.
  • Duelos: cuando el malestar de la pérdida es demasiado intenso o dura demasiado tiempo podemos enfrentarnos a un duelo patológico. Para eso la TIP o terapia interpersonal nos ayuda a analizar la pérdida de forma realista, lidiar con nuestras emociones y rellenar ese vacío que nos provoca de manera sana y positiva.
  • Déficits interpersonales: este problema surge cuando la persona no tiene una red social de apoyo adecuada o suficiente, multiplicándose así los sentimientos de soledad y aislamiento. En este caso, la Terapia Interpersonal nos ayudará a encontrar nuestro espacio social, mejorando, entre otros puntos, nuestras habilidades sociales.

Estas variables son tan importantes en relación con la depresión porque, cuando alguna de ellas entra en juego, nos vemos empujados a una “crisis vital”. Estas crisis dan paso a multitud de problemas psicológicos, siendo el más común de todos ellos la depresión. Pero no es la única área en el que esta intervención nos puede ayudar. Por ejemplo, la terapia interpersonal también ha demostrado ser eficaz  en el tratamiento de los trastornos de alimentación.

Dos cabezas unidas para representar la terapia interpersonal

La Terapia Interpersonal en la infancia y la adolescencia

La Terapia Interpersonal se considera eficaz para el tratamiento de la depresión no solo en adultos, sino también en adolescentes. Señalamos este dato porque subraya la importancia de contar con habilidades para manejar las relaciones sociales y las emociones que puedan aparecer a partir de las relaciones que mantenemos con los demás, las que hemos mantenido o las que generemos.

También hay que reconocer que aprender desde jóvenes a gestionar las pérdidas constituye una enorme ventaja vital. Todos, por desgracia, vamos a tener que gestionar pérdidas, con independencia de que estemos o no preparados para ello.

No nos olvidemos de que vivimos en un entorno social en continuo movimiento y adaptarnos a él, saber enfrentarnos a los problemas sociales y entender que nuestras propias emociones se mueven por causas sociales y contextuales, mejorará nuestras estrategias de afrontamiento. La depresión no tiene por qué ser en sí misma un problema personal o interior, sino que puede ser un problema contextual y/o relacional.

Referencias bibliográficas:

Comeche, Mª Isabel; Vallejo, Miguel Ángel (2016): Lecciones de Terapia de Conducta. Madrid: Dykinson.

De Mello MF, De Jesús Mari J, Bacaltchuk J, Verdeli H, Neugebauer R (2005): A systematic review of research findings on the efficacy of interpersonal therapy for depressive disorders. Eur Arch Psychiatry Clin Neurosci 2005;255(2):75-82.

Vallejo, Miguel Ángel; Comeche, Mª Isabel (2016): Manual de Terapia de Conducta en la Infancia. Madrid: Dykinson.

Vallejo, Miguel Ángel (2016): Manual de Terapia de Conducta (Tomo I). Madrid: Dykinson.


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