Los 10 tipos de memoria y sus características

La memoria te permite recordar quién eres y cómo funciona el mundo. En este proceso intervienen diversos mecanismos que interaccionan entre sí. Descubre más acerca de los distintos tipos de memoria.
Los 10 tipos de memoria y sus características
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 01 agosto, 2022

La memoria es una de las funciones cerebrales más útiles y a la vez más fascinantes. Es la que nos permite saber quiénes somos, cuál es nuestra historia y cómo desenvolvernos en el día a día. Esta capacidad para codificar, retener y recuperar datos no siempre funciona de la misma manera: en ocasiones requiere un esfuerzo deliberado y otras veces sucede de forma involuntaria. Algunas informaciones se desvanecen en instantes y otras permanecen en nuestro recuerdo durante años. Por esto resulta muy interesante conocer los diferentes tipos de memoria que existen.

Pocas personas son capaces de recordar eventos que tuvieron lugar en su vida antes de los tres años. Sin embargo, ya desde el útero materno contamos con algún tipo de memoria en funcionamiento que nos permiten ir aprendiendo acerca de nuestro entorno. Si quieres saber más al respecto, te invitamos a seguir leyendo.

Tipos de memoria en función de la duración

Existen diversas clasificaciones de la memoria en función de distintos criterios. El más básico y aquel que todos conocemos es la duración; es decir, el tiempo que permanece la información almacenada y disponible para ser recuperada y utilizada. Así, encontramos las siguientes:

Mente con mecanismos

Memoria sensorial

La memoria sensorial retiene durante un espacio muy breve de tiempo la información que recibimos constantemente a través de los sentidos. Sonidos, olores, imágenes y otros datos sensoriales permanecen en la memoria durante apenas un segundo antes de ser procesados y desvanecerse.

Memoria a corto plazo y memoria de trabajo

La memoria a corto plazo (MCP) nos permite mantener la información disponible durante aproximadamente un minuto. Este es el tiempo que precisamos para analizar lo que ocurre alrededor, comprenderlo y poder reaccionar adecuadamente.

En ocasiones, los datos retenidos en la memoria a corto plazo deben ser manipulados de algún modo, y es aquí cuando la memoria de trabajo (o memoria operativa) entra en juego. Esta nos permite mantener activos los elementos que necesitamos para realizar una tarea mientras la estamos ejecutando. Por ejemplo, cuando sumamos mentalmente el precio de todos los alimentos que hemos comprado en la tienda para determinar si tenemos dinero suficiente.

Memoria a largo plazo

La memoria a largo plazo (MLP) puede almacenar información sin límites de tiempo o de capacidad. Los datos o conocimientos pueden pasar de la MCP a la MLP a través de la repetición (por ejemplo, cuando estudiamos) o mediante la asociación con emociones.

Tipos de memoria en función del contenido

Memoria semántica

Almacena información teórica, que no guarda relación directa con nuestras propias vivencias. Es un depósito de conocimientos generales que incluye vocabulario, hechos y conceptos.

Por ejemplo, nos permite recordar quién es el presidente del país, cuál es la capital de Alemania o qué tipo de animal es un león.

Memoria episódica

Retiene información autobiográfica o referente a nuestras propias experiencias y vivencias pasadas. Esta memoria nos permite recordar quién fue nuestro primer amor, qué hicimos el fin de semana pasado o qué nos regalaron el día de nuestra comunión.

Memoria procedimental

Este tipo de memoria participa en el recuerdo de habilidades y destrezas motoras. Guía nuestra actividad y es la responsable de que podamos conducir, escribir, tocar un instrumento o preparar una receta conocida de forma automática.

Otros tipos de memoria

Atendiendo al nivel de conciencia, podemos distinguir entre:

  • Memoria implícita: no requiere de un esfuerzo consciente para recuperar la información. Por ejemplo, cantar una canción que conoces perfectamente o atarte los zapatos.
  • Memoria explícita o declarativa: precisa de un esfuerzo deliberado para recordar. Por ejemplo, al recuperar un número de teléfono para marcarlo o al responder una pregunta de un examen.

Por otro lado, en función de la dirección temporal, encontramos las siguientes:

  • Memoria retrospectiva: cuando nos desplazamos al pasado para recordar algo que ya sucedió. Por ejemplo, qué cenamos ayer por la noche.
  • Memoria prospectiva: cuando nos desplazamos al futuro para recordar algo que ocurrirá. Por ejemplo, qué día y a qué hora tenemos la próxima revisión médica.
Mujer recordando algo

Los diferentes tipos de memoria interactúan

Aunque a la hora de clasificar los tipos de memoria hagamos distinciones claras, en nuestro día a día estas variantes se solapan e interaccionan entre sí. Por ejemplo, al recordar un evento autobiográfico nos servimos de la memoria semántica para utilizar las palabras y conceptos que nos permiten darle sentido a la experiencia.

En definitiva, se trata de un proceso complejo y fascinante sin el que no tendríamos identidad ni podríamos funcionar en el día a día. Por lo mismo, ejercita tu memoria y mantente mentalmente activo siempre que te sea posible.


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