¿Cómo utilizar las dos manos para activar el cerebro?

Al comenzar a ejercitar la mano no dominante, el cerebro realiza nuevas conexiones neuronales y estimula habilidades que permanecían en desuso.
¿Cómo utilizar las dos manos para activar el cerebro?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 24 febrero, 2023

Los seres humanos nacemos con una organización cerebral determinada. A lo largo de nuestros primeros años, la lateralidad se va desarrollando y, hacia los siete años de edad, el predominio de uno de los hemisferios parece haberse asentado. Utilizar las dos manos para cualquier tarea ya no es una realidad en el adulto.

Desde ese momento, utilizamos prioritariamente nuestra mano derecha (en caso de ser diestros) o izquierda (en caso de ser zurdos). No obstante, emplear las dos manos en nuestras actividades cotidianas puede ayudar a estimular el cerebro.

Si bien es imprescindible permitir que la lateralidad natural se desarrolle sin intervenir, una vez establecida podemos obtener beneficios de ejercitar ambas manos. Si quieres conocer cuáles son estas ventajas y como implementarlas, en este artículo te lo contamos.

¿Qué es la lateralidad?

La lateralidad se define como la tendencia sistemática a emplear uno de los dos lados simétricos del cuerpo y uno de los órganos pares (manos, ojos, piernas…). La mayor parte de la población muestra una preferencia por el uso del lado derecho del cuerpo, mientras que alrededor de un 6 % usa prioritariamente el izquierdo.

Cerebro sobre fondo
La lateralidad es un proceso natural que hace que un lado del cerebro reciba mayor estimulación que el otro.

Cada mitad de nuestro cuerpo (y sus funciones motrices) se encuentran dirigidas por el hemisferio cerebral contrario. Por tanto, los diestros muestran dominancia del hemisferio izquierdo mientras que en los zurdos ocurre al contrario. Esto hace que solo el 6 % de las personas prioricen el uso del lado derecho de su cerebro, según algunos estudios.

De este modo, al ejercitar con mucha más frecuencia una de las mitades de nuestro cuerpo, la otra queda en desuso y no desarrolla la misma habilidad. Pero, además, esto lleva a una gran especialización cerebral de las funciones, en la que un hemisferio cerebral se estimula de forma mucho más activa y frecuente que el otro.

Consideraciones

Se debe tener en cuenta un detalle: la lateralidad es un espectro. Es decir, hay personas puramente zurdas o diestras, pero lo más normal es que se tenga dominancia cerebral diferente para algunas tareas. Seguro que conoces a alguien que escribe con la izquierda y bota el balón con la derecha. O personas zurdas para tocar la guitarra, pero diestras para todo lo demás.

Por otro lado, es importante permitir que la lateralidad funcional se desarrolle de forma natural (no es aconsejable forzar a un niño a utilizar la mano contraria, ya que puede acarrear problemas de diversa índole). No obstante, el ambidextrismo (aprender a usar las dos manos hábilmente) puede traer beneficios tanto físicos como cerebrales.

Beneficios de utilizar las dos manos

En cuanto a ergonomía y confort, ser capaz de repartir la carga de trabajo entre ambas mitades corporales también es beneficioso. Pero no solo eso, comenzar a utilizar las dos manos puede ayudarnos a desarrollar y estimular nuestras capacidades cerebrales.

Ser ambidiestro mejora la simetría en los movimientos y el desempeño atlético, por lo que tiene evidentes ventajas para quienes practican deporte o danza. El hemisferio izquierdo parece estar más relacionado con el control de funciones analíticas, mientras que el derecho está más relacionado con la creatividad.

Niña escribiendo en una pizarra con las dos manos
El uso de ambas manos desde edades tempranas trae múltiples beneficios, sobre todo en em ámbito artístico y deportivo.

No obstante, investigaciones recientes indican que el correlato neurológico de la creatividad artística es común a muchas disciplinas. De hecho, la creatividad literaria y el dibujo compartían redes neuronales tanto en el hemisferio izquierdo como en el derecho.

Esta mayor funcionalidad y coordinación ente los dos hemisferios resulta más importante en caso de lesión cerebral. Una persona ambidiestra tendrá más repartida la destreza, por lo que, a priori, el daño en uno de los hemisferios ocasionaría menos limitaciones.

Así, cuando la lesión cerebral ocurre, la reorganización cerebral resulta imprescindible, pero no es necesario esperar a una situación tan drástica para comenzar a potenciar nuestra flexibilidad y capacidades.



Formas de utilizar las dos manos

Para obtener control sobre la mano no dominante el cerebro ha de crear nuevas conexiones neuronales. Estas serán las que propiciarán los cambios y te otorgarán un nuevo enfoque, despertando o potenciando habilidades que permanecían en desuso. Para lograrlo no es necesario realizar cambios muy drásticos. Ejemplos serían:

  • Adquirir buena habilidad con tu mano no dominante requiere tiempo y práctica. No implementes los ejercicios en los que el rendimiento sea muy relevante. Tampoco entrenes en momentos de ansiedad, ya que los fallos pueden aumentar esta de manera exponencial.
  • Efectúa pequeñas adaptaciones. Si generalmente abres las puertas, cierras los cajones o bajas la persiana con tu mano derecha, prueba a hacerlo con la izquierda.
  • Poco a poco practica tareas más complejas. Puedes entrenarte para coger el cubierto, ducharte o fregar los platos con tu mano no dominante. Pintarse las uñas también es un buen ejercicio bilateral.


La práctica y la paciencia son fundamentales

Sé constante y paciente. Piensa que estás aprendiendo nuevas habilidades, tal como lo haría un niño. Por ello, los resultados llegarán con la práctica.

Ten en cuenta que, aunque esta sea gradual, los progresos no lo son. Lo normal es que con poco “entrenamiento” veas resultados más o menos destacados. Sin embargo, a medida que adquieras habilidad, el proceso de ganancia también se irá enlenteciendo.

Piensa que, si tu mano dominante “lleva décadas haciéndolo todo”, la otra requerirá tiempo para alcanzar el nivel. La práctica es la clave.


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