¡Que jueguen libres!

El juego es una de las actividades más importantes en la vida de un niño. ¿Quieres saber el porqué de su importancia y cuáles son sus efectos a nivel cognitivo?
¡Que jueguen libres!
Bernardo Peña Herrera

Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña Herrera.

Última actualización: 06 agosto, 2023

La vida moderna, con ambos padres trabajando, con poco tiempo para dedicar a los hijos, ha modificado la vida de familiar. Entre estos cambios, encontramos que, en muchas ocasiones, para llenar el tiempo de los niños se los apunta en un gran número de actividades extraescolares. Una de las consecuencias es que los niños cada vez juegan menos, y el juego durante sus primeros años es una parte fundamental de su aprendizaje y, por lo tanto, de su desarrollo. ¡Que jueguen libres!
El juego es la manera en que los niños aprenden acerca de sí mismos y de su relación con el entorno. El juego les proporciona un medio libre de estrés en el que pueden practicar nuevas habilidades. Y, por supuesto, asumir riesgos, expresarse y explorar la creatividad, la independencia, la curiosidad y la resolución de problemas.

Gracias al juego los niños van aprendiendo a través de la interacción significativa con el entorno. Para un niño, el juego es superación de retos y diversión, aprendizaje de nuevas formas de hacer las cosas. Desde la perspectiva de los adultos, también es un medio para desarrollar y practicar habilidades que serán necesarias en el futuro, como los comportamientos sociales, las habilidades motoras y capacidades cognitivas

Beneficios del juego

Niños jugando al médico

1. Motivación intrínseca / unidad interna

Podemos reconocer a un niño involucrado en el juego cuando está prestando más atención al proceso y no al producto del juego en sí. ¿Qué significa esto? Por ejemplo, un niño que se sienta sin ningún reparo aplastando un elaborado castillo de arena que acaba de hacer. Esto se debe a que la realización del  castillo de arena tiene un valor mucho más alto para el niño que el producto acabado.

2. Control Interno

Pensemos algo: el juego es una situación única para el niño, ya que le permite disfrutar de un momento propio, de un espacio en el que puede ejercer algún control sobre la actividad que realiza, lo que no sucede en la mayoría de los aspectos de su vida en los que se ve controlado por los adultos.

3. La libertad para salir de la realidad

Los niños dedican una intensa concentración y atención a la actividad de juego. Durante este proceso de concentración en el juego, el niño se vuelve relativamente ajeno a las estructuras externas. Muchos profesionales de la salud utilizan el juego como herramienta terapéutica en su trabajo con niños

¡Que jueguen libres!

Niña feliz jugando al aire libre

Es importante pararnos a pensar qué es lo que queremos para nuestros hijos, y dejar de sobreprotegerlos. O bien, dejar de sobre-estimularlos con una excesiva cantidad de actividades.

No hace falta que sean los más listos, que hablen varios idiomas, que sean pequeños chefs y que, además, jueguen al ajedrez a nivel de competición… ¿Por qué no permitimos a los niños ser niños? Jugando van a potenciar su curiosidad y hasta llegar a descubrir y fortalecer sus talentos particulares.

Jugar en grupo

Es básico permitirles que jueguen con otros niños, siempre que sea posible. Está claro que la televisión y las consolas no fomentan su imaginación porque son juegos pasivos. Cuando juegan afuera, al aire libre y con sus amigos, no existen límites para su imaginación. Los niños a quienes se les brinda un espacio de libertad crean sus juegos, definen su propia dinámica e incluso establecen algunas reglas por consenso con sus pares.

Si quieres que la creatividad y la imaginación de tus hijos pequeños continúen creciendo, bríndales muchas oportunidades para jugar libremente, tantas como sea posible. En cuanto a los juguetes, proporciónales algunos que sean sencillos y con los los niños puedan ensayar, aportar, poner, cambiar, arrojar, inventar, quitar, imaginar…

En fin, se trata de que el protagonista sea el niño, que sea él quien dirige el juego y que el juguete solo sea una mera herramienta. Y recuerda: ¡Que jueguen libres!


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