Acompañar a crecer, un desafío actual con visión de futuro
Actualmente muchos padres permiten hacer casi todo a sus hijos y parece que no existen los límites, o no se sabe cómo estar ahí e imponer límites y normas, a la vez que cariño. Con el estilo laissez faire piensan que están ayudando a su hijo a desarrollarse mejor como persona, pero en realidad no es así. El niño, por su etapa vital y su corta existencia necesita referencias claras, certezas, apoyo y amor. Acompañar a crecer a tu hijo/a es un proceso complejo.
Un ejemplo concreto puede ser cuando el niño tira algo a propósito o hace algo fuera de lugar y los padres lo “premian” de alguna manera, mostrando lo divertido que es su niño. En esos casos el niño está probando los límites y hasta dónde puede llegar. Si no se hace nada al respecto, la conducta normalmente suele empeorar.
Llegados a este punto parece que la cuestión para que el niño se desarrolle mejor es ser más riguroso, pero no es así. No hay que resolverle absolutamente todo al niño. Como decía Montessori: “Toda ayuda innecesaria es contraproducente”. Por otro lado, evitar a toda costa contrariar al niño o evitar que, en alguna situación, se frustre, lejos de ser una tragedia, puede ayudarle en su desarrollo.
Acompañar a crecer, un desafío actual con visión de futuro
Los límites son necesarios
Hay que establecer límites, con cariño pero siendo firme. Por ejemplo, si el niño intenta golpear un florero, se le puede decir con firmeza y calidez al mismo tiempo “no hagas eso porque puedes romperlo, mojar el suelo y hasta hacerte daño. Además, ¿quién tendría que recogerlo?” El niño entenderá el límite y lo más seguro es que no lo vuelva a hacer, porque ya se le explicó por qué no hacerlo. Es importante hablar con ellos y explicarle el porqué de las cosas.
En un artículo anterior explicamos dos tipos de comunicación, la abierta y la cerrada. Cuando ejercemos una comunicación abierta, el niño puede entender fácilmente lo que puede hacer y hasta dónde llega el límite. De esta manera, se evitan los problemas por inculcarle la culpa o el miedo como parte de una estrategia más autoritaria.
Existen innumerables situaciones en las que los padres se ven forzados a decir “no” a sus niños. La cuestión no está en hacerlo o no, sino en cómo se hace. Por ejemplo, si el niño no quiere ir al colegio porque le resulta verdaderamente una pérdida de tiempo y aburrido existen dos formas de lograr que vaya.
- La primera es “o vas al colegio o estás castigado“
- La segunda es “mira, puedes no ir al colegio, pero si no lo haces estarás en casa solo, perderás la oportunidad de encontrar nuevos amigos y de aprender cosas nuevas”
Esa segunda frase es mucho más probable que motive al niño para ir al colegio.
Acompañar al niño en su crecimiento lo ayudará a crecer sabiendo lo que quiere
La clave del acompañamiento es dejar que el niño haga las cosas que le gustan y no frustrarle los sueños que tiene. Pero siempre viendo la manera adecuada de encauzar sus virtudes dentro de unos límites. Si el niño está motivado a estudiar música ¿por qué no alentarle esa vocación? Es importante motivarle desde pequeño que haga las cosas que le gustan, que le apasionen.
Por tanto, lo más importante es que, desde pequeñas, las personas se encuentren acompañadas por sus padres. También, con normas y límites claros, y que se le fomenten sus deseos y vocaciones.
En conclusión, acompañar a crecer es el mejor legado que un padre puede transmitirle a su hijo. No sólo por la formación que tendrá el niño, sino también por la transmisión de enseñanzas que en un futuro les dará a sus hijos.