Escuchar con los cinco sentidos
Tenemos cuatro formas distintas de intervenir en la comunicación, hablar, escuchar, leer y escribir. No sé si os habéis parado a reflexionar sobre el hecho del mucho tiempo que dedicamos cuando somos niños, o que dedican nuestros maestros y padres, a aprender a hablar, a escribir, a leer, y el poco, por no decir nulo, tiempo que utilizamos en aprender a escuchar.
Se da por sentado que escuchar es eso que hacemos cuando no hablamos y puede que esta afirmación no sea muy cierta del todo, como vamos a ver.
Además si os planteo ¿Cuál de estas cuatro habilidades comunicativas es la más provechosa, la que más nos aporta a lo largo de la vida? Sin lugar a dudas contestaríais que escuchar y, si queréis, después leer, porque leer y escuchar son cosas parecidas, la única diferencia reside en que cuando leo no puedo preguntar al autor sobre las dudas o inquietudes que me genera su texto, mientras que sí puedo hacerlo cuando escucho.
Escuchar me aporta el conocimiento del otro, me enriquece, me potencia, ayuda a mi desarrollo como persona.
Si a estas alturas he conseguido convenceros de lo importante y productivo que es escuchar, es posible que estéis dispuestos a plantearos una pequeña reflexión sobre cómo logar ampliar esta herramienta tan útil para vuestra vida.
Cuando hablo de escuchar, hago referencia a vaciarme por dentro, a volverme un contenedor esperando ser llenado, a abrir todos los canales de entrada, oído y vista fundamentalmente, pero sin despreciar los otros. Para escuchar tengo que silenciar ese dialogo interno que siempre me acompaña, ¿Cómo podré escuchar lo que dice otro si no paro de hablar conmigo mismo?
Debo esforzarme por entender, por comprender la persona que habla dice. No hablo de aceptarlo o de compartirlo, es posible entender lo que piensa otra persona y no estar de acuerdo con lo que dice, pero comprended que si nosotros estuviéramos en sus zapatos, es posible que viéramos y sintiéramos de esa forma. Escuchar es un acto de respeto a través del cual nos conectamos con la mente y el corazón de otro ser humano.
Pienso que es algo tan relevante que debo elegir a quien escucho. Igual que no leo todos los libros del mercado, ni veo todas las películas, también determino a quien escucho de forma plena, a quien merezca la pena según mi criterio.
Os aseguro que no hay mejor regalo que sentirse escuchado.