Si quieres cambiar las cosas, no hagas siempre lo mismo

Si quieres cambiar las cosas, no hagas siempre lo mismo
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 15 febrero, 2022

Todos solemos tener una persona cercana que se está quejando constantemente y se suele resistir a cambiar. Quejarse cuando algo sale mal es normal, pero cuando la inconformidad es siempre por el mismo motivo, ya es uno mismo el que está fallando. Si algo no funciona y se sigue haciendo lo mismo, seguirá sin arreglarse.

Las personas solemos  insistir en las mismas soluciones con sus consiguientes reglas, ante diferentes problemas. Es decir, terminamos haciendo siempre lo mismo. Porque consideramos que, si algo funcionó una vez, ¿por qué no habría de funcionar de nuevo? Pero cada dificultad o cada problema es individual. Es decir, tiene sus particularidades, sus relatividades. Por eso, al final, tendemos a “malenfocar” una dificultad favoreciendo que se complique sobremanera. Y, por consiguiente, nunca cambiamos. 

El caso inspirador

Voy a contar el caso de la persona que ha inspirado este post. Eso si, anónimamente. Resulta que tenía un grupo de amistades con los que salía a menudo, pero no le gustaban ciertas cosas. Cuando quedaban siempre llegaban tarde, no eran muy responsables y también muchas veces cuando planeaban algo, a última hora lo cancelaban y no le daba tiempo a volver a planear cosas nuevas.

Muchísimas veces me lo contaba y se quejaba siempre de lo mismo. Y yo le preguntaba: “¿has pensado en conocer a gente nueva y cambiar de amistades?”. Le sentaba mal que le hiciera esta pregunta, porque decía que eran muy buenas personas, que los conocía de hace muchos años.

Yo le decía: “tienes razón, pero por muy buenas personas que sean, tú estás siempre disconforme con la manera que tienen de actuar. Son impuntuales por naturaleza y cuando cancelan algo no te avisan con la antelación suficiente para que puedas organizar otros planes”.

Mujer aburrida hablando con su amiga

Se quedaba pensativa. Por un lado, le apetecía conocer a gente nueva, pero se aferraba a lo conocido. Volver a empezar en cualquier ámbito es costoso, ya sea a nivel laboral, personal o social. Pero, si algo no nos convence, merece la pena explorar caminos nuevos.

Inamovilidad

La chica continuamente venía a contarme lo mismo. “Hoy íbamos a ir a explorar un pueblo todo el día, salí de casa con la mochila preparada y, por el camino, me llamaron por teléfono para decirme que les había surgido un imprevisto y no podían venir”. Nuevamente le recordé si estaba dispuesta a seguir dando una oportunidad a la misma gente. Y le pregunté: ¿cuántas veces vas a seguir decepcionándote por lo mismo?,

Ella seguía defendiendo a sus amistades, contaba que tenían razones para no poder asistir y para llegar tarde. Pero, por mucho que le dijeran, por mucho que puedan surgir imprevistos, una persona con integridad te avisaría con la antelación suficiente para que no te causara molestias.

Al final… Frustración

Al cabo de unos años por fin se dio cuenta de que esas amistades eran muy diferentes a ella y que se merecía personas que le ofrecieran lo mismo que ella daba. Esto es, integridad, responsabilidad y palabra.

Ahora ya tiene nuevas amistades, antes de dar con las buenas pasó por muchas con las que no congeniaba, pero para encontrar algo hay que pasar por ese proceso, muchas veces me dice “cómo no me di cuenta antes, qué diferencia, me pasaba los fines de semana quejándome y frustrada por las malas acciones de otras personas, ahora he encontrado a gente diferente”.

Amigas compartiendo un café

Ella siempre esperaba que sus amistades cambiaran, y muchas veces lo que falla no es el exterior, es uno mismo el que no toma responsabilidades. Las cosas no cambian solas. No podemos culpar a otras personas por ser como son, lo que sí podemos hacer es escoger.

Toma la iniciativa

A veces, aunque lleves teniendo a una amistad con una persona más de una década, lo más conveniente para ti mismo es no seguir con esa “falsa amistad“. Simplemente por el hecho de que no te hace feliz, de que ya con esa persona no es lo mismo, de que, faena tras faena, te has desencantado… Es entonces cuando tienes que tomar decisiones, aunque duelan. Pero que, seguramente, te abra, sin tu saberlo, nuevas puertas y ventanas.

En la vida hay infinidad de oportunidades. Si estás en un sitio que no te convence, ponte en marcha para cambiar de camino. Hay muchísima gente atrapada en trabajos que no les gustan nada. En amistades que no les aportan nada positivo, en matrimonios donde no hay amor y cada día es un calvario. Empezar de nuevo es un trabajo costoso y requiere de mucha constancia, pero intentarlo no tiene precio.

Recuerda que si tú no tomas la iniciativa para cambiar algo, no cambiará solo. El destino no está escrito, se va moldeando en base a nuestras acciones. Hay un mundo de posibilidades ahí fuera, aprovéchalo y no te conformes con lo que no te haga feliz.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.