¡Gánale a la ansiedad con emociones positivas!

¡Gánale a la ansiedad con emociones positivas!
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Yamila Papa

Última actualización: 26 mayo, 2015

“Vive como si fueras a morir mañana y aprende como si fueras a vivir para siempre”.

Mahatma Gandhi

Cuando algo importante nos está a punto de suceder (o queremos que ocurra), la ansiedad suele intentar aparecer y en nuestras manos está que lo haga con una mayor o menor intensidad.

¿De qué manera podemos ponerle un freno a esta sensación o reacción? ¡Con pensamientos positivos! No dejes que la ansiedad te afecte en tu vida cotidiana, sigue disfrutando de tu día a día y sobre todo, del tiempo presente, que como su nombre lo indica, es un regalo.

 

La ansiedad, esas ganas de viajar al futuro

 

Si pudiéramos tener una máquina que viaje al mañana, ¡Cuántos nervios ahorraríamos! Eso es cierto, pero también es verdad que no estaríamos disfrutando de nada. Claro, porque más allá de llegar a la meta, el tiempo del recorrido es con lo que realmente contamos.

Imaginemos un objetivo cualquiera (casarse, graduarse, que nazca un hijo) como el destino elegido para nuestras vacaciones. Apenas subimos al medio de transporte elegido para llegar al lugar (proponer matrimonio, empezar a estudiar, quedar embarazada), ya queremos poner un pie en la playa, la montaña o donde sea que hayamos decidido ir.

¿Qué pasa con el trayecto en avión, tren o coche? ¡Queremos que pase lo más rápido posible (sobre todo si son muchas horas)! Pero, el viaje también forma parte de las vacaciones.

Por lo tanto, la organización de la boda, estudiar para rendir los exámenes o el crecimiento del niño en el vientre son momentos hermosos que vale la pena disfrutar, porque después, no volverán a ocurrir de la misma manera. Claro que podemos volver a casarnos, estudiar otra carrera o tener un segundo bebé, pero ya no será lo mismo.

Si aprendiéramos a dominar la ansiedad, todos los viajes serían hermosos, entretenidos y los aprovecharíamos al máximo. Cuando estamos ansiosos y nerviosos, es porque tenemos un “exceso” de deseo sobre el futuro, porque pensamos que lo actual, el hoy, no es importante, sino el medio para llegar a ese otro destino.

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En realidad, la felicidad desaparece de nuestras vidas cuando la ponemos constantemente delante de nuestro presente.

Seré feliz cuando me case, cuando me gradúe, cuando nazca el bebé. ¿Por qué no ser feliz ahora mientras organizamos la lista de invitados, leemos un apunte o vamos a hacernos una ecografía? La ansiedad es el mecanismo inconsciente que tenemos para prevenirnos de algo que está amenazándonos.

Esto quiere decir, que pensamos que lo que pasa hoy en día no es lo que buscamos, sino que aquello que pasará mañana es lo que cuenta. El exceso de ansiedad puede evolucionar hacia una patología crónica, o mejor, dicho, volvernos unos ansiosos todo el tiempo, por cualquier cosa.

Comerse las uñas, fumar más, arrasar con la comida que hay en la nevera, no poder dormir, tener problemas para concentrarse en el trabajo o estudio, no prestar atención a nada de lo que nos digan o pasa por delante nuestro, la caída del cabello, las ojeras, las taquicardias… pueden ser todos síntomas de un problema de ansiedad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que para el año 2020, tanto la ansiedad como la depresión y el estrés serán tres factores esenciales a la hora de entender cómo se desarrollan las enfermedades. Solo estarán por encima en cuanto a nivel de frecuencia y riesgo, los problemas cardiovasculares. Pero cuidado, también una gran parte de ellos aparecerán por culpa de estos tres estados.

Recordemos que en sí no son negativos, el problema está cuando son muy intensos o cuando permanecen en el tiempo.

Los médicos indican que no toda ansiedad es mala, hay que saber regular la dosis nada más. Un bajo nivel de ansiedad, por el contrario, también es negativo para nuestra vida, porque no nos permite mantener un enfoque en lo que hacemos, no tenemos una visión hacia el futuro, no podemos planificar nada, no tenemos una meta, etc.

Entonces, ¿De qué manera manejamos los niveles de ansiedad?

En primer lugar, entendiendo que el futuro, tarde o temprano, llegará. En segundo término, recordando que lo que hacemos hoy nos ayuda a estar en ese sitio mañana. El tercer aspecto está relacionado con el disfrute de cada día.

No olvides que nada ni nadie podrá devolverte el tiempo perdido. ¿De qué te sirve estar pensando en mañana si todavía no disfrutaste del hoy?

 


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.