La escritura terapéutica

La escritura terapéutica
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 06 agosto, 2023

Ya desde la infancia, muchos niños empezamos a escribir nuestros pequeños secretitos en diarios. La necesidad de plasmar los pensamientos por escrito nace desde bien temprano y es altamente positivo. Los beneficios de la escritura terapéutica son múltiples, ordena las ideas ayudando a tomar decisiones y minimiza el estrés, ya que escribir es parecido a hablar. Y sirve de desahogo.

Siempre es mejor hablar y sacar hacia afuera los sentimientos y vivencias negativas. Pero, a veces, sencillamente no es posible. O bien porque no nos decidimos a acudir a un profesional de la psicología o no contamos con personas de confianza que nos puedan entender. Es entonces cuando escribir puede convertirse en un proceso de mejora terapéutica.

“Los que pueden actúan, y los que no pueden, y sufren por ello, escriben.”

-William Faulkner-

Nunca debería de ser el sustitutivo de hablar, pero, si no es posible hacerlo por cualquier motivo, escribir es una buena opción. Además escribir hace que salga hacia afuera la negatividad, que, en el caso de no escribirlo ni hablarlo, se quedaría interiormente y dañarte. Además, al cabo del tiempo suele salir de forma abrupta, en forma de ansiedad, estrés o enfermedad.

Hay infinidad de casos de tensiones interiores que se transforman en dolores físicos. Como dolores de cabeza, migrañas, distorsiones en la vista, dolores de espalda, problemas estomacales, subidas o bajadas de la tensión arterial, palpitaciones, mareos, etc.

Hombre escribiendo

Por ello es importante que cada persona exprese de alguna manera los problemas que tiene en su vida diaria y sacar hacia afuera todo lo que lleva por dentro. A la larga, si nos guardamos las negatividades, acabarán saliendo de alguna manera en forma de malestar físico. Es la llamada psicosomatización. 

“La palabra es lo más bello que se ha creado, es lo más importante de todo lo que tenemos los seres humanos. La palabra es lo que nos salva.”

-Ana María Matute-

Cómo llevar a cabo la escritura terapéutica

La escritura terapéutica es escribir sin preocuparse de la estética. La gramática y la forma de expresión, en estos casos, han de cuidarlos, pero son lo de menos. De hecho, si estamos atentos a que quede escrito de una manera correcta no funcionará. No vamos a enseñarlo ni a publicarlo. Por lo tanto, lo único importante es dejar que salga todo de forma natural.

Mientras se va escribiendo, se pasa por diferentes estados emocionales. Y es bueno dar rienda suelta a esas emociones y expresarlas tal y como vienen, sin miedo.

Persona escribiendo en una libreta

Si tenemos parones donde no sabemos qué decir podríamos estar bloqueados. A menudo, depende de la situación por la que hayamos pasado, la mente se resiste a expresar las cosas porque intenta protegernos del dolor que causa recordar el suceso. Ante ello, hay que tener paciencia e insistir varios días seguidos para seguir completando el escrito.

Lo positivo de la escritura terapéutica es que no hay restricciones. Muchas veces, cuando tenemos que contar un problema a alguien de confianza, nos dejamos cosas por vergüenza o por miedo. Pero en la escritura estamos a solas con nosotros mismos y sabemos que, una vez terminemos de escribir, nadie lo verá porque lo borraremos o romperemos el papel.

No hay que guardar estos escritos para releerlos, es recomendable que una vez escrito nos deshagamos del texto, ya que, volverlo a leer podría liarnos en vez de ayudarnos. Cada sentimiento expresado forma parte de un momento de ebullición emocional, por lo que no se puede tomar como válido para otros días. En el escrito sería positivo analizar cómo nos afectó en su momento el acontecimiento negativo y cómo nos sentimos ahora, así diferenciando que son etapas diferentes podremos ir viendo si se produce una mejora.

Pensamientos nuevos después de la escritura

Uno mismo, después de haberse desahogado y plasmado todo lo que siente por escrito, pasará por el proceso de buscar soluciones y tener ganas de superarlo. Habitualmente, después de estar unos días desahogando el conflicto y el malestar que sentimos, se avanza hacia otra etapa en la que aparecen nuevos pensamientos.

Como ya hemos soltado todo lo malo y hemos desahogado, el interior se va limpiando del pasado y se produce un efecto de mirada hacia el futuro y búsqueda de soluciones. Como todo ya ha sido sacado hacia afuera, no queda lugar para lamentos, frustraciones. Porque ya están fuera. Ahora solo queda aceptarlo y empezar de nuevo a vivir nuevas experiencias.

“Cuando escribo, lo único que sé es que sufro de dolor, de esperanza, de alegría; sé que estoy sufriendo y que necesito decirlo.”

Jaime Sabines-

Como todo, tiene su parte negativa

Mano haciendo escritura creativa

No siempre la escritura puede servir de ayuda. Como todo, depende de cómo se aplique y si la persona cuenta con la capacidad de ayudarse a sí misma.

Puede haber casos de personas que han utilizado la escritura para ahondar más en lo negativo y lamentarse una y otra vez por lo ocurrido. Culpabilizándose, sin esperanzas y hundiéndose más. En estos casos la escritura puede ser una mala práctica, porque la persona no avanza ni aprende de los errores, se limita a escribir la vida negativa que tuvo y no hay lugar para el crecimiento ni esperanza.

Para detectar si es la escritura terapéutica o no es importante analizar qué sentimientos teníamos los dos o tres días iniciales de la escritura y qué sentimientos tenemos en el presente. ¿Han mejorado? ¿Hay lugar para la esperanza? ¿Vemos con positividad el futuro? En caso negativo, necesitaríamos ayuda exterior para cerrar la etapa negativa y empezar a caminar hacia adelante con esperanza.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.