El síndrome del impostor

¿Has logrado un buen puesto y sientes que eres un auténtico fraude? ¿No te atreves a iniciar ciertos proyectos porque opinas que eres alguien incompetente? Te explicamos a qué se debe tales percepciones y qué hacer al respecto.
El síndrome del impostor
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 02 octubre, 2023

David Bowie contaba en sus entrevistas que solía despertarse con frecuencia pensando que era un fraude. Sus éxitos, en su mente, se debían solo a la casualidad. Lo mismo le sucede a Lady Gaga que, de vez en cuando, se percibe aún como esa adolescente que, víctima del bullying, dudaba de sus valías. El síndrome del impostor es como una maldición que opaca todo talento.

No te extrañará saber que esta experiencia psicológica aparece en una parte significativa de la población. Sin embargo, es mucho más frecuente en el sexo femenino. La percepción de que en cualquier momento alguien se dará cuenta de tu incompetencia es algo agotador. Si te sientes identificado y percibes que tal realidad limita tu vida, te proponemos conocer más datos a continuación.

«Nunca descartes cualquier cosa que hayas logrado y la justifiques como si fuera suerte. No tienes suerte: eres un trabajador capaz. Jamás te cuestiones»

~ Charlene Walters, Launch Your Inner Entrepreneur (2021) ~

¿Cómo sé si tengo el síndrome del impostor?

Es cierto que has oído hablar muchas veces de esta condición. Sin embargo, es conveniente matizar que no conforma ninguna entidad clínica recogida en el DSM-V. Como bien señalan en el Journal of Mental Health and Clinical Psychology, constituye una realidad psicológica en la cual, asumes que tus éxitos se deben a factores externos como la suerte o la ayuda de otras personas.

Es decir, no es que te sientas como un auténtico incompetente, lo que crees es que tus logros no son resultado de tus valías, sino de la mera casualidad. Algo así te sitúa en un plano de angustia persistente. Te asusta que, en cualquier momento, se descubra que eres un fraude, alguien que está en un lugar que no merece. Veamos ahora sus características.



Síntomas que presenta

Te interesará saber que este término fue acuñado por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978, en la revista Psychotherapy. Fue aquí donde ya se señaló que el síndrome del impostor era más frecuente entre las mujeres. Asimismo, aunque es cierto que puede manifestarse en un abanico muy amplio de síntomas, estos son las más frecuentes:

  • Inseguridad crónica: «¿y si fracaso?», «¿y si lo intento y se dan cuenta de que estoy aquí por casualidad?». Esta realidad psicológica se acompaña de dudas constantes sobre tus capacidades y logros. No importa que haya una clara evidencia de tus habilidades, siempre te boicoteas.
  • Atribución externa de éxitos: si hay una sensación que te acompaña es la de creer que no eres responsable de tus logros. Asumes que todo lo que has conseguido por ayuda ajena o por casualidad.
  • Miedo al fracaso: el miedo a fracasar te paraliza. Te aterra cometer errores o no estar a la altura de las expectativas. Esto te puede ye puede llevar a la procrastinación y la evitación de desafíos.
  • Perfeccionismo extremo: el perfeccionismo es una característica nuclear en esta condición psicológica. Buscas la excelencia y la perfección excesiva en todo lo que haces y, cuando no puedes alcanzarla, te sientes como un auténtico impostor. Esto puede llevarte a altos niveles de estrés y autoexigencia.
  • Comparación constante: otra tendencia que te define es la de compararte con los demás, en especial, con aquellos que consideras más exitosos o talentosos que tú. Tal tendencia desgastante refuerza aún más tu percepción de insuficiencia.
  • Autosabotaje: para que el mundo no descubra que eres un supuesto impostor, evitas asumir roles de liderazgo. También esquivas oportunidades de crecimiento profesional. Tu tendencia al autosabotaje es algo que llevas a cabo de forma inconsciente.
  • Ansiedad y estrés: los pensamientos debilitantes que acompañan a esta condición son el combustible perfecto para la aparición de la ansiedad y el estrés. Todo ello puede tener un impacto negativo en tu salud mental.
Cuando sufres el síndrome del impostor vives más tenso, con mayor ansiedad y temor a cometer errores. Esto incrementa la mala calidad de vida y hasta el avance en tu vida personal y profesional.

¿Cuál es el origen?

Es muy posible que te sientas identificado con todo el espectro de características señaladas. Ahora bien, si te preguntas por el origen del síndrome del impostor, cabe señalar que es un fenómeno psicológico complejo y multifacético. Por lo general, se integran desde factores personales, sociales y ambientales. Te los describimos:

Factores educacionales

¿Tienes o tenías unos progenitores autoritarios? ¿Creciste en un entorno educativo basado en la exigencia? Los mensajes críticos o negativos recibidos en la infancia de figuras de autoridad pueden mediar en esta realidad. Tal contexto de presión y devaluación pudo hacer que fueras más propenso a desarrollar una baja autoestima y a dudar de tus habilidades.

La revista Children, por ejemplo, realizó una investigación en esta materia. Se detectó una relación significativa entre la paternidad y maternidad autoritaria con el desarrollo de estos sentimientos de forma temprana en niños y adolescentes. Es algo muy aniquilante, no hay duda.

Perfeccionismo desadaptativo y ansiedad

Querer hacer las cosas bien es comprensible, obsesionarse en la perfección puede ser patológico. No te sorprenderá saber que este es otro factor que explica la aparición del síndrome del impostor. Una publicación, en Current Psychology, ilustra en un interesante trabajo este vínculo.  El perfeccionismo desadaptativo media en esta condición, sobre todo, si se acompaña de ansiedad y baja autoestima.

La cultura del logro

¿Cómo negarlo? Vivimos en una sociedad en la que el valor de una persona se define por sus logros. Esa presión es tan elevada que una parte significativa de la población acaba por desarrollar el presente síndrome. La necesidad de demostrar eficacia, éxito y elevada competencia, incentiva en ciertos casos el desarrollo de la inseguridad y la autoevaluación negativa.

Experiencias de fracaso

¿Has decepcionado a alguien tras cometer un error grave? ¿Quedaste en evidencia? Las personas que vivieron un fracaso en el pasado pueden desarrollar una inseguridad crónica en sí mismas. Dejan de confiar en sus valías, las ponen en duda y les acompaña de forma constante el temor a una nueva experiencia adversa.

Cómo puedes superar esta realidad psicológica

A la hora de abordar el síndrome del impostor, lo ideal es trabajar en tus cogniciones y creencias. En aquello que piensas de ti y en las narrativas que has integrado de tu entorno y de la propia sociedad. A continuación, te describimos algunas estrategias y enfoques:

  • Terapia basada en la lógica (LBT): este modelo, creado por Elliot D. Cohen en los 80, parte de la terapia racional-emotiva de Albert Ellis. Es muy útil para tratar la baja autoestima y la percepción de ser un fraude gracias a sus herramientas. Te guiarán para desactivar el razonamiento emocional que sostiene este enfoque irracional e invalidante.
  • Autoconciencia: si lidias con esta condición, es imprescindible que identifiques los pensamientos y emociones que edifican la idea sesgada de que eres un fraude. Para tal fin, es necesario que analices tus narrativas y los mensajes que te han hecho creer en tu familia desde la infancia.
  • Reestructuración cognitiva: La terapia cognitivo-conductual es la más idónea a la hora de identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos y distorsionados que contribuyen a esta condición psicológica. El objetivo es reemplazar tales cogniciones por un enfoque mental más positivo y empoderante.
  • Desarrollo de la autoestima: trabajar el músculo de la autoestima y tu autovaloración es fundamental con el fin de desactivar este síndrome y, potenciar así, tu autoaceptación y autoconfianza.
  • Celebra tus logros: serás más feliz si valoras tus competencias y éxitos por pequeños que sean. Reconocer tus valías es defender tu espacio en la sociedad y entender, a su vez, que eres digno para conquistar tus sueños.


Si has llegado alto es porque lo mereces

Por lo general, quienes evidencian con mayor frecuencia este factor son los high achievers, es decir, los que tienen un puesto laboral alto. Haber alcanzado una buena posición en tu esfera de trabajo no se debe siempre a la casualidad. Es el resultado de tu esfuerzo y competencias excepcionales. No infravalores esos méritos y reconoce la persona que eres.

Es cierto que, en algún momento, cometerás errores —como todo el mundo—. También es verdad, que no se puede alcanzar la perfección todos los días. Eres un ser humano que debe valorarse, quererse y respetarse más. Aprecia lo que has conseguido y sigue avanzando. Crecer implica, a su vez, sortear los miedos e inseguridades para hacer realidad tus deseos.


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