Comprender el duelo de nuestros pequeños: una ayuda en momentos difíciles

Comprender el duelo de nuestros pequeños: una ayuda en momentos difíciles
Laura Reguera

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Reguera.

Última actualización: 14 septiembre, 2019

Cuando se da una muerte en la familia o en nuestro círculo de amigos cercanos todos lo pasamos mal. También los niños. Pero no siempre comprendemos cómo pasan ellos el duelo. Les vemos que actúan de forma distinta a como nosotros creemos que deberían o esperaríamos y no sabemos qué hacer.

¿Acaso es que no les afecta como a los adultos? ¿O es que lo manifiestan de forma distinta? Lo que pasa es que los pequeños lo comprenden y procesan de diferentes formas el duelo según la etapa evolutiva en la que se encuentren. Que los mayores entendamos cómo lo viven los niños va a hacer que podamos ayudarles mejor en estos difíciles momentos… ¡Sigue leyendo!

“El tiempo es un médico que sana todo duelo”

-Dífilo-

El duelo para los menores de tres años

En estos primeros años de vida, los niños son muy dependientes física y emocionalmente de la persona que les cuida. Este papel, generalmente, lo juegan las madres. Cuando esta figura que les proporciona protección y cariño se muere, los pequeños lo pasan muy mal.

A pesar de que no comprenden lo que es la muerte y sus consecuencias, lo que sí notan es la ausencia de esa persona que es su pilar fundamental en la vida. Por ello, desde los 6 u 8 meses, ya que pueden observar comportamientos en los bebés que nos indican el sufrimiento que están pasando porque esa persona se ha ido y saben o intuyen que no la van a ver más.

Niño en la bici triste por duelo

Sienten que han sido abandonados y que ahora están desprotegidos. Por lo tanto, la buscan con la mirada o lloran de forma inconsolable, esperando que esa persona vuelva. Puede darse también el rechazo a nuevas figuras protectoras, alteraciones del sueño, problemas en la alimentación o rabietas. En niños que ya sepan hablar, se puede ver cómo preguntan por la persona que se ha muerto, aunque después de unos minutos parece que se han olvidado de ella.

Es muy importante en estas edades que los pequeños se vuelvan a sentir queridos y protegidos por otra persona lo antes posible. Esto no va a hacer que dejen de esperar la vuelta de la persona que ha fallecido, pero sí va a contribuir a que pasen el duelo y recuperen la normalidad poco a poco.

El duelo en los niños entre los tres y los 6 o 7 años

Cuando los niños se encuentran entre los 3 y los 6 o 7 años van adquiriendo más capacidades y entienden más cosas que cuando son más pequeños. Aún así siguen sin comprender que la muerte es irreversible. Por lo tanto, es muy común que insistan en que van a volver a ver a la persona que ha fallecido, aunque se les explique es que eso  no va a pasar.

A pesar de que piensen que ese ser querido va a volver, su ausencia provoca innumerables emociones negativas. El miedo, la tristeza, la ira o la culpabilidad son algunas de ellas. Se sienten abandonados y suele aparecer la ansiedad por separación. Que no deriva solo en un malestar psicológico, sino que también lo manifiestan a través de sus comportamientos.

Generalmente, suelen darse conductas desadaptadas, desobediencia o rabietas. También pueden desinteresarse por nuevas actividades, hacerse pis encima o tener pesadillas. Esto es normal y con el tiempo suele desaparecer. Si no fuera así, nos podría indicar que el duelo no se está elaborando bien y que el niño necesita ayuda de un psicólogo.

“Si suprimes el duelo demasiado, se puede doblar”

-Molière-

El duelo desde los 6 o 7 años hasta los 11 o 12

A partir de los 6 o 7 años los pequeños empiezan a comprender qué es la muerte y qué es lo que implica que alguien se muera. Por lo tanto, la forma de procesar el duelo cambia un poco. En esas edades lo primero que suele aparecer ante esta noticia es el rechazo y la negación: ¡Esto no puede estar pasando! ¿No os suena a lo que os ha pasado a vosotros cuando os han dicho que un ser querido había muerto?

Niño triste tocando la guitarra

Además de negar el hecho, también es normal que se sientan culpables o que culpabilicen a la persona fallecida, ya que es una etapa de la vida en la que los niños personifican todo. Otros sentimientos como rabia o miedo aparecen. Este último suele manifestarse en una necesidad constante de estar con las personas a las que quiere por esa preocupación de que también mueran.

“Nadie me dijo jamás que el duelo se siente como el miedo”

-C.S. Lewis-

Pueden darse también conductas violentas, rechazo a otros familiares, agresividad, pesadillas o falta de concentración. No hay que pasar por alto que, en ocasiones, manifiestan deseos de unirse con la persona fallecida, por lo que hay que estar atentos ante posibles ideas de suicidio.

Es muy importante que las personas que rodean al niño le ayuden a aceptar la muerte de esa persona que tanto querían. Así, los profesores, los amigos y los familiares de los menores juegan un papel fundamental en estos momentos tan complicados y pueden contribuir a que el duelo se desarrolle de forma normal.

Imágenes cortesía de Tim Graf, Michal Parzuchowski y Laith Abuabdu.


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