La deuda de tiempo, no dejes que te atrape

Muchas deudas de tiempo pueden ponerte al borde del colapso. Aprende a gestionar los acontecimientos de manera que no comprometas tu tiempo más de lo recomendable...
La deuda de tiempo, no dejes que te atrape
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 15 enero, 2021

La deuda de tiempo es un concepto interesante que se refiere a esas situaciones en las que dejar de hacer algo hoy implica una inversión de tiempo adicional en el mañana. Se le denomina así porque, al no completar los compromisos o tareas, se genera una deuda que tendrá que pagarse luego.

A veces se compromete el tiempo de forma inconsciente  y otras veces se hace con plena conciencia. Por ejemplo, cuando decides que sería muy interesante ir a clases de jardinería y no consultas tu agenda. De este modo, generas una deuda de tiempo que o bien no podrás pagar o pagarás con mucho sacrificio.

Esa acumulación de pendientes y de compromisos no resueltos en conjunto conforma la llamada deuda de tiempo. El punto es que, por no pensar bien las cosas, introduces un factor adicional de estrés en tu vida y es posible que entorpezcas otras actividades. Por eso, lo mejor es evitar al acreedor más implacable: el tiempo.

Ignora los temas que mermen tu atención. Deja de seguir a las personas que agotan tu energía. Abandona los proyectos que te quitan el tiempo”.

-James Clear-

Chica estresada por deuda de tiempo

Situaciones que generan deuda de tiempo

La deuda de tiempo nos habla de una falla en pequeñas o grandes decisiones. En concreto, no se elige la mejor opción en situaciones específicas y esto provoca que se tenga que volver a ello, a veces en varias ocasiones, en el futuro. En una palabra: dilapidas tu tiempo. ¿Qué situaciones provocan “deuda de tiempo”? Las siguientes son algunas de ellas:

  • Elaborar mal una tarea. Una actividad mal hecha entraña la semilla de un problema hacia el futuro. Lo que se hizo mal genera consecuencias, sobre las que habrá que volver más adelante.
  • No completar una actividad. A veces, y con suerte, si dejas de hacer algo es posible que no haya consecuencias. Sin embargo, con frecuencia sucede lo contrario. La grieta que dejaste abierta te obliga en algún punto a emprender acciones correctivas.
  • Fallar en la planificación. El ejemplo más evidente es una lista de mercado. Si no pusiste allí todo lo que necesitabas, es muy probable que tengas que hacer dos visitas al súper en lugar de una.
  • Comprometer tu tiempo sin pensar. Esto incluye introducir actividades para las que realmente no tienes disponibilidad, o quedar con amigos o familiares y luego no encontrar la manera de introducir eso en tu agenda.

Los efectos de las deudas de tiempo

El primer efecto de una deuda de tiempo es la tensión y el estrés. Por más que quieras ser un caradura, es inevitable que una tarea mal hecha o sin completar o que un compromiso sin cumplir no te generen alguna preocupación respecto al futuro. De hecho, comienzan a ocupar un lugar en tu mente que tendría que estar vacío.

Además del estrés, este tipo de asuntos sin concluir o sin cumplir llevan a que eventualmente tengas interrupciones en lo que verdaderamente te importa. En otras palabras, es posible que esto entorpezca tu vida y te saque de foco.

Así mismo, en algunas ocasiones las consecuencias se vuelven más graves de lo que se esperaba. Los cabos sueltos, en ciertos asuntos, te pueden llevar a una gran confusión. También es posible que dejes una mala imagen o nutras la idea de que no debes ser tomado en serio.

Hombre corriendo estresado mientras mira su reloj

¿Cómo solucionarlo?

Para que no se generen deudas de tiempo o más bien para que no dilapides tu tiempo, existen algunos principios generales de fácil aplicación. Están al alcance de todos. Solo debes llevarlos a la práctica.

Tales principios son los siguientes:

  • Priorizar el tiempo. Se puede hacer empleando el sentido común. También hay herramientas que ayudan, como la matriz Eisenhower, que resulta muy útil cuando tienes muchas responsabilidades o compromisos entre manos.
  • Acudir a la tecnología. Hoy en día hay muchas herramientas tecnológicas para organizar el tiempo y los compromisos. Si bien no hacen las cosas por ti, sí ayudan mucho a crear un orden mental y hacer seguimiento a tus actividades.
  • Saber decir “no”. Nunca te comprometas a algo, por más que te atraiga o te genere culpa sin consultar antes tu agenda. Debes ser estricto en esto, en especial si eres de esas personas que se comprometen a mucho y cumplen poco.
  • Conciencia del tiempo disponible. Toda persona debe tener tiempo libre. Su espacio dentro de la agenda es sagrado. No creas que todo espacio en blanco está listo para ser llenado. Deja momentos en el día y en la semana sin ocupar.

Adquirir una deuda de tiempo puede traerte muchos dolores de cabeza, llevarte a ser menos eficiente y a estar más estresado. Este tipo de acreencias no le hacen bien a nadie, así que no vale la pena incurrir en ellas.


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  • José, A. M., & Vera, A. (2012). Gestión eficaz del tiempo y control del estrés.

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