Las secuelas de educar a tus hijos en un mundo imaginario

La tarea de todo progenitor es preparar a sus hijos para enfrentar y superar los retos de la vida. Criarlos en un mundo imaginario solo les privará de ese necesario entrenamiento.
Las secuelas de educar a tus hijos en un mundo imaginario
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 04 abril, 2020

Ser padres no es una tarea fácil. Cada progenitor actúa de la mejor forma posible y con los recursos que posee. Algunos se guían por su instinto, otros por la educación que ellos mismos recibieron y otros recurren a opiniones de expertos. En cualquier caso y aún con tu mejor intención, es posible que incurras en ciertos errores. Por ejemplo, educar a tus hijos en un mundo imaginario.

Muchas veces en nuestro afán por proporcionarles una infancia tranquila, feliz y sin sobresaltos, terminamos creando una realidad imaginaria para que vivan en ella. Una que se rige por parámetros diferentes que nosotros establecemos para asegurar su felicidad.

No obstante, con estos actos les estamos haciendo un flaco favor. Nuestra tarea como padres es proporcionarles las herramientas para que puedan enfrentarse por sí mismos al mundo real. Prepararles, de forma paulatina, para afrontar los retos de la vida. Criarlos en una burbuja solo les privará de este imprescindible entrenamiento.

Educar a tus hijos en un mundo imaginario

Todo es posible

Son muchas las acciones cotidianas que, sin saberlo, alejan a nuestros hijos de realidad. Por ejemplo, cuando hacemos todo por ellos. Les cortamos la comida en trocitos y se la damos, les hacemos la cama, los deberes o los trabajos escolares. Cedemos a todas sus peticiones y les concedemos aquello que piden con tal de que termine su rabieta.

De este modo, los niños están creciendo en un mundo donde todo es posible. Todo se logra sin esfuerzo y sin razonar. Siempre hay alguien cubriendo sus necesidades, librándoles de cada pequeña frustración que pueda surgir. 

Podemos pensar que les estamos haciendo un favor, que les estamos facilitando las cosas. Y esto puede ser así a corto plazo. Pero más temprano que tarde saldrán al mundo y se enfrentarán con la realidad de que sus padres no están ahí para satisfacer sus deseos ni resolver sus conflictos. Comprobarán que deben hacerlo por sí mismos y que no han desarrollado las herramientas ni los recursos necesarios.

Sin esa preparación previa el golpe de realidad será enorme y devastador. Habremos educado un niño inseguro, indeciso e incapaz de confiar en sus propias habilidades porque nunca le dimos la oportunidad de ponerlas a prueba. Porque nunca tuvo la responsabilidad ni la posibilidad de decidir.

El mundo real le exigirá, le frustrará, le hará tropezar. Y probablemente no sepa cómo levantarse, pues durante sus primeros años le criamos en un mundo imaginario donde no había gravedad.

Las reglas no son lógicas

Otro de los errores más frecuentes que cometen los padres es no ofrecer reglas ni explicaciones lógicas a sus hijos. Frases como: “ya no puedes comer más chocolate porque se lo han llevado los duendes” o “vámonos a casa ya, que si sigues en el parque la policía te va a reñir” son comunes. Sin embargo, no son muy adecuadas.

Los padres son los que ostentas la autoridad en la familia, y han de asumirla y utilizarla de un modo saludable. Entre las funciones más importantes de un progenitor se encuentra proporcionar estructura a los niños y enseñarlos a tolerar la frustración de modo gradual. Pero para ello necesitan conocer quién pone los límites y comprender por qué lo hace. 

Con esa explicación irreal e ilógica el niño no comprende que comer chocolate en exceso es malo para su salud. No entiende que sus padres son los encargados de velar por su bienestar y ellos deciden que ya es suficiente. En su lugar permanecen con la idea de que no hay ningún problema con ello y es culpa de unos supuestos seres imaginarios que no pueda comer más.

Igualmente, no es oportuno que piense que la policía lo va a regañar por estar en el parque. Le estaremos creando un temor infundado a una figura a la que tiene que ver como amistosa. Además estaremos renunciando a nuestra autoridad como padres al delegar en el policía.

Educar a tus hijos en un mundo imaginario es un error

Los niños tienen que comprender que no todo será siempre posible, que en muchas ocasiones deberán seguir unas normas, esforzarse por lograr sus metas y enfrentarse a situaciones frustrantes o decepcionantes. Todo ello forma parte de la vida. En lugar de criarlos en un mundo imaginario, acompañémosles en la aventura de aprender a vivir en el mundo real. 


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