Cómo aprender a estar solo tras una ruptura

Cuando una relación termina, tomarnos un tiempo en soledad puede ayudarnos a elaborar el duelo, sanar y reconstruirnos. Descubre cómo aprovechar y disfrutar de esta etapa.
Cómo aprender a estar solo tras una ruptura
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 31 enero, 2022

Estar en pareja conlleva muchas ventajas a nivel personal y social. Por norma, no solo nos sentimos amados, respaldados y apoyados por alguien que nos hace su prioridad; además, sentimos que familiares y conocidos nos validan por el hecho de estar en una relación, por cumplir con los estándares marcados. Por tanto, no es de extrañar que muchas personas tengan pánico a la soltería. Sin embargo, aprender a estar solo es fundamental.

Nadie puede asegurarnos la continuidad de nuestras relaciones y cuando terminan, podemos sentir que nos han lanzado al vacío, que hemos perdido nuestro valor, nuestra identidad y nuestros proyectos. Sin embargo, aprender a convivir con la soledad es necesario para reconstruirnos, sanar y mejorar; y, sobre todo, para que la elección de nuestra próxima pareja sea una decisión y no una necesidad.

¿Te cuesta estar solo? Entonces, te invitamos a seguir leyendo.

Claves para aprender a estar solo tras una ruptura

Si sientes que estar solo es una experiencia atemorizante, un sinónimo de fracaso o de carencia, estás experimentando unas sensaciones muy comunes. Muchas personas permanecen en relaciones infelices y dañinas por miedo a la soledad; otras pasan de un vínculo a otro como saltando entre lianas. Cualquier cosa antes que enfrentarse a la ausencia de compañía.

Si en este momento tu relación de pareja ha terminado y estás decidido a darte un tiempo propio, a invertir en ti, te damos algunas ideas para sacar provecho de esta etapa.

Mujer pensando en su ruptura

1. Toma conciencia de la importancia de la soledad

Este primer paso es fundamental. Has de tener claro por qué merece la pena tomarse un tiempo en soledad pues, de lo contrario, ante el primer miedo o contratiempo correrás a buscar fuera lo que debería provenir de adentro.

Recuerda que estar solo te permite descubrirte, conocerte y mejorar la relación contigo. Te permite invertir en ti el tiempo, la dedicación y la energía que le brindabas al otro y, ante todo, te ayuda a crecer y evolucionar personalmente.

2. Refuerza tu amor propio

Cuando una relación termina, perdemos nuestra principal fuente de amor, apoyo, comprensión y validación. Por ende, y para que el vacío no nos desborde, hemos de aprender a llenarlo por nosotros mismos. Si te cuesta estar solo, probablemente no tengas una autoestima sólida, quizá no te consideres valioso, digno o suficiente.

Este es el momento ideal para comenzar a hablarte y tratarte con amor, a acompañarte con compasión y respeto, a procurarte las mejores personas y experiencias. Piensa en todo lo que fuiste capaz de hacer por la persona que amabas y ahora hazlo contigo.

3. Retoma tus proyectos y diseña otros nuevos

Sin quererlo, y muchas veces sin darnos cuenta, cuando estamos en una relación terminamos haciendo a un lado nuestros intereses, hobbies y proyectos personales. Nuestra atención y nuestro esfuerzo se centran en el compañero y casi olvidamos quienes somos.

Ahora, tras la ruptura, puedes retomar aquellas actividades que tanto disfrutabas y abandonaste, puedes recuperar los sueños, los proyectos y las ilusiones que tenías a nivel individual. Incluso, puede ser un excelente momento para proyectar nuevos planes y metas a futuro.

4. Trabaja tus miedos

Para aprender a estar solo, esta es una condición indispensable: has de reconocer tus miedos y trabajarlos para que no te dominen. Como hemos dicho, la sociedad está hecha para las parejas y este estado civil se premia y refuerza externamente. Esto nos lleva a pensar que estando solteros estamos incompletos, incluso que somos defectuosos o estamos fracasando.

Así, puede aparecer el miedo al rechazo, a la vergüenza, a que los otros piensen que no somos válidos. Por otro lado, pueden sumarse otros temores como el miedo a no volver a disfrutar de una relación de pareja.

Si no logras racionalizar estos pensamientos, podrías convivir con una inquietud tan grande que te lleve a volver con tu expareja o vincularte con la primera persona con la que pienses que es factible. Esto solo causará malestar a largo plazo; por ello, trabaja tus miedos, y conservarás buena parte de tu libertad.

5. Ocúpate de ti

Durante las primeras semanas o meses tras la ruptura es posible que tu mente piense de manera constante en quien fue tu pareja, en los momentos compartidos, en lo que ya nunca será. Recogernos alrededor de estos pensamientos puede resultar muy doloroso y dañino, y la mejor estrategia para evitarlo es ocuparte de ti.

Comienza a cuidarte a nivel físico, mental y espiritual. Puedes comenzar a practicar ejercicio, mejorar tu alimentación o el cuidado de tu piel; puedes empezar a meditar, a escribir un diario terapéutico o a pasar tiempo con las personas que te quieren y te hacen sentir bien. Ahora, tú debes ser tu prioridad más que nunca.

Mujer con los ojos cerrados

6. Haz de tu vida una experiencia extraordinaria

Por último, recuerda que todo es pasajero y que volverás a amar. Y por haberte dado este tiempo para sanar, podrás hacerlo de un modo más sano, más auténtico y más libre. Sin embargo, tu vida no debe quedar en pausa hasta que aparezca esa persona que vuelva a tocar tu corazón.

Por el contrario, este periodo es ideal para que te enfoques en construir una vida tan rica, interesante y próspera que quien entre en ella lo haga por méritos propios, para compartir y sumar, y no para llenar vacíos.

Así, céntrate en tus metas, en tu carrera profesional, en tu salud y tu bienestar, en tu propia felicidad. Cuando esta etapa de tu vida termine, la recordarás como un maravilloso punto de inflexión, como el impulso que te llevó a convertirte en una persona más fuerte y feliz. Y es que, en realidad, aprender a estar solo es un valioso recurso.


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  • de la Parra García, J. (2006). Mediación y ruptura de pareja: duelo y oportunidad. Estudios sobre mediación: la ley de mediación familiar de Castilla y León, 125.
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