El modelo de memoria de Atkinson y Shiffrin

El modelo de memoria de Atkinson y Shiffrin
Alejandro Sanfeliciano

Escrito y verificado por el psicólogo Alejandro Sanfeliciano.

Última actualización: 19 julio, 2019

“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Esta frase de J. L. Borges ejemplifica muy bien el significado que tiene la memoria para nosotros. Estamos ante uno de los procesos psicológicos básicos más relevantes y no han sido pocos los investigadores que han intentado crear modelos que repliquen su funcionamiento, cosechando éxitos dispares. Así, uno de los modelos que más éxito ha tenido ha sido el modelo de memoria de Atkinson y Shiffrin.

Este modelo nace dentro de las teorías que buscan estructurar la memoria en diferentes almacenes para explicar el modo en el que el cerebro gestiona la información. Así, el modelo de memoria de Atkinson y Shiffrin está estructurado alrededor de tres almacenes. Estas estructuras serían las encargadas de procesar los diferentes tipos de datos que recopilamos y guardamos más o menos tiempo en nuestros cerebros.

Para entender este modelo, en primer lugar explicaremos cada uno de los almacenes de memoria: los registros sensoriales, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo; y en segundo lugar, hablaremos de cómo estas estructuras trabajan de manera conjunta para dar lugar a eso que conocemos como memoria.

3 almacenes de memoria del modelo de memoria de Atkinson y Shiffrin

Registros sensoriales

Nuestros sentidos captan un montón de información de diversos tipos (auditiva, visual, háptica…). Esta información debe ser almacenada en algún lugar, antes de ser procesada e incluso atendida. Y aquí es donde entran los registros sensoriales, un almacén temporal para datos que están a la espera de ser procesados. Se podría comparar a nivel de computación con los buffer de datos.

Los registros sensoriales están muy relacionados con la percepción y tienen características diferentes en función de la modalidad sensorial. Los dos registros más estudiados son la memoria icónica (visión) y la memoria ecoica (audición). A través de la investigación se puede inferir que cada sentido tendrá su almacén de memoria propio con sus cualidades particulares.

Hombre con ojos azules

Memoria a corto plazo

La memoria a corto plazo o la MCP es un almacén de memoria que almacena una pequeña cantidad de datos durante un espacio de tiempo breve o muy breve. Esta capacidad suele tener una amplitud para guardar entre 5 y 9 elementos, que se mantienen durante 10 o 20 segundos si no son renovados. La función principal de esta memoria es la de ser el espacio de trabajo donde los datos son procesados. A nivel de computación sería lo equivalente a la memoria RAM.

El estudio de la memoria a corto plazo es un campo de estudio muy amplio. Con el tiempo los modelos que explican la MCP se han vuelto más complejos para poder adaptarse a la nueva información. Hoy en día se considera a la MCP como un sistema que realiza múltiples funciones de control y es el elemento central de las operaciones ejecutivas.

Memoria a largo plazo

La memoria a largo plazo o la MLP es donde registramos todos los hechos significativos que pueden ser útiles en un futuro. Está información se guardará en este almacén de forma casi permanente y su función es dar información a la persona acerca de su pasado, para que pueda hacer frente al presente o al futuro de una manera óptima. Se puede comparar a nivel computacional con el disco duro de un ordenador.

Esta memoria a su vez se puede subdividir en diferentes tipos o clases. La clasificación primaria de la MLP se subdividiría en: la memoria declarativa y la memoria procedimental. La primera de ellas, la declarativa, almacena aquellos contenidos que pueden ser traídos voluntariamente a la conciencia; por ejemplo saber que la capital de España es Madrid. Mientras que la procedimental es una memoria implícita relacionada con la acción. Por ejemplo, saber cómo montar en bici o cómo andar.

Funcionamiento del modelo de memoria de Atkinson y Shiffrin

Para entender el modelo de memoria de Atkinson y Shiffrin necesitamos conocer cómo fluye la información por los distintos almacenes. Los datos se mueven entre los registros sensoriales, la MCP y la MLP en función de las necesidades del sujeto.

Modelo de memoria de Atkinson y Shiffrin

En primer lugar la información es captada por los sentidos y al menos una buena parte de ella es almacenada en los registros sensoriales. Por otro lado, mucha de la información que queda almacenada en los registros sensoriales es solamente ruido, por lo tanto será al atención, enfocada por la propia información o por el propio sujeto la que cribe esta información.

Así, los procesos atencionales se encargan de seleccionar la información relevante para el sujeto y de desplazar esos datos a la MCP. Una vez allí, esos datos son procesados e interpretados. Si la información es mucha, difícil de asociar con algún conocimiento previo, poco saliente y no ponemos en marcha una estrategia de memorización, como la repetición, probablemente esta información se terminará perdiendo. Por el contrario, es muy probable que el resto de información pase a la MLP.

En la MLP se guarda toda la información que puede ser útil o relevante para un futuro. Esto permite que podamos llevar información de la MLP a la MCP para integrarla con nueva información de los registros sensoriales o para utilizarla en algún tipo de procesamiento ejecutivo (ej.: escuchar que al cortar cebolla no lloramos si respiramos por la boca y aplicar el truco en la siguiente ocasión).

La memoria es un proceso cognitivo complejo, no siempre fiable, que está implicado en multitud de procesos y conductas. Así, entender su funcionamiento es algo esencial si queremos saber cómo influye en nuestra conducta o por qué tiene un peso tan relevante en aspectos tan importantes como la imagen que tenemos de nosotros mismos.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.