Karl Popper y su propuesta para diferenciar ciencia de lo que no lo es

Karl Popper intentó cambiar la ciencia modificando el paradigma desde el que la practicábamos. Su idea de ir en contra de la teoría establecida (intentar falsarla), en vez de a favor de sumar evidencias (intentar evidenciarla) supuso toda una revolución.
Karl Popper y su propuesta para diferenciar ciencia de lo que no lo es
Cristina Roda Rivera

Escrito y verificado por la psicóloga Cristina Roda Rivera.

Última actualización: 22 marzo, 2020

Karl Popper es un filósofo británico de ciencias naturales y sociales nacido en Austria. Su principal contribución a la filosofía de la ciencia se basa en su rechazo al método inductivo en las ciencias empíricas. Según este punto de vista tradicional, una hipótesis científica puede ser probada y verificada obteniendo el resultado repetido de observaciones sustanciales.

Karl Popper argumentó que las hipótesis son validadas deductivamente por lo que llamó el criterio de falsabilidad. Bajo este método, un científico busca descubrir una excepción observada a su regla postulada. La ausencia de evidencia contradictoria se convierte así en corroboración de su teoría.

Según Popper, pseudociencias, como la astrología, la metafísica, la historia marxista y el psicoanálisis freudiano no son ciencias empíricas, debido a que no se adhieren al principio de falsabilidad.

El trabajo de Karl Popper es notable por su influencia dentro de la filosofía de la ciencia, de la ciencia misma y de un contexto social más amplio.

Escultura del pensador

Karl Popper: qué diferencia a la ciencia de la pseudociencia

Karl Popper sostiene que las teorías científicas se caracterizan por hacer predicciones que futuras observaciones podrían falsar.

Cuando las observaciones falsifican las teorías, los científicos pueden responder de varias maneras. Pueden revisarla, rechazarla o mantenerla cambiando una hipótesis auxiliar. Esto es lo que conocemos como falsacionismo.

Popper vio un problema en la cantidad de teorías que consideraba no científicas y que, en su superficie, parecían tener mucho en común con la ciencia rigurosa. Sin embargo, resolver la cuestión de cómo decidimos qué teorías son compatibles con el método científico y cuáles no, fue más difícil de lo que parecía.

La ciencia para Karl Popper: mucho más que observar y deducir

El problema para Popper es que algunas pseudociencias se considerarían científicas si la definición operativa “observar y deducir” no se hubiera cuestionado. Imaginemos que un astrólogo quiere probar cómo “las personas con horóscopo Leo” buscan ser el centro de atención.

Como prueba, podría poner de ejemplo varias “personas Leos” de la vida real: líderes mundiales, celebridades, políticos, etc. En cierto sentido, la teoría se mantendría. Las observaciones podrían explicarse por la teoría. Los defensores de las pseudociencias ven validaciones y verificaciones de sus teorías en todas partes.

En cambio, los científicos que investigan una teoría hacen intentos repetidos y honestos de falsar la teoría, mientras que los partidarios de las teorías pseudocientíficas o metafísicas habitualmente toman medidas para hacer que la realidad observada se ajuste a las predicciones de la teoría. Son máquinas de confirmación de sesgo.

Comparación de teorías

Karl Popper comparó teorías, como el psicoanálisis, con la teoría de la relatividad. Esta teoría hizo predicciones específicas y verificables, dando las condiciones bajo las cuales las predicciones podrían mostrarse falsas.

Resultó que las predicciones de Einstein se hicieron realidad cuando se probaron, verificando así la teoría a través de intentos de falsarla.

Hasta hoy, los físicos buscan descubrir dónde se descompone la relatividad para llegar a una comprensión más acertada y precisa de la realidad física. En este sentido, si bien la teoría puede resultar incompleta o ser un caso especial de un fenómeno más general ha posibilitado predicciones precisas y comprobables que han generado avances prácticos.

Se puede resumir todo esto diciendo que el criterio del estado científico de una teoría es su falsabilidad, refutabilidad o comprobabilidad. Esto es la esencial “línea de demarcación” como Popper llamó, entre la ciencia y la pseudociencia.

Críticas al falsacionismo

Si bien la explicación de la metodología científica de Popper sigue siendo influyente, también se ha enfrentado a una serie de objeciones serias. Estas objeciones, han llevado a muchos filósofos de la ciencia a rechazar la metodología falsacionista de Popper.

Una crítica al falsacionismo involucra la relación entre teoría y observación. Thomas Kuhn, entre otros, argumenta que la observación en sí misma está fuertemente cargada de teoría, en el sentido de que lo que uno observa a menudo se ve significativamente afectado por las creencias teóricas que tenía anteriormente.

Debido a esto, aquellos que tienen diferentes teorías pueden informar observaciones radicalmente diferentes, incluso cuando ambos están observando el mismo fenómeno.

Thomas Kuhn argumenta que quienes trabajan dentro del paradigma provisto por la mecánica clásica newtoniana pueden obtener observaciones realmente diferentes a las que trabajan dentro del paradigma muy diferente de la mecánica relativista.

Una segunda crítica relacionada con la falsabilidad afirma que la falsación no proporciona una imagen precisa de la práctica científica. Específicamente, muchos historiadores y filósofos de la ciencia han argumentado que los científicos rara vez abandonan sus teorías ante predicciones fallidas, incluso en los casos en que no pueden identificar hipótesis auxiliares comprobables.

Hombre revisando un problema científico

Karl Popper dio al concepto de comprobación experimental una vuelta de tuerca más. Lo verdaderamente importante no era que una observación implicara validez de la teoría general, sino que la teoría general podía falsarse.

Popper empleó esta posibilidad de “falibilidad” como característica esencial que servía para separar las creencias, explicaciones y teorías en dos categorías: científicas y pseudocientíficas. El nuevo enfoque de Karl Popper fue ganando adeptos y hoy la comunidad científica lo toma como el “test” que diferencia, separa y distingue la ciencia de la pseudociencia.


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