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La escala F y la medición del fascismo
La escala F es un test que hoy por hoy no se considera científico. Lo que pretende es medir el grado de inclinación que tiene una persona a ser fascista. Si bien tiene elementos interesantes, no se emplea en el campo psicológico.

La presencia del fascismo generó desconcierto y estupor en muchos intelectuales. Los movimientos fascistas llevaron al mundo a una condición de crueldad y de intolerancia nunca vistas. La escala F resultó ser, en su momento, un intento por comprender las variables que hacían que algunas personas se posicionaran del lado del fascismo.
La escala F fue creada por Theodor Adorno, en 1948. En el momento de diseñarla, él mismo estaba exiliado en Estados Unidos huyendo de la persecución nazi.
Adorno, junto a otros intelectuales del círculo de Frankfurt, creó la escala F para establecer el grado de autoritarismo de las personas. La letra “F” hace referencia al fascismo. Este instrumento se ha utilizado en múltiples oportunidades, principalmente en los años 60. De cualquier modo, también ha sido objeto de múltiples críticas que ponen en duda su validez.
“Cuando el fascismo llegó a América, no llegó vestido con camisas negras o marrones, no llegó con botas militares, llegó con zapatillas y camisetas con caritas felices… Alemania perdió la Segunda Guerra Mundial. El fascismo la ganó, créeme, amigo mío”.
-George Carlin-
La escala F
La escala F de Theodor Adorno tiene raíces psicoanalíticas. Está muy influenciada por el concepto de “personalidad autoritaria” de Erich Fromm. Busca los rasgos que caracterizan el fascismo en el plano individual y así llega a las nueve dimensiones básicas a observar. Son las siguientes:
Convencionalismo
Tiene que ver con la adhesión rígida a los valores de las clases medias tradicionales. Estos incluyen aspectos como: disciplina, orden, sentido de la jerarquía, defensa de la familia a ultranza, conservadurismo, etc. Entre más acentuados estos valores, mayor es la tendencia a ser fascista.
Sumisión autoritaria
Tiene que ver con la adhesión, básicamente sin cuestionamiento o crítica, a instituciones o modelos que representen los valores convencionales antes mencionados. Los esquemas jerárquicos de esas instituciones pretenden trasladarse a la vida civil.
Agresividad autoritaria
Hay rechazo o condena a quienes profesen valores diferentes a los de la clase media tradicional. Existe la idea de que se tiene el derecho de censurar a los que no se acoplen a ellos y se piensa que en esos casos las actitudes agresivas están justificadas.
Rigidez mental y política
No hay interés, ni disposición para escuchar ideas o doctrinas diferentes a la propia. La diferencia es vista como disidencia y asumida como una amenaza. La obstinación se interpreta como una virtud, que da cuenta de lealtad.
Superstición y tendencia a los juicios estereotipados
Las ideas o los juicios no se someten a la evidencia, sino que se adoptan como ciertos, en función de una cierta conciencia de superioridad. Al diferente se le estereotipa, acudiendo para ello a criterios que le hagan ver como inferior o carente.
Poder y fortaleza
El poder ejercido a plenitud y las demostraciones de fuerza se convierten en modelos y gestos de las personas autoritarias en la escala F. Ambos aspectos son valores supremos y se prodiga gran admiración hacia quien los ostente.
Destructividad e inclinación al cinismo despectivo
No existen adversarios, sino enemigos. Estos son objeto de denigración y cosificación, de manera sistemática. El insulto se convierte en la forma de dirigirse al diferente. Prima la hostilidad y el desprecio frente al otro. No hay interés en cambiar esto.
Proyectividad
Quienes puntúan alto en la escala F ven peligros, enemigos y conspiraciones por todas partes. Difunden la idea de que la realidad no fluye de forma natural, sino que existen fuerzas oscuras que se ocupan de distorsionar los hechos y tienen por objetivo manipular a las personas.
Sexismo
La apuesta por el patriarcado es un valor muy acendrado en los fascistas. Si bien se le da espacio a la mujer, esta también representa los valores y actitudes propias de una masculinidad tóxica. Otras opciones de género son vistas con recelo y odio.
Las críticas a la escala F
Si bien la escala F tuvo un fuerte impacto en las ciencias humanas, lo cierto es que desde el comienzo fue objeto de fuertes críticas. En particular, se ha cuestionado su dudoso apego al método científico, tanto para la elaboración, como para la aplicación.
Si bien existe la personalidad autoritaria y esta es más proclive a sumarse a determinadas ideologías o doctrinas, resulta problemático combinar una medición psicológica con resultados que implican la adhesión a una tendencia política. El fascismo no es una patología como tal.
A su vez, los resultados ponen a una persona evaluada con la escala F a solo un paso de la criminalidad. Por lo tanto, no se le ha considerado un test imparcial y válido para medir las tendencias totalitarias.
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Graduada en periodismo de la Fundación de Educación Superior INPAHU de Bogotá. Estudios de Licenciatura en Ciencias Sociales, en la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” de Bogotá. Autora de los libros “Un duro – Aproximaciones a la vida” y “Un río de mil brazos”. Co-autora de los libros “Humor cautivo”, “Inventario de asombros”, “Impresos comunitarios” y “Seis historias para ser contadas”, entre otros. Ganadora de la beca en periodismo cultural, Ministerio de Cultura de Colombia (1999). Ganadora de los premios de periodismo Semana-Petrobras (2011) y Entrégate a Colombia-Servientrega (2012). Ganadora de las Pasantías Nacionales en Literatura del Ministerio de Cultura (2009 y 2018). Ganadora en el concurso de crónica “Ciudad de Bogotá” (2014). Mención de honor en el Concurso Nacional de Crónica y Testimonio, Universidad Central (2017) y en el Premio Nacional de libros de crónica (2010). Ganadora de la convocatoria “Leer es mi cuento” (2011), entre otros.