Me cuesta menos hablar con extraños que con conocidos

Aunque no lo creas, ¡esto ocurre, y más de lo que imaginas! Si sientes verguenza o temor a hablar con tus seres queridos, te contamos algunos trucos que pueden ayudarte a ganar confianza.
Me cuesta menos hablar con extraños que con conocidos
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 04 julio, 2018

Dijo Séneca hace siglos que “una de las más bellas cualidades de la verdadera amistad es entender y ser entendido”. Pero, ¿qué sucede cuando no te sientes comprendido por amigos o seres queridos? Quizás, optes por hablar con personas desconocidas para compensarlo e incluso puede que te sientas hasta mucho mejor. Ahora bien, ¿es normal que te cueste menos hablar con extraños que con conocidos? ¿Qué mecanismos se ponen en marcha para que se produzca este fenómeno tan curioso? 

Lo cierto es que, pese a no ser habitual, sí se puede considerar normal. Es decir, existen perfiles de personas que tienen dificultades para relacionarse con gente conocida. Les cuesta más, se sienten más inseguros. El motivo obedece al miedo a la evaluación negativa, e incluso positiva, que los demás puedan hacer de uno mismo.

¿Por qué sentirse cómodos al hablar con extraños?

Hablar con extraños puede ser algo que no nos resulte incómodo. Y, cuando decimos a hablar, podemos referirnos a establecer otro tipo de relaciones sociales. Es decir, darse una ducha en el vestuario del gimnasio o entablar conversación en el trabajo, por ejemplo.

Sin embargo, cuando estamos en presencia de un amigo o una persona conocida con la que mantenemos un vínculo más cercano, podemos sentir una vergüenza o un miedo terrible. Es decir, nos sentimos mal. Tememos aquello que los demás puedan llegar a pensar de nosotros, que se formen una imagen negativa o que descubran nuestros defectos. Esto obedece realmente al mal concepto que tenemos de nosotros mismos. O sea, en cierto modo, nos avergonzamos de nuestro físico, de nuestras habilidades sociales, etc.

Pareja conversando sentada en un banco

Curiosamente, el miedo que sentimos no solo se refiere a una evaluación negativa que nos puedan hacer. También si es positiva podría ser motivo de vergüenza, como hemos dicho. Esto suele indicar que somos inseguros.

La cuestión es que, al conversar con desconocidos, los temas que se tratan suelen ser más insustanciales, rutinarios… Es decir, es como si siguiésemos un guión no escrito, pero al que estamos acostumbrados y en el que nos sentimos cómodos. Incluso, en este tipo de situaciones podemos llegar a interpretar un papel, es decir, mostrarnos como queramos, ya que probablemente la duración será corta y es muy improbable que volvamos a ver a la otra persona.

Incluso, los psicólogos piensan que interactuar con extraños tiene beneficios diferentes a los que podemos obtener si hablamos con personas conocidas. Según un estudio llevado a cabo por Elizabeth Dunn, profesora de psicología de la Universidad de Columbia Británica, hablar con extraños provoca que las personas estén más alegres, se comporten de forma más agradable y favorece sentirse parte de la comunidad.

¿Por qué hablar libremente con desconocidos?

La clave está en la trivialidad de la conversación. Si trabajas de cara al público, puedes no tener problema en mostrarte de forma simpática frente a gente que no conoces. Sabes que hablarás del tiempo o de cómo está la vida, y luego seguramente no le vuelvas a ver.

Sin embargo, cuando la conversación gana en privacidad, tal vez te comiences a mostrar tal como eres. Ahí es donde entra el miedo al juicio que puedan hacer de nosotros mismos. Aparece la vergüenza a mostrarnos como somos.

Así pues, surge un fenómeno muy curioso. Es decir, no nos preocupa en absoluto lo que opine de nosotros un desconocido. Sin embargo, nos puede resultar embarazosa la imagen que tenga alguien cercano o conocido de nosotros.

Es evidente que cuanta mayor intimidad tengamos con una persona, más se fijará en nuestros atributos positivos, pero verá también nuestros fallos y defectos. Tal vez el efecto que causemos en esa persona nos resulte difícil de aceptar.

¿Qué hacer si te encuentras en este caso?

La psicóloga clínica Encarni Muñoz Silva nos ofrece una serie de trucos que podemos poner en práctica a la hora de hablar con personas conocidas. Son los siguientes:

  • Piensa mientras hablas con una persona conocida qué es en realidad lo que te da miedo y qué crees que puede pasar. Seguro que no será tan grave.
  • Considera que no puedes vivir bajo una máscara o un escudo a todas horas. No podrás agradar a todo el mundo, tanto si te gusta como si no. A veces te van a rechazar, así que hemos de aprender a vivir con ello.
  • Asegúrate de que tu secreto no sea tan grave. ¿Realmente es tan inconfesable? ¿Qué tienes que ocultar?
  • Quizás tengas miedo a que te hagan daño. Sin embargo, si vives envuelto en una armadura, tal vez nadie externo te dañe, pero sí tú, ya que no confías en nadie, y no desarrollas habilidades sociales indispensables para vivir en grupo.
  • No debes tener miedo a mostrarte tal como eres, con errores, defectos y aciertos. Tan solo has de intentar corregirlos si no te gustan, pero no ocultarlos ante quienes confían en ti, ya que ellos también tendrán los suyos, como nos sucede a todos.

“El mayor regalo de la vida es la amistad y yo la he recibido”.

-Hubert H. Humphrey-

Pareja conversando al atardecer

Observa que es relativamente normal hablar con extraños y sentirse mal haciéndolo con gente cercana, pero no tiene por qué ser así. Lo ideal es sentirse cómodo con las personas conocidas. Si este es tu problema, resta drama y evita que te cree tensión y ansiedad, pues no te llevan a ningún lado.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.