Estas señales indican que debes cambiar de psicólogo

Si no experimentas mejoría luego de varias sesiones y la conexión con el terapeuta no es satisfactoria, podría ser el momento de explorar nuevas opciones profesionales. Conoce más señales y toma la mejor decisión para ti.
Estas señales indican que debes cambiar de psicólogo
Sharon Laura Capeluto

Escrito y verificado por la psicóloga Sharon Laura Capeluto.

Última actualización: 12 marzo, 2024

Si como paciente que asiste a terapia te has cuestionado la posibilidad de cambiar de psicólogo, la misma inquietud quizás es una señal significativa de que algo no anda bien.

La duda puede surgir por diversas razones, como la falta de progreso en el proceso o la sensación de no ser comprendido. La relación, paciente-terapeuta, es esencial y, en ocasiones, abordar estas preocupaciones de forma directa con el especialista resulta beneficioso.

Ten en cuenta que los buenos psicólogos son empáticos, saben comunicarse, son flexibles con los planteamientos del paciente, escuchan y, muy importante, están certificados. Pero, a veces, al margen de estas características, hay algo que no hace clic y lleva a la determinación de intentarlo con otro profesional de la salud mental. Descubramos de qué se trata.

Identificar cuándo es necesario acudir a un psicólogo puede ser todo un desafío, y encontrar al terapeuta adecuado también lo es. Es como buscar un pantalón: a veces, el primero que te pruebas, te calza como anillo al dedo, pero en otras ocasiones toma su tiempo hallar el indicado.

En este caso, es posible que la relación terapéutica que antes te beneficiaba ya no sea tan efectiva. Aunque tuvieras una buena experiencia durante algún tiempo, podrías sentir la necesidad de un cambio. Y si tienes dudas sobre si acudir con otro especialista o continuar con el actual, es crucial que consideres varios aspectos para tomar una decisión informada.



En cuanto al profesional

Antes, una aclaración fundamental: el hecho de que necesites cambiar de terapeuta, no siempre significa que estás frente a un mal psicólogo. Quizás, tan solo no es la mejor opción para ti. No obstante, hay algunas señales concretas y decisivas que serían motivo más que suficiente para ponerle fin a las sesiones.

1. Juzga lo que sientes y haces

En consulta, deberías sentirte libre de expresarte sin miedo a juicios. La validación emocional está presente en toda buena terapia. Si eso no pasa y percibes más críticas que apoyo, podría ser hora de considerar un cambio.

Ahora bien, asegúrate de diferenciar entre las opiniones sin fundamento y las observaciones puntuales que estarían orientadas a trabajar en algún aspecto específico. A menudo, los terapeutas deben decir cosas que no queremos escuchar.

2. No respeta tus valores y creencias

Quizás el profesional no coincida con algunos de tus valores personales, lo cual está bien. Pero no debería hacértelo saber, ni mucho menos cuestionarlos. Por ejemplo, aunque no comparta tu religión, no es apropiado que la ponga en duda.

3. Es demasiado autorreferencial

Un indicador significativo de que debes cambiar de psicólogo es si tu terapeuta centra la atención en sí mismo, en lugar de enfocarse en tu proceso. Si bien es cierto, hoy en día se valora más la apertura del psicólogo y no el completo hermetismo, convertir la terapia en un monólogo es una forma de cruzar los límites éticos profesionales.

Un estudio difundido en Psychotherapy sugiere que una apropiada alianza terapéutica está relacionada de manera positiva con el éxito en la psicoterapiaPor lo tanto, más allá de la mera competencia profesional, es importante que te preguntes sobre la relación humana que tienes con tu terapeuta. Veamos qué indica lo contrario.

4. Sientes que no hay conexión

La falta de conexión es una señal a contemplar. Si durante las sesiones te das cuenta de que la sintonía o comprensión que esperarías no está presente, tal vez es momento de explorar otras opciones.

5. Problemas en la comunicación

¿A veces sientes que hablas en español y tu terapeuta en ruso? Es un problema cuando la comunicación se convierte en un laberinto confuso con mensajes encriptados y te encuentras más perdido que un calcetín en la secadora.

Al compartir tus pensamientos y sentimientos, es fundamental que tu psicólogo no solo escuche con empatía, sino que sea capaz de comprender tus necesidades y preocupaciones. Si sientes que lidias con una barrera de idioma emocional, podría ser hora de probar con otro profesional.

En cuanto a la terapia psicológica

En relación con el proceso terapéutico en sí mismo, hay algunas señales que podrían indicar que es hora de detenerse, revisar el mapa y considerar si necesitas ajustar la ruta.

6. Pasa el tiempo y no logras sentirte mejor

Es innegable que el tratamiento con un psicólogo puede resultar incómodo y doloroso en ciertos momentos, o que no se sabe qué esperar de la terapia. Hay que estar consciente de que los altibajos y las recaídas forman parte del proceso. Sin embargo, debería ser un camino hacia la mejora y el bienestar.

Por ende, es válido que evalúes si el proceso actual está siendo efectivo, si después de un tiempo razonable, no notas avances significativos en tu salud mental o sientes que no has adquirido nuevas herramientas desde que empezaste.

7. El enfoque terapéutico no es adecuado para ti

Cada persona es única y lo que funciona para una puede no ser útil para otra. Hay muchos tipos de terapias psicológicas, con sus propias técnicas, métodos y objetivos. ¿Sientes que el enfoque no conecta contigo o no se adapta a tu estilo y problema? En ese caso, es crucial que explores otro abordaje más alineado con tus necesidades y preferencias.

8. Asistes a las sesiones como si fueran un simple trámite

Para que la terapia funcione, tu participación activa es clave. Si ves las sesiones como una obligación sin sentido, es posible que la motivación y el compromiso estén disminuyendo.

Esta es una de las razones por las que una psicoterapia fracasa. Y se debe a distintas causas, como la urgencia de tomar un descanso, la falta de disponibilidad emocional para la introspección o la necesidad de cambiar de terapeuta.

No hay una regla estricta al respecto. Sin embargo, si desde el primer encuentro ya sientes que la conexión es tan discordante, como mezclar agua y aceite, o si notas prácticas poco éticas, como la falta de profesionalismo en el manejo de información, podrías considerarlo como aspectos determinantes.

Pero al cuestionar si tu psicólogo te está ayudando o no, también hay que ser realistas. La terapia lleva su tiempo y es importante darse una oportunidad para conocer al profesional y adentrarse en el proceso mismo. Aunque es cierto que muchas personas notan ciertos cambios a partir de las primeras tres sesiones, para otras los efectos aparecen más adelante.



¿Cómo decirle a tu psicólogo que no asistirás más a terapia?

Antes de tomar la decisión definitiva, considera compartir tus inquietudes en la sesión para conocer el punto de vista de tu psicólogo. Al fin y al cabo, ambos están comprometidos con tu bienestar. Una vez que tomes la decisión, es importante cerrar el proceso de forma saludable y transparente.

Mantén una conversación honesta, donde expliques tus razones. Incluso, puedes pedirle recomendaciones para encontrar otro profesional más acorde a tus necesidades; con seguridad estará dispuesto a ayudarte en esta transición.

Un buen psicólogo no tomará personal tu decisión de dejar la terapia. Al contrario, entiende que es algo que puede ser parte del proceso. Así que, evita cargarte de preocupaciones innecesarias y piensa que este cambio traerá ventajas como probar técnicas nuevas, aplicación de herramientas adicionales y, sobre todo, acudirás a consulta teniendo más claro lo que requieres.

Confía en tu intuición

Es tu bienestar emocional el que está en juego y mereces trabajar con alguien con quien te sientas bien. Por lo tanto, es importante que confíes en tu voz interna, porque, al final, nadie conoce tus emociones mejor que tú.

Pero ojo, no caigas en la trampa de usar dicha intuición como excusa para andar cambiando de terapeuta a cada momento. A veces, esto puede ser una manera de esquivar tus propias emociones y evitar enfrentarte a situaciones incómodas. Encuentra el equilibrio entre confiar en tus corazonadas y también tener la valentía para abordar lo que necesitas trabajar en terapia psicológica.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.