15 formas sencillas de incrementar tu control mental

El control mental no se trata de telepatía ni de actuar como un robot, sino de tomar consciencia de nosotros mismos y del entorno.
15 formas sencillas de incrementar tu control mental
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 12 diciembre, 2022

Se le llama control mental, autocontrol o dominio de uno mismo. En cualquiera de sus acepciones hay un hecho que debemos tener claro: no hay magia en este tipo de procesos, pero sí mucha psicología. Estamos ante esa valiosa capacidad que todos deberíamos entrenar en algún momento, para gestionar nuestro mundo interior de una manera inteligente, constructiva y útil.

A menudo, suele decirse aquello de que las personas tenemos una verdadera obsesión por controlarlo todo, hasta a nosotros mismos. Sin embargo, se trata de un objetivo imposible de lograr en su totalidad (lo que no quiere decir que no tengamos un margen de mejora).

El control mental nos puede ayudar entre otras cosas, a reducir el impacto del estrés. Lejos de ver esta competencia como una habilidad casi sobrenatural debemos entenderla como esa habilidad que puesta a nuestro favor, puede mediar en el equilibrio y bienestar.

Al fin y al cabo, el control de los pensamientos es clave para mejorar el estado de ánimo, nuestro enfoque e incluso la productividad. Veamos más datos al respecto.

Quien conquista a otros es fuerte; mas quien se conquista a sí mismo es poderoso”.

-Lao Tsé-

1. El autoconocimiento incrementa el control mental

Estudios como el llevado a cabo en el Instituto UCL de Neurociencia Cognitiva, del University College de Londres nos señalan algo interesante. Nuestro universo mental es muy similar al de un ordenador. Creamos conexiones, los pensamientos viajan a través de impulsos eléctricos y disponemos a su vez de un cerebro altamente especializado.

Sin embargo, hay algo que nos diferencia claramente de las máquinas: nuestras emociones y nuestro sentido de conciencia. En este sentido, e l autoconocimiento es esa dimensión con la cual, conectamos con aquello que somos, lo que queremos, esperamos y necesitamos.

Una buena cantidad de personas no sabrían identificar sus motivaciones más profundas o exponer esas realidades internas por las que inician, mantienen o terminan con sus conductas/hábitos. De este modo, una estrategia clave para incrementar nuestro control mental (y el bienestar) es profundizando en nosotros mismos. Saber quiénes somos, qué nos identifica y qué esperamos nos permite hallar motivación para coger las riendas de nuestra vida.

mujer sujetando cerebro

2. Desactivar el piloto automático

Andar en modo “piloto automático” es ir por la vida sin fijarnos demasiado en nada, abstraídos, en una dimensión lejana a lo que ocurre. Pasamos de un pensamiento a otro y de un comportamiento a otro, sin tener la menor idea de por qué. Sentimos que es la vida la que “nos va llevando”, aunque no sepamos exactamente hacia dónde.

Sería imposible tener consciencia de todo, todo el tiempo: prácticamente tendríamos que renunciar a nuestra vida mental. Nos colapsaríamos. Lo que sí es posible es hacer pausas, altos en el camino para contemplar dónde estamos y si vamos en la senda que de verdad queremos recorrer. Esas pausas se traducen en mayor consciencia y esta, a su vez, en más control mental.

3. Bajar el ritmo, apreciar el presente, tomar el control

Aprender a desactivar el impulso de una emoción no es nada fácil. Especialmente si fuimos educados en un entorno que no le otorgaba una gran importancia al control de impulsos. Quizá nuestro estilo de vida actual esté pautado por las prisas, la exigencia, la ansiedad y el “tengo que tenerlo todo listo para mañana”.

mujer con los ojos cerrados manteniendo el control mental

4. Practica cualquier forma de meditación

Aprender a estar más presentes, a bajar el ritmo y a gestionar nuestras emociones supone un gran paso adelante.  Un modo de entrenar nuestro enfoque mental para apreciar el aquí y ahora y aumentar el control mental, es mediante la práctica del mindfulness, la meditación, el yoga y un largo etcétera.

Estudios como el llevado a cabo en el Hospital General de Massachusetts por la doctora Elizabeth A. Hoge nos señalan que el mindfulness es muy beneficiosa para reducir el impacto de la ansiedad y mediar en nuestro bienestar psicológico. Muchas personas están comenzando a llevarla a cabo.

5. Mastica y digiere la frustración

¿Quién no ha experimentado la frustración, esa sensación de que la realidad no se ajusta a nuestras expectativas, esa que aparece cuando a pesar de todos nuestros esfuerzos no obtenemos el resultado deseado? Unas pequeñas, otras gigantes. Un amor que no fue, una vocación que no vio la luz, un dinero que hace falta…

Las razones pueden ser muchas. Todos estamos inmersos en una realidad que nos obliga a renunciar constantemente. Es normal. El punto es que algunos lo aceptan y otros no.

No es fácil aprender a aceptar, masticar y digerir la frustración. Si no lo hacemos, es fácil que la rabia se apodere de nuestro corazón y pase a dominar nuestra mente y nuestra vida. También es fácil que nos volvamos unos cascarrabias.

No vale la pena. Aprendamos, por tanto, a gestionar estos malestares para mejorar nuestra salud emocional.



6. Sal fuera de tu zona de confort

Salir de la zona de confort trae inmensos beneficios. Uno de los más importantes es que nos ayuda a ser más flexibles y adaptables. Esto, por su parte, estimula el desarrollo de nuestra inteligencia, tanto lógica como emocional. Así finalmente, casi sin darnos casi cuenta, como si de un efecto secundario de nuestra actitud se tratase, nos volvemos más tolerantes y dueños de nuestras propias emociones.

Pies de una persona entre plumas

No somos máquinas y tampoco tenemos que funcionar correctamente todo el tiempo. El tema del control mental siempre debe tomarse como algo relativo, especialmente cuando nos genera mucha presión.

7. Fortalece tu inteligencia emocional

En líneas generales, la inteligencia emocional hace referencia a la capacidad de las personas para reconocer sus propias emociones y la de los demás, discriminar los diferentes estados emocionales y nombrarlos adecuadamente, así como regular las emociones para adaptarse al contexto o conseguir objetivos.

Dicho esto, además del autoconocimiento, la inteligencia emocional también abarca el desarrollo de la empatía y las habilidades sociales; donde todos juegan un papel importante para alcanzar el control mental.

8. Plantea objetivos realistas

Plantearnos objetivos a corto y mediano plazo nos puede ayudar a fortalecer el control mental, ya que nos ayuda a mantenernos enfocados en la meta y favorece nuestra salud mental. En este punto, es pertinente resaltar que estos objetivos deben ser claros, realistas y motivadores. De no ser así, estaremos más propensos a la frustración.

Otros consejos para incrementar el control mental sobre uno mismo

Estas que ves aquí no son las únicas actividades que puedes realizar para mejorar el control consciente sobre tu mente. Echa un vistazo a estos otros consejos:

  1. Cuando sientas que pierdes el control, para durante un minuto: cuando el entorno nos sobrepasa, curiosamente, es el mejor momento para detenerse a analizar todo aquello que nos satura.
  2. Efectúa nuevas actividades: mantener tu mente activa y enfrentarte a nuevos retos y estímulos te hará tomar consciencia de lo que te rodea y de tus propias respuestas.
  3. Ten un plan vital: aunque sea importante centrarse en el presente, tener un objetivo a largo plazo (o un ideal de vida que alcanzar) siempre mantendrá tu foco en decisiones y acciones que debes procesar y planear.
  4. Reduce el estrés de tu entorno: aunque algunos ámbitos de la vida sean estresantes (como el trabajo), seguro que puedes controlar algo para que te dé paz. El ruido en casa, los periodos de descanso o tu gestión emocional son algunos ejemplos.
  5. Aprende algo nuevo: no hay mejor forma de obligar a la mente a centrarse y trabajar. Idiomas, nuevas habilidades, recetas de cocina, cualquier cosa vale.
  6. Entrena tu memoria: este proceso mental básico no solo actúa como almacenaje de conocimientos, sino que es necesaria para desarrollar la inteligencia. Para entrenarla, prueba a memorizar números de teléfono, escribir memorias, hacer listas, etcétera.
  7. Practica juegos mentales: los juegos que desarrollan tu mente son tan amplios que pueden ir desde hacer sudokus hasta cambiar de mano para lavarte los dientes. Estas acciones tan sencillas obligan a tu mente a salir de los automatismos y enfocarse en la realidad.

Para concluir, resaltamos que el dominio de nuestras emociones aumenta cuando la ansiedad disminuye. Cuando hemos aprendido estrategias para saber expresar la energía que acompaña a la emoción de la forma más propicia para nuestros intereses y para los de quienes nos rodean.

Apliquemos, por tanto, estas herramientas psicológicas en el día a día para mejorar la calidad y el control de nuestros pensamientos. El esfuerzo valdrá la pena.


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