6 formas diferentes de discriminación sexista

6 formas diferentes de discriminación sexista
Sara Clemente

Escrito y verificado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Última actualización: 06 agosto, 2023

Vivimos rodeados de ella. La discriminación sexista o de género, también conocida como sexismo, es el prejuicio, actitud o desconsideración hacia el otro según su sexo o género. Es, por tanto, un comportamiento por el que se infravalora, estereotipa o segrega a personas dependiendo de si son mujeres u hombres.

El mayor problema es que estas formas de discriminación están tan arraigadas en nuestro día a día, que muchas veces no somos conscientes ni de que existen. Y aunque se van dando pequeños pasos para erradicar estas prácticas, aún queda mucho camino por hacer. Os explicamos algunas de sus formas más habituales.

Origen de la discriminación sexista

El género es el sexo socialmente construido. Por eso, las actitudes sexistas promueven estereotipos basados en creencias, afirmaciones y dogmas sobre los distintos roles de género. Y, lo más importante, que se han ido asentando social y tradicionalmente a lo largo del tiempo.

Mujer sirviendo la comida a su marido

Por ejemplo, considerar que el hombre es el “cabeza de familia” de la economía familiar y que la mujer debe limitarse al cuidado de los hijos en casa. Esta actitud además de retrógrada, genera un profundo y prolongado daño psicológico a la víctima.

Pero, cuidado. Aunque la primera forma de sexismo en ser identificada fue contra las mujeres, no se debe emplear esta palabra como sinónimo de machismo. El sexismo no es exclusivo del sexo femenino, sino una forma de discriminación que se refiere a ambos géneros.

Este concepto no depende solo de individualidades, sino que en algunas instituciones sociales está completamente integrado. Tal es así, que numerosas investigaciones apoyan que el sexismo está normalizado y pasa desapercibido.

No solemos ser conscientes de que estamos apoyando indirectamente esos prejuicios sexistas, porque ni siquiera los reconocemos cuando los tenemos delante. ¿Cuáles son estas formas de discriminación sexista?

La connotación del lenguaje

No se trata de cambiar la base léxica de un idioma, ni de caer en rimbombantes palabras que más que ayudar, confunden. Muchas veces, el sexismo se manifiesta en algo tan banal como el lenguaje que utilizamos para dirigirnos unos a otros.

Si queremos poner de manifiesto la fortaleza u hombría usamos “eres un gallo”, “estás hecho un toro” o “pareces más astuto que un zorro”. Sin embargo, por contraposición, los femeninos de esos adjetivos tienen una connotación muy negativa hacia las mujeres “eres una gallina”, “estás como una vaca” o “pareces una zorra”. Mientras que una mujer puede ser “como una niña”, un pequeño varón es ya “todo un hombrecito”. ¿Somos conscientes de ello?

Sexismo benevolente

Si nos encontramos con nuestra cita y nos disponemos a entrar en el local… ¡Ojo con la caballerosidad excesiva! Una cosa es que el hombre nos abra la puerta para que pasemos delante (“las damas primero”). Y otra que, en cualquier otra ocasión, sea la mujer quien ceda el paso al hombre y este se niegue en rotundo. Ahí tenemos un problema. Es conocido como sexismo benevolente y, desgraciadamente, forma parte de nuestras costumbres.

Pero este comportamiento de ceder el paso a las damas también puede jugar una mala pasada a los hombres. Muchas veces, es considerado por ellas como una forma de discriminación sexista y les tachan de machistas o paternalistas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La educación no es infravaloración.

Hombre pagando la cuenta de la comida

Piropeo sexista

¿Debería sentirse halagado alguien por el hecho de que un desconocido evalúe su físico en público? ¿Tiene que apetecerte o importarte recibir la opinión de alguien en plena calle y a viva voz?

Esta forma de sexismo es sufrida mucho más por las mujeres. Es usual que ellas escuchen piropos o comentarios abusivos de obreros subidos en andamios en plena calle. Y aunque podría parecer halagador recibir alabanzas, muchas mujeres temen andar por ciertas travesías o recorrer solas según qué calles. Es cuanto menos incómodo y muy violento.

Sexismo en el trabajo

Hace poco saltaba la noticia en España: “Desde el 8 de noviembre hasta el 31 de diciembre las mujeres trabajan gratis”. La brecha salarial es tan amplia en este país que ellas cobran de media casi 6.000 euros menos que ellos cada año. Por eso, terminan trabajando casi más de 50 días gratis para el Estado o su empresa, según cada caso. Ejemplo clarificador, ¿no?

A nivel internacional hay también muchos casos. Uno de los más llamativos ha sido el de Harvey Weinstein, uno de los mayores empresarios de Estados Unidos. El productor cinematográfico de películas como Pulp Fiction y El paciente inglés ha sido acusado por un sinfín de mujeres de haberlas acosado sexualmente. Muchos analistas, hablan de ello como una discriminación sexista laboral que va a propiciar un auténtico cambio cultural.

Mujer con la boca tapada

Científicas olvidadas

El número de estudiantes mujeres en las carreras de ciencias es aún mucho menor que el de varones. ¿Creéis que es genético o cultural? ¿Tienen las niñas que jugar con las muñequitas y los niños a montar construcciones? ¿Rosa o azul? Esta polaridad es fruto de las creencias arraigadas de las que antes hablábamos.

Os dejamos una reseña muy llamativa, conocida como efecto Matilda. Se refiere a la ausencia de reconocimiento del trabajo científico de las mujeres. Desde 1901, los hombres han obtenido el 97% de los Premios Nobel. Y la causa no ha sido la falta de candidatas precisamente.

Infravaloración deportiva

Las secciones de deporte en los telediarios ocupan apenas un tercio del tiempo total. Algunos lo achacan a una falta de dotación presupuestaria, pero la discriminación sexista ni acaba ni empieza ahí.

Se han incluido a las mujeres como decoración, por ejemplo, en las competiciones de motos. Además de esta cosificación, se ha dudado de su profesionalidad para dirigir a hombres por el hecho de ser mujeres (Gala León, como capitana de la Federación Española de Tenis). Los comentarios acerca de su físico, edad o estado civil cobran más protagonismo que sus méritos. Sin duda, el récord de la igualdad es el único que aún queda por batirse.


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