9 tipos de ansiolíticos: la medicina contra la ansiedad

La ansiedad puede parecer una fuerza incontrolable que consume nuestra tranquilidad y energía. ¿Cómo podemos hacerle frente? Te mostramos las opciones farmacológicas más utilizadas para su tratamiento.
9 tipos de ansiolíticos: la medicina contra la ansiedad
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 07 diciembre, 2023

Los ansiolíticos no hacen desaparecer a ese jefe tóxico que nos chupa la energía, las ganas y la alegría. Tampoco resuelven nuestros problemas, lo sabemos, ni hacen que el sufrimiento psicológico se vaya para siempre. Sin embargo, lo que sí logran es reducir el malestar emocional para facilitar la efectividad de la psicoterapia y del enfoque multidisciplinar.

Dicen los sociólogos que estamos viviendo ya en una sociedad distópica. Somos ese mundo en el que se venden cada año millones de libros sobre cómo ser felices, somos esas personas que gustan de poner filtros a sus fotos para ofrecer a los demás una imagen de perfección absoluta. De sonrisa perfecta, de felicidad ideal. Porque ser feliz vende, es a lo que todos aspiramos. Sin embargo, de puertas hacia dentro y en la penumbra del propio hogar, se nos llevan los demonios, los miedos nos carcomen y la sombra de las ansiedades nos atrapan.

“Tratamos el duelo y el miedo con pastillas como si fuesen enfermedades. Y no lo son”.

-Guillermo Rendueles, psiquiatra-

La industria farmacéutica intenta crear medicamentos psiquiátricos cada vez más sofisticados, con menos efectos secundarios y de acción más rápida. Tanto es así, que existen varios tipos de medicación para cada dolor de la vida, esos que los médicos de cabecera nos recetan a veces con excesiva facilidad hasta el punto de generar dependencias en personas que tal vez, hubieran resuelto su problema puntual mediante una estrategia no-farmacológica.

Sin embargo el problema está ahí, hay patologías de origen endógeno que requieren de un enfoque químico, y hay depresiones de carácter reactivo ocasionadas por el estrés que sin duda, necesitarían más de una estrategia psicológica. Sea como sea, los ansiolíticos son imprescindibles en muchos casos, sin duda, pero siempre durante un tiempo determinado para evitar caer en una espiral medicalizadora. Una espiral donde los efectos secundarios son a veces más perjudiciales que la propia sintomatología.

Ahondemos hoy en todos esos tipos de ansiolíticos presentes en el mercado farmacéutico y que tienen como objetivo tratar desde procesos asociados a la ansiedad, el insomnio, los trastornos del pánico, etc.

Hombre con ansiedad nocturna

¿Qué es la ansiedad?

Antes de empezar, es importante aclarar qué estamos entendiendo por ansiedad desde un punto de vista psicológico. Podemos considerar la ansiedad como un estado de malestar emocional que no suele estar ligado a estímulos estresores inmediatos, es decir, muchas veces surge de una visión catastrofista del futuro o de creencias irracionales sobre los acontecimientos de nuestra cotidianidad.

Ante esto, suelen emerger respuestas negativas de carácter cognitivo, emocional e, incluso, fisiológico. La ansiedad puede desencadenar síntomas como taquicardia, sudoración, cambios en la temperatura corporal y tensión muscular, así como ataques de pánico, conductas evitativas, problemas gastrointestinales, insomnio, entre otros.

Aunque las causas que la originan no están del todo claros, hay evidencia de que hay factores genéticos involucrados, así como posibles eventos traumáticos del pasado o experiencias particularmente dolorosas que pueden estar relacionadas con su aparición y desarrollo. 

El tratamiento para la ansiedad suele combinar terapia psicológica e intervención farmacológica, tanto con medicamentos antidrepesivos, como con aquellos que actúan específicamente sobre los síntomas de la ansiedad, los anisolíticos.

¿Cómo actúan los ansiolíticos?

Las personas que han necesitado o que necesitan en la actualidad un tratamiento farmacológico para reducir la ansiedad, saben que por lo general, es común probar más de un tipo, cambiar la dosis de vez en cuando y hacer un seguimiento sobre cómo nos sentimos y los posibles efectos secundarios que nos ocasionan.

Por ello, antes de nada debemos entender algunos aspectos.

  • Cada persona reacciona mejor a un tipo de ansiolítico. Por lo tanto, es aconsejable contar con la supervisión de los buenos profesionales para que nos guíen en este proceso.
  • Los ansiolíticos, los sedantes y los hipnóticos son medicamentos que funcionan en el sistema nervioso central para aliviar la ansiedad o ayudarnos a conciliar el sueño.

Asimismo, también es conveniente tener en cuenta cuál es el mecanismo de acción de los ansiolíticos:

  • Son sedantes, relentizan las funciones del cuerpo.
  • Son fármacos psicotrópicos que actúan sobre el sistema nervioso central. Es decir, no solo relajan sino que muchos de ellos tienen efectos sedantes, anticonvulsivos y amnésicos.
  • Su mecanismo de acción, por lo general es simple: aumentan el efecto de una sustancia química cerebral llamada GABA (ácido butírico amino gamma). Se trata de un tipo de inhibidor cerebral que relaja y reduce la actividad de las neuronas.
Manos con una pastilla y el perfil de la cabeza de una persona para representar los efectos de las benzodiacepinas

Veamos ahora en detalle cuáles son los principales tipos de ansiolíticos.

1. Benzodiacepinas

  • Las benzodiacepinas conforman la “familia” de ansiolíticos más comunes y utilizados en la actualidad. Además de actuar sobre la sustancia GABA también lo hacen sobre el sistema límbico, inhibiendo la actividad de la serotonina en esta región cerebral.
  • Los fármacos más habituales en esta tipología son sin duda el diazempam, el lorazepam, el bromazepam, el alprazolam o el clorazepato, los cuales, pasaremos seguidamente a describir.
  • La mayoría de ellos producen relajación, alivio de la tensión cognitiva y un efecto más o menos sedante según el tipo de fármaco.

¿Para qué se utilizan las benzodiacepinas?

  • Las benzodiacepinas se utilizan para el tratamiento de la ansiedad generalizada.
  • Insomnio.
  • Fobias.
  • Trastorno obsesivo compulsivo.
  • Trastornos afectivos.
  • Esquizofrenia.
  • Asimismo, es interesante saber que las benzodiacepinas se utilizan en muchos tipos de urgencias psiquiátricas: agitación psicomotriz, el estrés ambiental o los trastornos de la personalidad, delirium tremens…

Clasificación según su duración y el efecto en nuestro organismo

Ansiolíticos de vida media corta (sus efectos pueden durar hasta 8 horas):

  • Bentazepam.
  • Clotiazepam.
  • Cloxazolam.

Ansiolíticos de vida media intermedia (sus efectos duran de 8 a 24 horas):

  • Alprazolam.
  • Bromazepam.
  • Camazepam.
  • Clobazam.
  • Ketazolam.
  • Lorazepam.
  • Oxazepam.
  • Oxazolam.
  • Pinazepam.

Ansiolíticos de vida media larga (sus efectos duran más de 24 horas):

  • Clorazepato dipotasio.
  • Clordiazepoxido.
  • Clordiazepoxido + piridoxina.
  • Diazepam.
  • Halazepam.
  • Medazepam.
  • Prazepam.

Efectos secundarios

Cabe señalar que los efectos secundarios asociados a las benzodiacepinas no son tan graves como los que en su momento causaron el primer tipo de ansiolíticos: los barbitúricos. Además, es necesario recordar que la administración y consumo de estos fármacos psiquiátricos no debe exceder nunca de las 4 o 6 semanas. En caso contrario, podemos desarrollar dependencia.

Por otro lado, los síntomas secundarios más comunes asociados a las benzodiacepinas son los siguientes:

  • Somnolencia.
  • Mareos.
  • Confusión.
  • Falta de equilibrio (sobre todo en las personas mayores).
  • Trastornos del habla.
  • Debilidad muscular.
  • Estreñimiento.
  • Náuseas.
  • Boca seca.
  • Visión borrosa.
Mujer mirando benzodiazepinas

2. Los barbitúricos

  • Lo señalábamos hace un momento: antes de que llegaran al mercado las benzodiacepinas, los barbitúricos eran el único ansiolítico del que disponía la población para el tratamiento de la ansiedad. Desde que el premio nobel en química Emil Fischer descubriera el barbital en 1902, se alzaron como ese recurso peligroso pero eficaz, capaz de actuar como sedantes del sistema nervioso central de forma inmediata.
  • Más tarde, en 1963 la empresa Roche lanzó el conocido Valium y con este fármaco, llegó la era de las benzodiacepinas. Justo un año antes -y como curiosidad- de que Marilyn Monroe se suicidara “supuestamente” con una ingesta elevada de barbitúricos.

Los barbitúricos dejaron de prescribirse para el tratamiento de la ansiedad

  • Los barbitúricos y todos aquellos fármacos que contengan ácido barbitúrico generan una elevada dependencia psicológica y física.
  • Asimismo, la línea que separa a que se considera una dosis normal de una dosis tóxica es muy fina.
  • Su mecanismo de acción se basa en impedir el flujo de sodio a las neuronas. En la actualidad, su uso se reserva solo a algunos tipos de cirugía y para tratar las convulsiones.

Tipos de  barbitúricos más comunes:

  • Amobarbital (Amytal).
  • Apropbarbital (Alurate).
  • Butobarbital (Butisol).
  • Phentoarbital (Nembutal).
  • Secobarbital (Seconal).

 3. Buspirona

  • La buspirona tiene sus pros y sus contras. Sin embargo, sigue siendo un tipo de ansiolítico muy interesante. Su principal ventaja es que apenas tiene efectos secundarios, no interactúa con otras sustancias, no afecta al rendimiento cognitivo y no provoca sedación. 
  • Es un fármaco por tanto muy bien consolidado en el mercado farmacéutico y gusta mucho a los facultativos por su escasa adversidad.
  • Sin embargo, el punto que tiene en contra la buspirona es que es de acción lenta. De hecho el paciente empieza a notar sus efectos a los 15 días. Algo sin duda complejo, porque la persona que sufre un cuadro severo de ansiedad quiere sentirse mejor cuánto antes, y ante todo, poder dormir. De ahí, que este fármaco no resulte útil en estos casos.

Sin embargo, los expertos nos señalan que es muy eficaz para cuadros de ansiedad no muy intensa, y que es muy recomendable en personas mayores.

Para qué se utiliza

  • La buspirona se utiliza para trata los síntomas de la ansiedad: miedo, tensión, agitación,  irritabilidad, mareos, insomnio, taquicardias…

Efectos secundarios

  • Tal y como hemos señalado, la buspirona tiene por término medio unos efectos secundarios mínimos o carentes de gravedad. Los más comunes son dolor de cabeza, sequedad de boca, malestar estomacal…
Mujer con ansiedad

4. Alprazolam

  • El alprazolam es uno de los ansiolíticos que más se recetan. Muchos lo conocen como Trankimazin, es un derivado de las benzodiacepinas y se usa ante todo para el tratamiento de crisis de angustia como la agorafobia, ataques de pánico y estrés intenso.
  • Asimismo, cabe destacar que tiene principios antidepresivos puesto que sus principios químicos se asemejan mucho a los antidepresivos tricíclicos.
  • Cabe destacar que es un fármaco de alta potencia y de acción inmediata, a diferencia de la buspirona. Tiene propiedades sedantes, hipnóticas y anticonvulsivas, pero el efecto más notable es el ansiolítico.
  • Por otro lado, es importante destacar que el potencial adictivo del Alprazolan es también muy alto, por lo tanto, y para evitar la tolerancia, recordamos una vez más que su administración debe ser limitada y puntual.

Qué efectos secundarios presenta

  • Dolor de cabeza.
  • Problemas para orinar
  • Cansancio
  • Mareos
  • Iritabilidad
  • Problemas de concentración
  • Sequedad en la boca
  • Bajo deseo sexual
  • Estreñimiento
  • Cambios en el apetito
  • Cambios en el peso
  • Dolor articular

5. Diazepam

  • El diazepam o valium es sin duda otro de los ansiolíticos más conocidos. Es también un derivado de las benzodiacepinas y el que más se administra en los ambulatorios y centros médicos.
  • Es el fármaco más eficaz para tratar los espasmos musculares, de ahí que no se use solo para el tratamiento de la ansiedad, sino también para trastornos psicosomáticos, tortícolis, delirium tremens, ataques de pánico, disnea… e incluso para las clásicas sedaciones previas a las intervenciones quirúrgicas.
  • Asimismo, cabe advertir nuevamente que este ansiolítico también genera una elevada dependencia cuando se usan dosis elevadas durante períodos prolongados.

“El consumo regular de ansiolíticos crea adicción a largo plazo, en lugar de tratar el problema o la enfermedad”.

Qué efectos secundarios presenta

Los efectos secundarios más comunes del diacepam son los siguientes:

  • Somnolencia.
  • Problemas de coordinación.
  • Problemas de equilibrio.
  • Pequeños fallos de memoria.
  • Insomio
  • Dolor de cabeza
  • Calambres
  • Problemas de concentración.
  • Amnesia anterógrada.

En caso de que desarrollemos dependencia al diacepam, podemos experimentar desde taquicardias, desmayos, estados paradójicos de conciencia, somnolencia o incluso uñas azuladas debido a una falta de oxígeno en sangre.

6. Lorazepam

  • La mayoría hemos oído hablar del Lorazepam o sencillamente, del “orfidal”. Tiene una elevada potencia y se utiliza con distintos fines:
  • Para tratar trastornos de ansiedad.
  • Trastornos del sueño, problemas de insomnio.
  • Estados de tensión.
  • Para tratar algunas enfermedades psicosomáticas y orgánicas.
  • Para el síndrome del colon irritable.
  • La epilepsia.
  • También está indicado en el tratamiento de las náuseas y los vómitos originados por la quimioterapia o por la agitación provocada por la abstinencia del alcohol.
Bote con pastillas

Es interesante saber que el lorazepam tiene un efecto inmediato, alcanzando su máximo pico de biodisponibilidad a las 2 horas. Asimismo, sus efectos secundarios no son excesivamente graves, no genera una dependencia elevada, pero aún así se recomienda que su uso sea limitado en el tiempo. 

Efectos secundarios

  • Somnolencia
  • Cansancio
  • Boca seca
  • Periodos que oscilan entre la diarrea/estreñimiento
  • Problemas digestivos.
  • Problemas para orinar
  • Visión borrosa

7. Bromazepam

  • Al bromazepam lo conocemos como Lexatin,  se usa en dosis bajas para tratar la ansiedad y las neurosis fóbicas. Si se administra en dosis más elevadas actúa como efectivo relajante muscular, sedante e hipnótico.
  • Cabe señalar que el bromazepam es un medicamento peligroso: genera rápidas dependencias e interactúa con diversas sustancias. En caso de que se combine con el alcohol puede llegar a ser mortal. Por tanto, deben seguirse con puntual exactitud las pautas de los profesionales para que su efecto sea el adecuado.

Efectos secundarios

  • Problemas de coordinación.
  • Dolor de cabeza.
  • Problemas a la hora de reaccionar ante los estímulos.
  • Cansacio
  • Visión borrosa.

8. Cloracepato

El clorazapato es un medicamento que pertenece al grupo de los tranquilizantes, ansiolíticos, derivados de las benzodiazepinas. Se utiliza en casos no excesivamente graves, trastornos psicológicos comunes que requieren de un abordaje puntil

Es efectivo en los siguientes casos:

  • Trata la ansiedad.
  • Angustia.
  • Trastornos del sueño.
  • Problemas durante la menopausia.
  • Neurosis.
  • Psicosis.
  • Es muy efectivo para tratar la abstinencia del alcohol y de otras drogas.
  • Se usa también para tratar el síndrome del colon irritable.

El clorazepato puede tomarse durante 3-4 meses. Más allá de este periodo genera dependencia y puede perder eficacia.

Efectos secundarios

Problemas gastrointestinales, cambios en el deseo sexual o reacciones cutáneas, dolor de cabeza, mareos, boca seca, apatía…

9. Antihistamínicos

  • Es muy posible que a más de uno de nuestros lectores le sorprenda que en este listado aparezcan los antihistáminicos. ¿No son los medicamentos que usamos habitualmente para tratar los procesos alérgicos?

Bien, es importante señalar que dentro de los antihistamínicos los hay de diferentes tipos. Por lo general la mayoría de los antihistamínicos bloquean la histamina. Sin embargo, dentro de ellos podemos encontrar también la hidroxizina, la cual, además de aliviar la picazón causada por las reacciones alérgicas de la piel, reduce la actividad cerebral y sirve también para aliviar la ansiedad y la tensión.

Cabe señalar que los antihistamínicos no son los fármacos más idóneos para tratar la ansiedad, de hecho los psiquiatras no los recomiendan en caso de que el paciente sufra ataques de pánico.

Efectos secundarios

  • Problemas a la hora de reaccionar, ralentiza nuestros sentidos.
  • Somnolencia.
  • Cansancio.
  • Boca seca.
  • Problemas intestinales.
Mujer con pánico

Para concluir, a esta lista se le podrían añadir sin duda muchos más nombres y muchas opciones, como los fármacos bloqueantes beta-adrenérgicos, dentro de los cuales también hay alternativas naturales y con escasos efectos secundarios. Sin embargo, los que hemos descrito aquí son los más comunes, los que más se recetan y los que más habitan en nuestras mesitas de noche o en nuestros bolsos.

Apuntar una vez más que los ansiolíticos no curan la ansiedad, no hacen desaparecer los ataques de pánico, las neurosis o esas sombras puntuales que alteran nuestra vida en un momento dado. Los fármacos tratan, alivian, relajan, nos ofrecen descanso y aunque todo ello sea bueno y necesario, no resuelven el problema de raíz a no ser que estemos ante una enfermedad de origen endógeno, como pueden ser algunas depresiones.

Usemos por tanto los ansiolíticos de forma puntual, pero combinados siempre con la psicoterapia. Porque aunque nos hayan educado siempre con la clásica idea de que “somos lo que comemos”, en realidad “somos lo que pensamos”. Cambiemos entonces el enfoque y no medicalicemos obsesivamente dimensiones que en ocasiones no son patológicas.

Referencias bibliográficas

Andrés-Trelles, F. (1993) Fármacos utilizados en la ansiedad: benzodiacepinas y otros ansiolíticos. Madrid: MacGraw Hill Interamericana.

Eugene Rubin, Charles Zorumski, (2015) How Many People Take Benzodiazepines? Psichology Today https://www.psychologytoday.com/blog/demystifying-psychiatry/201505/how-many-people-take-benzodiazepines

Hardman J. G., Goodman L. S., Gilman A. (1996) Las bases farmacológicas de la terapéutica. Vol. I. Págs. 385-398. Madrid: MacGraw-Hill Interamericana.

Robert Whitaker, (2015) Anatomía de una epidemia, Madrid: Capitán Swing

Sophie Billioti, Yola Moride, Thierry Ducruet (9-09-2014) Benzodiazepine use and risk of Alzheimer’s disease: case-control study. British Medical Journal, 349, págs 205-206


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