El mito de Cástor y Pólux, los dioscuros
El mito de Cástor y Pólux habla de la historia de dos hermanos gemelos, pese a que aparentemente eran hijos de la misma madre, pero de diferente padre. Estuvieron muy unidos, hasta el punto de que uno renunció a la inmortalidad por el otro.

El mito de Cástor y Pólux, como otros mitos griegos, cuenta con varias versiones y algunas de ellas se contradicen entre sí. El punto más difícil de conciliar tiene que ver con el hecho de que la historia más extendida dice que son hijos de la misma madre, pero de diferente padre.
Sin embargo, a estos personajes se les llamaba “los dioscuros”, que significa “hijos de Zeus”. Esto va en contravía del origen más aceptado de estos personajes y pone en vilo algunos aspectos fundamentales del mito de Cástor y Pólux. Por lo mismo, tomaremos la versión más conocida de esta historia, obviando la razón por la cual se les llamaba “disocuros”.
En todas las versiones del mito de Cástor y Pólux, los dos eran hijos de Leda. Ella era una hermosa mujer, hija del rey de Etolia. Se casó con Tindáreo, que era el rey de Esparta. Este había llegado al reino de Leda buscando refugio, pues uno de sus hermanos lo había expulsado de Esparta.
Hércules supo del hecho y montó en cólera por ello. Así que mató al usurpador y coronó a Tindáreo como rey de Esparta. Para entonces, Leda y él se habían enamorado y casado.
“Los hermanos no dejan que vagues solo en la oscuridad”.
-Jolene Perry-
El mito de Cástor y Pólux: el origen
Leda vivía felizmente con su esposo en Esparta, pero Zeus la vio y quedó prendado de su belleza. Como sabía que esta mujer era fiel a su marido, resolvió utilizar un ardid para poseerla. Para ello, el máximo dios del Olimpo se transformó en cisne y llegó hasta la mujer, fingiendo que era perseguido por un águila.
Esa misma noche el cisne sedujo a Leda y yació con ella. Sin embargo, el esposo de leda, Tindáreo, también yació con la mujer en el mismo lapso. Como resultado, Leda quedó embarazada de Zeus y de su esposo simultáneamente. En su vientre se formaron dos parejas de mellizos, dos de ellos inmortales, por ser hijos de Zeus, y dos mortales, por ser hijos de Tindáreo.
Al momento del parto, Leda dio a luz dos huevos. En uno de ellos estaban Helena y Pólux, ambos hijos de Zeus. En el otro huevo estaban Cástor y Clitemnestra, los mortales hijos de Tindáreo. De cualquier manera, dice el mito de Cástor y Pólux que todos crecieron como hermanos y se amaban profundamente entre sí, especialmente los dos muchachos.
Dos hábiles jóvenes
Pese a que eran hijos de diferente padre, el mito de Cástor y Pólux dice que eran gemelos. Se les representa como dos jóvenes atléticos, muy blancos, por influencia del cisne blanco que había seducido a su madre y portando cascos en forma de cáscara de huevo. Ambos blanden una lanza y cabalgan sobre corceles, también blancos.
Se dice que Cástor era extremadamente hábil en el arte de domar caballos y galopar sobre ellos. Entre tanto, Pólux destacaba en la pelea cuerpo a cuerpo. Los dos eran afables entre sí y siempre hacían todo juntos. Solían decir que eran como el mismo ser dividido en dos.
Una de sus historias más famosas tuvo lugar cuando el héroe Teseo, junto con su amigo Pirítoo, decidieron que cada uno se casaría con una hija de Zeus. Teseo eligió a Helena, hermana de Cástor y Pólux, y Pirítoo escogió a Perséfone, esposa de Hades.
Así que raptaron a Helena y cuando fueron por Perséfone, Cástor y Pólux aprovecharon para rescatarla. De paso, secuestraron a la madre de Teseo y la esclavizaron como castigo.
Un destino unido para siempre
Cuenta el mito de Cástor y Pólux que llegó un momento en el que los jóvenes decidieron casarse. Eligieron como esposas a dos mujeres llamadas Hilaira y Febe. Las dos eran hijas de Leucipo, príncipe de una región conocida como Mesenia. Los gemelos decidieron raptar a las chicas para desposarlas luego, pero dos pretendientes rivales los persiguieron y mataron a Cástor.
Pólux, que no sabía vivir sin su hermano gemelo, le rogó a su padre, Zeus, que le concediera a Cástor el don de la inmortalidad. Zeus decidió que los dos gemelos debían compartir ese don. De este modo, mientras el uno estaba en el mundo de los muertos, el otro estaría en el Olimpo de los dioses. Más tarde intercambiarían sus papeles.
Pasado el tiempo, los dos gemelos se convirtieron en protectores para los humanos, especialmente para los navegantes. Zeus los transformó en la constelación de Géminis. Fueron venerados tanto por los griegos, como por los romanos.
Graduada en periodismo de la Fundación de Educación Superior INPAHU de Bogotá. Estudios de Licenciatura en Ciencias Sociales, en la Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” de Bogotá. Autora de los libros “Un duro – Aproximaciones a la vida” y “Un río de mil brazos”. Co-autora de los libros “Humor cautivo”, “Inventario de asombros”, “Impresos comunitarios” y “Seis historias para ser contadas”, entre otros. Ganadora de la beca en periodismo cultural, Ministerio de Cultura de Colombia (1999). Ganadora de los premios de periodismo Semana-Petrobras (2011) y Entrégate a Colombia-Servientrega (2012). Ganadora de las Pasantías Nacionales en Literatura del Ministerio de Cultura (2009 y 2018). Ganadora en el concurso de crónica “Ciudad de Bogotá” (2014). Mención de honor en el Concurso Nacional de Crónica y Testimonio, Universidad Central (2017) y en el Premio Nacional de libros de crónica (2010). Ganadora de la convocatoria “Leer es mi cuento” (2011), entre otros.