¿La falta de deseo sexual es un problema?

Laura Reguera

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Reguera.

Última actualización: 26 enero, 2023

Cuando se habla de problemas sexuales solemos pensar sobre todo en temas relacionados con el orgasmo. Es más común que se comenten cosas sobre la eyaculación precoz en algunos hombres o la dificultad para llegar al orgasmo que experimentan en ocasiones las mujeres… ¿Es que estos son los únicos problemas de este tipo?

Para nada. El caso es que entre las dificultades que pueden afectar a nuestra vida sexual nos encontramos con otros problemas que no sabemos solucionar o que ni siquiera sabemos si son un problema. En este artículo nos vamos a centrar en la fase previa al encuentro sexual, en la que se supone que nace y se alimenta el deseo. Así, trataremos de identificar a parir de dónde podemos hablar de un verdadero problema de deseo y de cómo encauzarlo. ¡Sigue leyendo para aprender más sobre ello!

“No desear nada es no vivir”

-Paul Géraldy-

¿Cómo es la respuesta sexual humana?

Para empezar, es importante tener claro cómo es la respuesta sexual humana. Esta se compone de cinco fases que voy a detallar a continuación:

  • Deseo: aquí se iniciaría la respuesta sexual. Se caracteriza por la presencia de pensamientos o fantasías sexuales, por el deseo de que se produzca la actividad sexual y por posibles cambios hormonales.
  • Excitación: es la segunda fase. Aquí las personas tienen una sensación subjetiva de excitación. Pero no solo eso, el cuerpo se prepara para la actividad sexual. Así, se dan una serie de cambios tanto en el hombre como en la mujer con la finalidad de llevar a cabo relaciones de este tipo.
  • Orgasmo: sigue a la excitación. Además de una serie de contracciones en el cuerpo del hombre y de la mujer, produce una sensación y estado de placer.
  • Resolución: después del orgasmo, aparece una sensación de alivio y relajación a medida que el cuerpo vuelve a su estado previo al inicio de la respuesta sexual.
  • Satisfacción sexual: sería el componente psicológico subjetivo de satisfacción con la relación sexual con la que termina la respuesta sexual.

 

En cada una de estas fases pueden aparecer problemas que dificultan la consecución de unas relaciones sexuales satisfactorias. Dichas dificultades pueden clasificarse en distintas dimensiones: temporal, situacional, grado de severidad y etiológica. Respecto a la primera, si la disfunción ha existido siempre sería primaria, mientras que si aparece a partir de un determinado momento sería secundaria.

Si está presente en todas las situaciones la denominaríamos general; situacional, sin embargo, si está asociada a circunstancias muy concretas. En cuanto al grado de severidad, puede ser total si se da en su máximo nivel o parcial si no. Respecto a su etiología, en función de las causas que la provoquen puede ser orgánica o funcional.

“Vivir sus deseos, agotarlos en la vida, es el destino de toda existencia”

-Henry Miller-

Los problemas del deseo sexual

En la primera fase de la respuesta sexual humana pueden aparecer varios tipos de dificultades. Una de ellas sería el bajo deseo sexual. Pero uno demasiado alto también supondría una conducta problemática. Aún así, la disfunción más común en esta fase sería el deseo sexual inhibido, que puede derivar en aversión hacia las propias relaciones sexuales (pasan a ser una obligación y dejan de anticiparse como momentos de placer). La inhibición del deseo sexual es una reducción anómala y persistente del deseo y de las ganas de llevar a cabo actividades sexuales.

“Sólo hay una fuerza motriz: el deseo”

-Aristóteles-

¿Por qué pasa esto? Las causas son muy variadas. Empezando por la relación de pareja. Que en esta haya conflictos o que sea rutinaria o que el otro miembro tenga una disfunción sexual puede general la inhibición del deseo sexual. El deseo nace de la anticipación de una situación placentera; así, si esta no se percibe como placentera a todos los niveles es muy difícil que aparezca el deseo.

También encontramos otras causas. A nivel físico influyen algunos problemas médicos o el consumo de drogas o fármacos. En esta línea, también pueden causar estos problemas los anticonceptivos orales o el cansancio físico.

En cuanto a los factores psicológicos e individuales, pueden influir la ansiedad, el estrés o la depresión, tener una orientación sexual ambivalente o parafilias. Además, tener experiencias sexuales traumáticas sería otro posible factor desencadenante. Este último puede hacer que la inhibición derive en una aversión sexual: una sentimiento de repugnancia extrema hacia las relaciones sexuales.

El caso es que, como el deseo sexual es la primera fase de esta respuesta, un problema en este aspecto condiciona enormemente la actividad sexual y, por lo tanto, la satisfacción que se consiga. Dados los beneficios asociados a la práctica sexual, es importante buscar ayuda profesional de un psicólogo si se tiene un problema de este tipo… ¡Está en tu mano!

Imágenes cortesía de Sweet Ice Cream Photography, Charlie Hang y Jeremy Bishop.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.