La necesidad de comprender el maltrato para ayudar a las víctimas

Las redes humanas de contención emocional y los recursos económicos son la clave para poder salir de una situación de violencia. Esto no siempre se ve, por eso, te invitamos a conocer las distintas maneras en que se manifiesta.
La necesidad de comprender el maltrato para ayudar a las víctimas
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 15 enero, 2024

Comprender el maltrato es muy similar a comprender el trauma; podríamos decir que son como un atraco, un atraco que va a depender mucho de cómo se haya vivenciado. Puede robarte hasta tu propia identidad y vida normal e incluso determinar tu presente, aunque hayan pasado muchos años desde entonces. El trabajo terapéutico consiste en hacer justicia e impedir que siga produciendo el robo de vida e identidad.

En ocasiones, las personas que vivencian una situación crítica no resultan gravemente afectadas, ya que el mayor de los problemas en salud mental es la cronicidad o la repetición en serie de sucesos críticos. Nuestra disposición y experiencia no solo juegan un papel relevante en salud mental, sino que también son importantes en todos los aspectos de nuestra vida.

Lo esencial es invisible a los ojos, y el maltrato psicológico es lo que más genera sufrimiento y acompaña al resto de abusos que sufren las víctimas de violencia. ¿Cómo dejar de estar en el sitio dónde crees que debes estar? Ser capaces de responder a esta pregunta requiere conocer el funcionamiento del maltrato, ayuda a comprender en profundidad el sufrimiento y la dificultad para salir de este tipo de bucle, primordial para evitar poner etiquetas superficiales.

La necesidad de comprender el maltrato

Es en la fase final de la historia de violencia donde pueden aumentar las agresiones, ya que el agresor puede sentir amenazado su control. Por tanto, resulta primordial discutir, preparar y detallar planes de seguridad para la salida de la relación o para finalizar la violencia.

Mujer triste mirando hacia el suelo por situación de maltrato

Pensemos que solo la mitad de las mujeres con una historia de violencia -que suele durar en torno a seis años- consiguen romper la relación tras una media de entre cinco y ocho intentos para lograrlo. En estos casos, los recursos humanos (red social) y económicos son la clave para poder salir de una situación de violencia crónica.

El sometimiento, el terror, la incompetencia (intelectual y emocional), la autodesconfianza, el control, y la sensación psicológica interna de suciedad y corrupción (producto de violación) son el cuadro que mejor describe la vida de las víctimas de violencia. Si la víctima mantiene su criterio de realidad, podrá acumular (puntos de inflexión y de no retorno) y poner fin a la relación, de lo contrario evolucionarán otros posibles patrones de violencia.

Comprender el maltrato es muy similar a la comprensión del trauma y ayuda a cambiar de forma positiva la narración del suceso.

La violencia en las relaciones íntimas

El porcentaje de mujeres lesionadas por sus parejas es equivalente al de mujeres heridas en accidentes de tráfico, por asaltos o por agresiones sexuales. Aproximadamente la mitad de las agresiones producen lesiones físicas, pero solo 4 de cada 10 buscan asistencia médica (Fisher, 2001).

Dicen que las palabras se vuelan con el tiempo, pero en términos de salud mental los mensajes que se transmiten son sumamente importantes para quienes lo reciben. Comprender el maltrato desde una visión funcional adaptativa puede ayudar mucho a que se modifique de manera positiva la narración del suceso.

Tipos de violencia en las relaciones íntimas

La violencia física en el control coercitivo

En su intención de comprender el maltrato, Stark (2007) comparó el miedo, el embotamiento emocional, las dificultades para dormir y concentrarse en las víctimas sometidas a violencia física y/o al control coercitivo, siendo significativamente superiores en el control coercitivo. Podríamos decir que existen diferentes trayectorias de violencia física: romper huesos, estrangular, abandonar, encerrar, atacar con armas, arrojar objetos, son algunos ejemplos de las distintas estrategias de este tipo de violencia.

La violencia emocional o psicológica

La violencia emocional es muy sutil, y pudiendo llegar a ser más dañina que los golpes. Las víctimas pueden sentirse incompetentes intelectualmente, pensar que están locas o que son indignas de ser amadas o incapaces de amar. Las formas más frecuente de ejercer violencia psicológica y/o emocional son:

  • Distanciamiento afectivo.
  • Celos.
  • Negación de derechos a la víctima.
  • Humillación.
  • Críticas constantes y globales.
  • Insultos.
  • Coacción de la libertad (intelectual, laboral, social…).
  • Destruir pertenencias o recuerdos.
  • Amenazas (de muerte, de suicidio, abandono…).
Manipulación emocional

Más tipos de violencia

La violencia puede arrasar hasta lo más recóndito del yo, cómo la confianza en el criterio propio. Hay otros tipos de violencia que también se ejercen dentro de las relaciones íntimas:

  • Violencia sexual: se refiere a aquellos actos no consentidos o bajo coacción relacionados con prácticas sexuales que degradan a la víctima.
  • Violencia económica: implica acciones injustas relacionadas con el manejo económico de la víctima (robar, obligar, arruinar, sometimiento,…).
  • Violencia espiritual: puede oscilar desde atacar y/o reírse hasta prohibirle sus prácticas y creencias religiosas.

¿Por qué es tan difícil salir de una situación de maltrato?

El maltrato, como ya hemos visto, puede tomar diferentes trayectorias, pero el modo en que se construye la violencia dentro de las relaciones íntimas constituye un círculo vicioso del que cuesta mucho salir. Los pasos que conducen el camino por el cual camina la violencia son los siguientes:

  • Contrato irrealizable: el agresor pide a la víctima algo que no se puede realizar.
  • Negociación de diferencias.
  • Intensificación: gritos, insultos, coacciones, amenazas.
  • Activación: activador, agresión.
  • Complementariedad: cese disputa, arrepentimiento, perdón.
  • Repetición de los pasos anteriores.

Cómo en toda crisis, existen momentos de estabilidad, de mejora, de deterioro acelerado y/o de regresión. Pero no debemos olvidar que son posibles los procesos de recuperación y reconstrucción, y que ambos aceleran y coexisten con la ruptura. La violencia por sí sola transmite mensajes muy potentes y destructivos, por eso el trabajo con las víctimas de violencia se dirige a empoderarlas, “Tú sí, la violencia no” porque “Solo los vivos pueden hacer psicoterapia”.

Referencias bibliográficas

Navarro Góngora, J. (2015). Violencia en las relaciones íntimas. Una perspectiva clínica. Barcelona: Ed. Herder.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.