La sincronización cerebral durante los acuerdos y tareas colaborativas

Las conversaciones interesantes cara a cara o saber llegar a acuerdos facilitan un fenómeno extraordinario: la sincronización cerebral entre personas. Explicamos los datos de este estudio científico.
La sincronización cerebral durante los acuerdos y tareas colaborativas
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 08 diciembre, 2021

A todos nos ha pasado alguna vez. Mantenemos una conversación con alguien especial y de pronto podemos hasta terminar las frases de la otra persona. Esa conexión va a menudo más allá de lo emocional. Según la ciencia, determinados tipos de interacción social dan forma a una sincronización cerebral muy llamativa. Es decir, la actividad eléctrica neuronal trabaja a un mismo nivel facilitando una unión más profunda.

Esa conexión impulsa un gran número de procesos, como la comprensión e incluso la capacidad para llegar a acuerdos, solucionar problemas o llevar a cabo tareas conjuntas. Así, decir aquello de que el mundo iría mucho mejor si fuéramos capaces de comprendernos más es una obviedad. Sin embargo, lo que se nos escapa a menudo son los mecanismos que producen este logro extraordinario.

Conectar de manera profunda no va de magia. Sentir lo que el otro siente no responde a factores sobrenaturales. El cerebro es una entidad más sorprendente y poderosa de lo que creemos. Tanto es así que está “diseñado” para originar este tipo de experiencias con las que fomentar la colaboración humana y con ella, el progreso, la supervivencia, la capacidad de tener una buena calidad de vida.

cerebro representando la La sincronización cerebral

¿Qué es la sincronización cerebral?

Cuando hablamos de la sincronización cerebral es probable que lo primero que nos venga a la mente sea poco más que dos personas unidas por cables invisibles. Más allá de lo singular que nos pueda parecer esta expresión, esa conectividad neural entre personas es real, pero no necesita de gadgets externos; es más bien una sincronización eléctrica.

La investigación que nos habla sobre esa conexión entre personas durante las tareas colaborativas es muy reciente. Hace solo unos días, la Universidad de medicina de Yale y el University College de Londres descubrió que el diálogo cara a cara sincroniza las ondas cerebrales. Es más, buena parte de las regiones cerebrales trabajan en una misma estimulación e intensidad eléctrica. Sin embargo, este fenómeno tan interesante solo se da en contadas situaciones.

Conversaciones, acuerdos y tareas colaborativas

Si tuviéramos que nombrar cuáles son las situaciones más enriquecedoras para el ser humano, estas serían claramente tres: las buenas conversaciones, la capacidad de llegar a acuerdos y de trabajar juntos para lograr metas y objetivos.

Conectar es coincidir, tener ideas comunes y colaborar para avanzar juntos.

Son esos comportamientos en los que se produce la sincronización cerebral. Y, admitámoslo, pocas cosas son tan placenteras. Hablar durante horas con alguien a quien apreciamos o que nos resulte interesante es todo un estímulo para nuestro universo neural. Es entonces cuando, según los doctores Mark Tiede y Joy Hirch, los cerebros se vuelven sincrónicos.

¿Qué significa eso de la sincronicidad neurológica? Algo que pudieron ver mediante resonancias magnéticas a nivel de laboratorio es que áreas como la circunvolución supramarginal derecha (relacionada con la atención), los campos oculares frontales bilaterales y las regiones frontotemporales tenían una misma actividad eléctrica. Asimismo, demostraban el mismo nivel de concentración.

Es importante destacar que la sincronización cerebral se produce sobre todo cuando nos comunicamos y nos miramos cara a cara.

Los desacuerdos rompen la sincronización cerebral

Si las tareas colaborativas, las conversaciones y los acuerdos facilitan la sincronización cerebral, los desacuerdos generan poco más un terremoto neurológico. ¿La razón? Sentir que la persona que tenemos en frente tiene ideas opuestas nos desafía y derivamos finalmente en una discusión que produce un gran estrés al cerebro.

Tanto es así que muchos de nosotros experimentamos agotamiento físico y psíquico después de esos instantes de desacuerdo con alguna persona. La razón de ello está en la desincronización neurológica. Lo analizamos.

  • Según una de las autoras del trabajo referenciado, Joy Hirsh, el cerebro es una compleja red de procesamiento social. Cuando estamos de acuerdo con alguien, cuando todo es calma y sintonía, las regiones y las ondas cerebrales se sincronizan.
  • Ahora bien, cuando surge la diferencia y el desacuerdo, buena parte de las regiones cerebrales se hiperactivan. Las áreas emocionales elevan su actividad. Estructuras como la corteza prefrontal, la circunvolución supramarginal izquierda, la circunvolución angular y la circunvolución temporal superior presentan una actividad muy intensa y estresante.
  • La discordia y las diferencias movilizan todos nuestros recursos emocionales, cognitivos y atencionales y todo esto acaba agotándonos y separándonos además de la persona que tenemos en frente.
pareja discutiendo y representando la dificultad de activar la sincronización cerebral

La importancia de crear armonía en nuestras relaciones sociales

Si hay algo que todos sabemos es que no es posible estar de acuerdo con todas las personas que nos rodean en cada momento y circunstancia. Discrepar es algo habitual. Es más, tener desacuerdos es hasta saludable para conocernos mejor.

Experimentar esa falta de armonía cerebral de vez en cuando con conocidos, desconocidos, personas íntimas, jefes, hijos y amigos es normal. La clave está en saber transitar del desencuentro al acuerdo, de la diferencia a una conexión más fuerte, sabia y enriquecedora.

Ahora bien, la calidad de vida e incluso el buen avance de una sociedad depende siempre de nuestra capacidad para conectar emocional y cognitivamente. La sincronización cerebral es algo que deberíamos favorecer tanto como nos fuera posible. Estas serían algunas maneras:

  • Facilitar instantes para conversar de manera relajada y mirándonos a los ojos.
  • Aprender a trabajar en grupo y a desarrollar adecuadas habilidades sociales.
  • La comunicación emocional y la empatía son pilares indispensables para favorecer la sincronización cerebral.

Para concluir, la neurociencia siempre nos revela aspectos asombrosos sobre nosotros mismos que vale la pena conocer. Tenemos poderes extraordinarios y la conexión es una capacidad altamente valiosa para nuestro bienestar. Trabajemos en ella, promovámosla. 


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  • Joy Hirsch, Mark Tiede, Xian Zhang, J. Adam Noah, Alexandre Salama-Manteau, and Maurice Biriotti. "Interpersonal Agreement and Disagreement During Face-to-Face Dialogue: An fNIRS Investigation." Frontiers in Human Neuroscience (First published: January 13, 2021) DOI: 10.3389/fnhum.2020.606397

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