Síndrome de abuso infantil e impulsividad, ¿cómo se relacionan?

Quienes maltratan a los menores tienden a ser poseedores de altos niveles de impulsividad. Y se ha encontrado que dicha impulsividad está relacionada de manera especial con el abuso infantil más violento y desgarrador.
Síndrome de abuso infantil e impulsividad, ¿cómo se relacionan?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 20 abril, 2023

El síndrome de abuso infantil engloba una serie de síntomas que emergen en el niño cuando es la víctima de comportamientos violentos; por norma, perpetrados por personas que son significativas para él. Hablamos de un cuadro multifactorial y multicultural, siendo uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos como sociedad, puesto que la violencia o la negligencia ejercida durante la infancia suele ser ocultada, negada y olvidada.

Por otro lado, los maltratadores tienden a ser sujetos con niveles impulsivos elevados. De esta manera, ante pequeñas provocaciones, reaccionan con la peor y más violenta de las respuestas posibles. Fruto del maltrato, la mente del niño queda deformada, malograda y empobrecida, proyectando un futuro sin esperanza. Pero antes de ahondar en el síndrome, revisemos lo concerniente a la impulsividad.

«La impulsividad es como una droga: cuanto más la utilizas, más necesitas para conseguir el mismo efecto».

-Roy Baumeister-

¿Qué es la impulsividad?

La «impulsividad» ha sido definida desde distintas perspectivas. De acuerdo con la revisión de la psicóloga Cristina Arias (Arias et al., 2021), este corresponde a la ‘reacción a un estímulo, efectuada sin planificación’.

En consecuencia, la persona no tiene en cuenta las repercusiones o el impacto de su forma de responder. Además, las conductas que gravitan en torno a la impulsividad suelen tener una duración breve y unas consecuencias potencialmente desagradables.

«La impulsividad es la incapacidad de resistirse a un impulso, a una emoción o a una tentación, incluso cuando sabemos que es perjudicial».

-John Ratey-

Padre con un cinturón en mano maltrata a una niña
Las personas impulsivas no consideran el impacto de sus actos, incluso los relacionados con el maltrato infantil.

La urgencia negativa, el punto de partida de la impulsividad

La percepción de «urgencia» es el motor, incombustible y aparentemente indomable, que dispara la conducta impulsiva o precipitada. La urgencia, en este contexto, se viste de emociones negativas (como la angustia, la irritabilidad o la furia) y precipita reacciones conductuales que en el ámbito del abuso infantil pueden ser desoladoras, desesperantes e incluso funestas.

La impulsividad podría concebirse, por tanto, como la ausencia de capacidad para inhibir una respuesta o una reacción nacida de un impulso. Vamos a explicarlo con el caso de Andrés, de 24 años, quien señala que cuando va caminando por Madrid y ve una prenda de ropa bonita, es incapaz de frenar su impulso para comprarla, a pesar de que su cuenta bancaria está en negativo.

Andrés es incapaz de abstener su impulso y, sin considerar las consecuencias (en este caso el endeudamiento), compra. Ha sucumbido ante la «percepción de urgencia».

«La urgencia negativa puede hacerte sentir como si no tuvieras opciones, pero siempre hay una elección».

-Judith Orloff-

Síndrome de abuso infantil: entre la vida y la muerte

A raíz de las atrocidades cometidas durante la II Guerra Mundial, se acuñó el término del «síndrome del infante maltratado», por parte de los profesionales sanitarios de la época (expertos en pediatría y radiología, principalmente), como consecuencia de los angustiantes casos que recibían.

Durante las décadas posteriores al evento bélico, se utilizó ampliamente para describir hechos en los que los cuidadores maltrataban físicamente a los menores.

Al incluir a otras formas de violencia (por ejemplo, la violencia psicológica), se modificó el nombre del síndrome, dando lugar a lo que hoy conocemos como «síndrome de abuso infantil» (Tsranchev et al., 2022). A pesar de que las características son claras, sus manifestaciones son múltiples, tanto a nivel físico (fracturas, moretones, mordeduras), como a escala psicológica (estrés postraumático, problemas de lenguaje o desórdenes de la personalidad).

«El abuso infantil es una forma de violencia que deja cicatrices invisibles en la mente y el corazón de los niños».

-Alice Miller-

Mano de un niño pidiendo que se detenga el abuso infantil
Las consecuencias del abuso infantil van desde trastornos de personalidad hasta desenlaces fatales.

Maltrato infantil: una forma potencialmente mortífera de violencia

De acuerdo con una investigación publicada en Folia Médica, el peor desenlace del maltrato infantil es la muerte del menor. Es en estos casos particulares de violencia infantil homicida, en los que la impulsividad juega un rol todavía más importante (Tsranchev et al., 2022). Por fortuna, son menos frecuentes que otras formas de maltrato.

Las personas que llegan a cometer estas atrocidades se caracterizan por ejercer el maltrato con una furia especialmente explosiva y voraz, en la que la impulsividad juega un papel preponderante. Son múltiples las conductas que llevan a cabo. Según el doctor Iván Tsranchev, del departamento de medicina forense de la Universidad búlgara de Plovdiv, podemos encontrar las siguientes:

  • Arrojar al menor contra cualquier superficie compacta.
  • Múltiples impactos al cuerpo del menor, en un corto periodo.
  • Acelerar o desacelerar rápida, reiterada y de forma repentina su cuerpo.

El síndrome de abuso infantil prevalece en la palestra pública. Sus consecuencias son inquietantes, lamentables y desgarradoras. Si el menor sobrevive, es posible que se enfrente a secuelas tan graves como lo es el trastorno por estrés postraumático o el trastorno límite de la personalidad.

Como hemos observado, la impulsividad tiene un rol clave en las conductas maltratadoras. Ante estímulos nimios o menores, el adulto reacciona sin tener en cuenta las repercusiones de su conducta. Consecuencias que tienen el potencial de desencadenar un infierno candente que acabe con el futuro del infante.

«El abuso infantil a menudo es el resultado de un comportamiento violento impulsivo con una mínima provocación, que puede tener un desenlace fatal».

-Iván Tsranchev-


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