La relación entre el estoicismo y la resiliencia

Los desafíos que nos presenta la vida pueden ser difíciles de afrontar. Sin embargo, ¿sabías que el estoicismo desarrolló ciertas ideas y técnicas para desarrollar la resiliencia? Descúbrelas en este artículo.
La relación entre el estoicismo y la resiliencia

Escrito por Jennifer Rojas

Última actualización: 08 marzo, 2024

A pesar de que nos separan muchos siglos de los antiguos estoicos, la modernidad ha sacado provecho de sus enseñanzas para el desarrollo personal. Con más precisión, han desplegado ideas y técnicas para dar una respuesta al sufrimiento y la adversidad humana. Por eso, podemos hablar de una relación directa entre estoicismo y resiliencia.

En este artículo, exploraremos ese vínculo a través de los principios fundamentales de esta antigua filosofía griega. Asimismo, examinaremos algunas técnicas estoicas para desarrollar la resiliencia en la vida cotidiana. Porque si hay algo que caracteriza al estoicismo es que nos enseñó sobre el arte de vivir, eso que hacemos a diario.

¿Cuál es la relación entre estoicismo y resiliencia?

El estoicismo es una antigua escuela de filosofía, fundada en Atenas por Zenón de Citio alrededor del año 300 a. C. Gracias a las ideas que ella impartía, en la actualidad la palabra estoicismo es sinónimo de resiliencia.

Esto se debe a que esta corriente filosófica se caracteriza por la defensa de la virtud, la imperturbabilidad y el control sobre las emociones. De esta manera, su propuesta es que los individuos puedan desarrollar sus propias potencialidades y alcanzar un buen grado de conocimiento personal. Todo con el fin de lograr una vida buena y la felicidad.

Los estoicos sabían muy bien que los obstáculos y adversidades son parte de la vida. Por lo tanto, no podemos luchar contra ellas, pero sí podemos desarrollar un carácter fuerte para hacerles frente. Es por esto que el estoicismo se relaciona con la resiliencia, ya que esta última es entendida como la capacidad de vivir y superar las situaciones adversas o traumáticas.

Desde esta perspectiva, el estoicismo se posiciona como una corriente filosófica que nos entrena y prepara para adquirir cierta resiliencia psicológica. Esto significa que nos ayuda a desarrollar una actitud que no permite que las emociones nos dominen.

En especial, aquellas pasiones fuertes, consideradas como negativas, por ejemplo, el miedo irracional, la pena y la ira. Si las tenemos bajo control, podemos superar los deseos y emociones perturbadoras.



Terapéutica estoica

Mujer controla sus emociones en un trabajo estresante.
El estoicismo destaca la importancia del autocontrol en tiempos de adversidad.

Los estoicos consideraban que la filosofía podía ser utilizada como un remedio contra el sufrimiento humano. En este sentido, se trataba de una escuela filosófica que tenía como objetivo ser practicada en la vida diaria.

La terapia que proponían estaba centrada en comprender nuestro pensamiento y la realidad. Asimismo, buscaban desarrollar la armonía entre mente, emoción y acción.

Para ello, la terapia estoica consistía en realizar una evaluación de las emociones humanas. El propósito era que las mismas fuesen modificadas por las pasiones correctas y racionales. De igual manera, se debía inculcar en el sujeto una actitud de contemplación, comprensión y aceptación de cuanto ocurre.

Los estoicos creían que si algo sucedía era porque así la naturaleza lo dispuso. Por último, el individuo debía ser capaz de percibir las cosas tal como son, sin mediación de deseos o juicios.

Es importante que tengas presente que, aunque se use el término «terapéutica» y que muchos de los componentes usados por el estoicismo se relacionen de forma estrecha con los modelos actuales de terapia psicológica; este no es un método usado en la actualidad por los profesionales, ni tampoco sustituye el acompañamiento de los psicólogos y psiquiatras.

Principios del estoicismo en el desarrollo de la resiliencia

El estoicismo ha gozado de una gran popularidad en los últimos años. Esto se debe a que distintos grupos académicos y psicoterapeutas vieron en esta escuela filosófica un gran potencial para incrementar el bienestar psicológico.

Uno de estos proyectos lleva el nombre de Modern Stoicism o «estoicismo moderno» en español. Según su página web, se trata de una sociedad sin fines de lucro registrada en Reino Unido, que está formada por un equipo de académicos y psicoterapeutas. Su objetivo es investigar y publicar información sobre la aplicación de la filosofía estoica en la vida moderna.

Uno de los eventos que realizan todos los años se llama Stoic Week o Semana Estoica. En ella los participantes reciben entrenamiento para desarrollar habilidades psicológicas básicas. Estas combinan ciertos principios estoicos con métodos utilizados por la terapia cognitiva conductual.

Técnicas estoicas para desarrollar la resiliencia

Un artículo publicado por la revista Cuadernos del Sur, realiza una enumeración de 10 principios del estoicismo. Estas ideas son útiles porque ayudan a desarrollar una actitud resiliente ante la vida. De hecho, son promovidas durante el evento anual de la Semana Estoica o Stoic Week. Se trata de las siguientes:

  1. Cuestionamiento socrático: se utiliza para derrumbar falsas creencias e ideas.
  2. Control: es necesario distinguir las cosas que podemos controlar y aquellas que no. En este sentido, solo podemos hacernos cargo de nuestras acciones y pensamientos. Las cosas externas no son susceptibles de ser controladas.
  3. Apatheia o indiferencia: hay que observar los eventos externos de manera desapasionada, es decir, sin emociones irracionales, tales como la ira y la pena.
  4. Separación entre juicios y eventos: las interpretaciones que realizamos sobre los eventos externos tienen el poder de afectar nuestra psiquis. En este aspecto, las situaciones o eventos no son en sí nada más que cosas que suceden alrededor nuestro.
  5. Atención sobre nuestros pensamientos y acciones: hay que prestar especial atención a aquellas emociones que surgen de manera automática ante los eventos externos. Por lo general, estas suelen ser negativas.
  6. Consecuencias: si llevamos a cabo acciones guiadas por emociones negativas, los resultados serán distintos a aquellos que obtenemos cuando las realizamos con sabiduría y virtud.
  7. Aplazar las respuestas: es mejor sentir las emociones negativas y esperar que se vayan. De esta manera, podremos actuar de manera racional y no guiados por las pasiones.
  8. Presente: de nada sirve centrarnos en el pasado y en el futuro. Lo mejor que podemos hacer es poner atención al momento presente.
  9. Premeditación de la adversidad: previsualizar eventos o situaciones temidas, nos prepara para el momento en que ocurran.
  10. Contemplación del determinismo: La adversidad es parte inevitable de la vida y la naturaleza. Las cosas suceden porque tienen que ocurrir.

Ejercicios del estoicismo que puedes hacer para desarrollar la resiliencia

Desarrollar una actitud resiliente ante la vida puede ser una ardua tarea porque nos vemos abrumados por la adversidad del instante presente. Sin embargo, con unos sencillos ejercicios que los mismos estoicos practicaban puedes lograr desplegar tu capacidad de resiliencia.

Ten en cuenta que se trata de una transformación interna progresiva, por lo tanto, el cambio de actitud no se logra de un día para el otro.

Al respecto, una tesis publicada por la Universidad de Granada nos comparte una serie de ejercicios denominados espirituales. Llevan este nombre porque se trata de un trabajo profundo que el individuo hace sobre sí mismo. El objetivo, por tanto, será lograr una mejora en la gestión emocional y la autodisciplina.

Concentración en uno mismo

Mujer concentrada en sí misma.
Concentrarse en los pensamientos permite distinguir aquellos que son negativos para gestionarlos.

Un primer ejercicio que proponían los estoicos era la concentración en nuestra propia individualidad. Muchas veces sucede que nos centramos en los eventos que nos pasan o en nuestros seres queridos. Pero, ¿qué hay de nosotros mismos?

La propuesta estoica, entonces, es alejarnos de las creencias propias y ajenas. Asimismo, nos invita a tomar distancia de nuestro cuerpo para quedarnos solo con los pensamientos. Una vez que estemos cara a cara con ellos, hay que prestarles mucha atención.

De esta manera, podremos realizar un análisis de nuestras ideas positivas y aquellas que no lo son tanto, con el objetivo que las últimas sean eliminadas debido a su impacto negativo.

Centrarse en el presente

Solemos regresar con frecuencia hacia el pasado y proyectarnos hacia el futuro, en especial, hacia el fin de nuestra vida. En este sentido, nos imaginamos cosas que ya han sucedido o que incluso no lo han hecho. Por eso, los estoicos nos invitaban a centrarnos en el presente vivido y todo aquello que experimentamos ahora.

Para lograrlo, es importante prestarnos atención, escucharnos y preguntarnos: «¿cómo me siento?» «¿Quién soy?» Así, será posible tomar consciencia sobre nuestro estado interno y distinguir aquellas cosas que dependen de uno mismo de las que no.

El fin de este ejercicio es analizar las acciones que llevamos a cabo para vivir de la manera más plena posible y con gratitud ante lo vivido. Al fin y al cabo, seguimos en este camino que llamamos vida.

Mirada desde arriba

En ocasiones nos creemos los únicos seres que habitan el universo. Aunque sabemos que esto no es así, suele ser una actitud común que nos ocurre al centrarnos en nuestros eventos. Los estoicos consideraban que era importante tomar consciencia de nuestra pequeña existencia en la inmensidad del universo.

Es decir, somos parte de un todo mayor que nos trasciende.

En vista de esto, tenemos acceso a una visión panorámica sobre nuestra propia realidad y una mayor perspectiva sobre lo que nos sucede. El objetivo de este ejercicio es darnos cuenta de que existen cosas que escapan de nuestro control y lo único que podemos hacer es enfrentar lo que la vida nos pone delante.

Además, al mirar nuestra existencia desde arriba, también podemos deshacernos de algunas preocupaciones que no eran tan apremiantes como pensamos en primera instancia.

Los orígenes sobre la importancia del diálogo se remontan al filósofo griego Sócrates, quien lo utilizó como parte de su método filosófico. Los estoicos se inspiran en él, con el objetivo de que el discurso nos ayude a cuestionar la visión de la realidad que tenemos.

En este sentido, el diálogo opera como un espejo de lo que el individuo dice. Aquel que nos escucha, será el encargado de debatir las ideas y creencias. Por lo tanto, se trata de un movimiento desde el exterior hacia uno mismo para captar la verdad oculta o buscada por nosotros.



Forjando la resiliencia con el estoicismo

Tras explorar los principios fundamentales del estoicismo y su relación con la resiliencia, estamos en condiciones de tomar esta escuela filosófica como una guía para fortalecer nuestra interioridad. Sabemos que nadie es ajeno ante los infortunios de la vida, pero la actitud que tomemos ante ello y la forma de afrontarlos harán la diferencia.

En este sentido, los estoicos nos enseñaron que el autocontrol y la gestión emocional pueden ser las claves para desarrollar nuestra capacidad de resiliencia. De igual manera, deshacernos del miedo hacia la muerte nos permite centrarnos en nosotros mismos y en el momento presente para tomar la rienda de la vida.


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