Logo image

Estudio revela las 5 frases que más afectan a los niños y su desarrollo emocional

4 minutos
¿Crees que lo que dices no deja huella? Descubre cómo estas frases comunes en la crianza tienen un impacto más profundo de lo que imaginas, sus causas y cómo reemplazarlas con alternativas más respetuosas.
Estudio revela las 5 frases que más afectan a los niños y su desarrollo emocional
Última actualización: 08 agosto, 2025

¿Te suena familiar la expresión “cuántas veces tengo que decírtelo”? Ya sea por el cansancio, el apuro o la frustración, en ocasiones, se nos escapan frases que creemos inofensivas, pero que afectan al niño y su desarrollo emocional.

Tras estudiar más de 200 niños, Reem Raouda, coach certificada en crianza consciente, refiere que no son gritos ni insultos, sino palabras que padres, madres o cuidadores repiten, sin notar que pueden causar un deseo de lucha o de huida en los más pequeños. A continuación, te mostramos cinco expresiones que la experta recomienda evitar si buscas que el peque coopere, así como algunas alternativas para fomentar una comunicación más respetuosa.

1. “Porque yo lo digo”

En lugar de abrir una conversación, esta frase cierra el diálogo e impide que los niños se expresen. Tampoco les ayuda a entender por qué no pueden o no deben hacer algo.

Opta por respuestas que validen sus sentimientos, fomenten su desarrollo emocional y les ayuden a comprender las razones detrás de las decisiones que tomas. Por ejemplo:

  • “Sé que no estás contento, pero te explicaré el porqué”.
  • “Voy a explicarte por qué ahora no es posible, y luego me cuentas cómo lo ves tú”.
  • “Lo sé, no es lo que quieres oír, pero esto es importante y quiero que lo entiendas”.

2. “Si no escuchas, perderás [x] privilegio”

Raouda indica que esta frase puede interpretarse como una amenaza, y lo único que logrará es que los niños se pongan a la defensiva y sientan miedo. A largo plazo, puede afectar la confianza entre el adulto y el niño.

En vez de castigar, enfoca la situación en las elecciones con consecuencias naturales, para que los límites sigan estando, pero el pequeño gane responsabilidad.

  • “Cuanto antes terminemos, antes podremos hacer eso que te gusta”.
  • “Si quieres seguir jugando, primero necesitamos ordenar este rincón juntos”.
  • “Cuando estés listo para hacer esta actividad (por ejemplo, guardar los juguetes), haremos otra actividad (por ejemplo, ir al parque)”.

3. “Deja de llorar. Estás bien”

Nunca es bueno ignorar o menospreciar las emociones de un niño. Decirle que deje de llorar, solo le envía un mensaje claro: sus emociones no son válidas. Así, la consecuencia será que no querrá colaborar contigo.

Reem Raouda sugiere escuchar con empatía. De esa manera, se calmará más rápido y confiará en ti. Prueba con esto:

  • “Estoy contigo hasta que te sientas mejor”.
  • “Veo que estás triste/enfadado. Cuéntame qué sucede”.
  • “Entiendo que estés enfadado. Está bien sentirse así. Estoy aquí para ayudarte”.

4. “¿Cuántas veces tengo que decírtelo?”

El tono de esta pregunta suele transmitir enojo y frustración, lo que puede hacer que el niño se sienta torpe, culpable o poco capaz. Además, presupone que él se comporta así de forma intencional.

Empleando otro tipo de oraciones, le invitas a entender mejor lo que se espera de él y le ofreces contención en lugar de reproche.

  • “Como ya te pregunté, necesito saber qué es lo que te estorba”.
  • “Ya hablamos de esto antes, ¿te parece que lo repasemos juntos?”.
  • “Veo que todavía te cuesta recordar esto. Vamos a buscar una forma de ayudarte”.

5. “Tú lo sabes mejor que eso”

Aunque este tipo de frases buscan apelar a su capacidad, en realidad afectan el desarrollo emocional del niño. Puede sonar a juicio o decepción, y el chico podría sentirse avergonzado o desvalorizado.

Para evitarlo, prueba con expresiones que transmitan confianza, sin que exista un castigo. Raouda resalta que, de ese modo, se pasará del castigo a la colaboración.

  • “Creo en ti. Estoy aquí cuando me necesites”.
  • “Sé que puedes intentarlo otra vez. ¿Quieres ayuda?”.
  • “Hablemos sobre qué es lo que te impide dar lo mejor de ti”.
  • “Todos cometemos errores. Lo importante es qué hacemos después”.

Las palabras tienen un poder enorme, sobre todo en la infancia. Por eso, cambiar estas frases que afectan el desarrollo emocional de los niños por otras más empáticas no significa ceder tu autoridad, sino construir una relación basada en el respeto y la comprensión. En definitiva, se trata de acompañar, guiar y hacer que se sientan seguros siendo quienes son, para convertirse en adultos emocionalmente sanos.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.