“¿Por qué me dejaste?”, el duelo confuso

El duelo confuso tiende a hacer más complicado el proceso de aceptar la realidad y seguir adelante. Aunque lo ideal es que quien rompe la relación explique los motivos, en la realidad no siempre es así.
“¿Por qué me dejaste?”, el duelo confuso
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 21 febrero, 2021

Muchas rupturas de pareja se dan sin una explicación de fondo y, a veces, ni siquiera de forma. Es posible que quien rompa no quiera herir a la otra persona o que simplemente tenga miedo a la reacción del otro. Esto deja dudas que muchas veces llevan a un duelo confuso.

Para bien o para mal, las relaciones de pareja no se dan de manera simétrica. Ni los dos sienten lo mismo ni en muchos casos los cambios van en la misma dirección. Es relativamente frecuente que uno de los dos quiera terminar, pero el otro no. Esto, obviamente origina dolor en ambos, pero es más intenso en quien ve contrariados sus deseos.

A ese dolor muchas veces se suma una dificultad adicional: el que se va no sabe o no quiere decir por qué lo hace. Esto puede hacer más complicado el afrontamiento del otro, ya que a la tristeza de la pérdida se suma una pregunta sin respuesta: “¿Por qué me dejaste?” Esto es lo que da pie para un duelo confuso.

Solo las personas capaces de amar intensamente pueden sufrir un gran dolor, pero esta misma necesidad de amar sirve para contrarrestar sus duelos y las cura”.

-León Tolstói-

Hombre dejando a su pareja

Rara vez se ve venir

Lo más habitual es que la persona que es cortada, o abandonada, experimente una gran sorpresa  frente a la situación. Casi nadie lo ve venir, a veces porque se niegan a verlo, pero más frecuentemente porque hay un deterioro de la comunicación en la pareja y cierta insensibilidad a la relación.

También se dan los casos en los que el otro se encarga de ocultar de manera deliberada sus intenciones hasta que considera que es el momento. Esto ocurre con mucha frecuencia en los casos de infidelidad.

Así mismo, existen casos en los que la persona que no toma la decisión es excesivamente dependiente o muy controladora y el otro opta más por “escapar” que por terminar. El temor a las reacciones que suscite su decisión le lleva a ocultar sus intenciones hasta que ya son un hecho.

Lo común en todos estos casos es que uno de los dos miembros de la pareja no está listo para terminar, pero el otro sí. Por lo general, no se le ha dado tiempo para prepararse. No siempre, pero sí en muchas ocasiones, lo que sigue es un duelo confuso, esto es, un proceso de asimilación de la situación que está marcado por la duda.

El duelo confuso

El duelo confuso tiene una dosis de estupor más elevada de lo habitual. Desde el comienzo está marcado por ese “no lo puedo creer”. Es una forma de expresar una actitud de negación frente a los hechos, que a la vez protege de manera equívoca del sufrimiento.

De ahí en más, la pregunta se vuelve el signo predominante. Muchas veces el “¿por qué me dejaste?” se torna obsesivo. El interrogante merodea todo el tiempo y es entonces cuando muchos se convierten en espías de sus ex.

También se da el caso de aquellos que tienen extrema dificultad para asimilar los hechos y entonces caen en conductas insistentes para no dejar ir a sus ex parejas. Una y otra vez buscan a esa persona para que les responda la duda que no los deja seguir adelante.

Mujer triste con duelo confuso

¿Por qué me dejaste?

La mayoría de las veces no vale la pena ir tras esa respuesta. Si el otro no se explicó a tiempo, es probable que ya nunca lo haga. Quizás se siente avergonzado de su egoísmo o sus engaños. Tal vez se siente vulnerable y no quiere que la culpa haga que se eche para atrás.

También es posible que no haya una razón en particular, o que, si la hay, esta sea poco presentable: “me aburrí”. Así que el otro no suele ser una buena orilla a la hora de resolver un duelo confuso. ¿Por qué nos abandonaron? Las razones más frecuentes son estas:

  • Otro amor. La razón más frecuente para terminar es haberse enamorado de otra persona. Lo más probable es que lo nieguen, pero así es.
  • Hastío. La relación se vuelve rutinaria y uno de los dos ya no tolera el estancamiento. Rara vez se le admite al otro que su compañía ya no genera ninguna motivación.
  • Agotamiento emocional. Discutir demasiado o tener que tender puentes para acortar diferencias demasiado grandes puede agotar. Puede haber amor, pero es más fuerte la fatiga.
  • Crisis fuertes. La muerte de alguien amado, la bancarrota o alguna crisis vital provocan a veces un deseo de pasar la página y empezar de cero.
  • Cambios existenciales. Algún cambio personal, una nueva religión, un nuevo interés pueden hacer que la relación ya no tenga sentido en ese nuevo contexto.
  • Desilusión. Ocurre cuando los proyectos iniciales no se cumplen, cuando la fe en un futuro juntos se agota porque se han acumulado demasiadas decepciones en el camino.

En todo duelo, hay preguntas que se quedan sin responder. En el duelo confuso quizás sea más importante mirar hacia adentro de uno mismo porque allí hay respuestas más relevantes que las que pueden darnos quienes nos dejaron atrás.


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  • Montoya, P. (2013).
  • Duelo. Archipielago
  • . Revista cultural de nuestra América, 11(41).

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