Descubre qué es el aprendizaje cooperativo

Estrategias como el contrato grupal, «Jigsaw» o «Piensa-Comparte-Comenta» son muy útiles para estimular la cooperación grupal. Si eres docente o estás a cargo de un grupo, no te pierdas estas líneas.
Descubre qué es el aprendizaje cooperativo
Sharon Laura Capeluto

Escrito y verificado por la psicóloga Sharon Laura Capeluto.

Última actualización: 25 mayo, 2024

El propósito del aprendizaje cooperativo es que cada estudiante contribuya al grupo con sus conocimientos y habilidades, mientras también se beneficia de las destrezas y aportes de los demás. Es un proceso valioso en el ámbito laboral, social, comunitario o educativo y presenta ventajas personales y grupales.

En este artículo, nos centraremos en el contexto escolar al explorar las principales diferencias con el aprendizaje colaborativo; por ello, señalaremos varias prácticas fundamentadas en la cooperación y destacaremos algunos de sus beneficios.

¿En qué consiste el aprendizaje cooperativo?

La cooperación se basa en valores como la solidaridad, la confianza, la reciprocidad y el compromiso mutuo. Se trata de coordinar esfuerzos y compartir recursos con el fin de resolver un problema de manera conjunta.

Esta metodología educativa de aprender cooperando implica que los estudiantes trabajen en grupos, en general reducidos, para alcanzar objetivos comunes. Si bien cada integrante asume un rol específico y tiene responsabilidades individuales, su contribución solo cobra valor en cooperación con el aporte de los demás. El apoyo mutuo es necesario para aprender.

Spencer Kagan, psicólogo y educador estadounidense, es uno de los referentes de este concepto. Es reconocido por su enfoque en las estructuras de la cooperación, las cuales son estrategias diseñadas para facilitar la interacción entre el alumnado y así promover el aprendizaje.



La importancia de la asignación de roles

Asignar roles es fundamental para el éxito de cualquier proyecto cooperativo. Cuando los estudiantes tienen papeles definidos, saben qué se espera de ellos y cómo contribuir al logro de los objetivos grupales. Esto reduce la confusión y los conflictos dentro del equipo, ya que cada uno está consciente de su función y la de sus compañeros. Además, promueve un ambiente de trabajo participativo y productivo.

Si bien es posible que las posiciones asignadas varíen en función de las necesidades específicas de cada proyecto en particular, algunos ejemplos comunes incluyen lo siguiente:

  • Líder general: responsable de coordinar las actividades y garantizar que se cumplan los plazos y objetivos preestablecidos.
  • Facilitador: encargado de mantener el flujo de la discusión y asegurar la participación activa de todos los integrantes.
  • Portavoz o vocero: se trata del representante del grupo. Este es el responsable de presentar el trabajo al resto de la clase.
  • Controlador de tiempo: esta persona es la que se ocupa de gestionar los lapsos para cada tarea, dentro de las diferentes etapas del trabajo.

En un proyecto de investigación, por ejemplo, los roles pueden ser aún más específicos y estar relacionados con la actividad en sí. En este caso, un alumno desempeñaría el papel de investigador, encargado de consultar fuentes y recopilar información relevante. Otro, podría ocuparse de que el grupo tenga todos los materiales y recursos necesarios. Mientras tanto, un tercer compañero asume la redacción y edición de informes o presentaciones.

La distribución clara de responsabilidades permite que cada miembro del equipo se enfoque en áreas específicas, maximizando así la eficiencia y el éxito del proyecto en su conjunto.

Diferencias entre el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo

Diferencias entre aprendizaje cooperativo y colaborativo
El aprendizaje cooperativo se enfoca en el trabajo individual orientado a un fin grupal.

Con frecuencia, se intercambian los términos «aprendizaje cooperativo» y «aprendizaje colaborativo», como si fueran sinónimos. Aunque comparten ciertas similitudes, no son idénticos.

A nivel de interdependencia, en el cooperativo los estudiantes dependen unos de otros para completar la tarea y alcanzar metas compartidas. En contraste, en el colaborativo, el grado de interacción requerida puede ser flexible o menos claro, pues varía según la situación.

Por ello, en el primer caso, hay mayor énfasis en la responsabilidad individual hacia el grupo, al contribuir al éxito colectivo. Además, ya dijimos que implica asignar roles específicos a cada miembro y así distribuir las tareas de manera equitativa.

En cambio, en el aprendizaje colaborativo, los roles pueden ser menos definidos o surgir de manera orgánica e implícita, según las habilidades y fortalezas individuales de los participantes.

¿Cómo aplicar el aprendizaje cooperativo en el aula?

En términos genéricos, es crucial proponer una variedad de actividades grupales en las que se establezcan metas claras y compartidas, y que cada miembro asuma un rol específico. Los proyectos de investigación conjunta y las actividades deportivas son eficientes maneras de estimular la cooperación en la escuela.

Asimismo, es útil proporcionar estructuras y herramientas diseñadas para facilitar la interacción y la participación equitativa de todos los estudiantes. Algunas de las metodologías a tener en cuenta son las siguientes.

Rompecabezas o Jigsaw

Cuando se emplea el método Jigsaw, la clase se divide en grupos reducidos; cada integrante se convierte en experto de un aspecto puntual del tema general y luego lo enseña al resto. Como si cada miembro fuera una pieza fundamental del rompecabezas.

«Piensa-Comparte-Comenta» o Think-Pair-Share

Se trata de una estrategia sugerida por Frank Lyman y su equipo en la década de los 80. Think-Pair-Share consiste en que los alumnos reflexionan sobre una pregunta o tema, luego se emparejen con un compañero para compartir sus ideas y, al final, presenten sus conceptualizaciones o discusión al grupo completo.

«Equipos-Juegos-Torneos» o Teams-Games-Tournaments 

Ideada por Robert Slavin, un influyente psicólogo e investigador educativo. Esta técnica consiste en agrupar a los estudiantes en equipos de cuatro y cinco miembros. Para esta clasificación, se consideran los diversos niveles de rendimiento de los integrantes.

Luego, se les propone a los alumnos juegos donde compiten entre sí. Por último, los equipos compiten en un torneo final con base en los resultados acumulados.

Rotación de estaciones

Los estudiantes se mueven entre diferentes estaciones para participar en actividades específicas relacionadas con un tema o concepto. De esta manera, todos rotan por diferentes responsabilidades.

Contrato grupal

De forma colaborativa, los chicos crean y redactan un «contrato» donde establecen la distribución de tareas, normas y expectativas para el trabajo en equipo. Todos firman el acuerdo, lo que aumenta el grado de compromiso.

Principales beneficios de la cooperación

Tanto a nivel individual como colectivo, participar en actividades cooperativas conlleva una serie de ventajas que vale la pena explorar.

Fomenta el desarrollo de las habilidades sociales y emocionales

Cuando el foco está en aprender desde la cooperación, los estudiantes no solo consolidan sus conocimientos académicos de manera más dinámica, sino que también aprenden a relacionarse de manera constructiva con sus compañeros.

La interacción continua requerida en este tipo de actividades, brinda la oportunidad de desarrollar y fortalecer habilidades sociales claves, como la comunicación asertiva, la empatía y el liderazgo. Durante estas experiencias, los alumnos aprenden a escuchar a los demás, a expresar sus ideas y a asumir responsabilidades.

Promueve la participación activa

En el contexto escolar, es muy común que solo algunos chicos se destaquen al hablar o dirijan los debates, mientras que otros alumnos no se animan a participar en clases. Ahora bien, con el aprendizaje en cooperación esta dinámica cambia.

Cada estudiante tiene una función específica que desempeñar y se siente valorado por su contribución, lo que le motiva a tomar la iniciativa y comprometerse más con la tarea en conjunto.

La distribución de tareas asegura que todos se involucren de manera activa en el proceso de aprendizaje, en lugar de dejar que unos pocos lo hagan.

Facilita el apoyo y respeto entre pares

Al trabajar en equipos cooperativos, los alumnos reconocen la diversidad de perspectivas y conocimientos con los que cada uno suma al grupo. De esta manera, se fomenta el valor, tanto de las propias contribuciones como la de los compañeros.

Aparte, es posible que ofrezcan ayuda y orientación cuando los demás lo necesitan, al mismo tiempo que están abiertos a recibir apoyo externo. Esta dinámica de altruismo recíproco crea un ambiente de confianza y colaboración, en el que todos pueden crecer y aprender juntos.

El todo es más que la suma de sus partes

El enfoque de aprendizaje cooperativo reconoce que cada persona tiene fortalezas y habilidades únicas, y que al trabajar en equipo se pueden alcanzar resultados que trascienden las capacidades individuales.

En esencia, la cooperación es una celebración de la diversidad, la inclusión y el poder de trabajar en armonía, hacia un objetivo común. Si eres docente o laboras con grupos de personas, incorporar este tipo de metodologías en tus actividades resultaría de lo más beneficioso. ¡Pruébalo!


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