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Lo que oculta la frase “no me pasa nada” cuando la decimos sin sentirla

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Reprimir nuestros sentimientos puede generar distancia y malestar. Aprender a expresarlos es el primer paso para cuidar tu salud mental.
Lo que oculta la frase “no me pasa nada” cuando la decimos sin sentirla
Macarena Liliana Nuñez

Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez

Última actualización: 21 septiembre, 2025

¿Te han preguntado “qué te pasa” y has respondido “no me pasa nada”? Por lo general, esta frase esconde tristeza, ansiedad, enfado, frustración o cansancio emocional. A veces, no estamos listos para manifestar nuestros sentimientos o no sabemos cómo hacerlo, y preferimos utilizar estas palabras como un mecanismo de defensa o una manera indirecta de comunicar las emociones.

Expresarnos de esa forma no siempre es negativo, en ocasiones, lo hacemos para autorregularnos y buscar una mejor ocasión para hablar sobre lo que nos afecta. El problema surge cuando se convierte en un patrón constante de evitación emocional. Te explicamos cuáles pueden ser las causas detrás de esta expresión y cómo aprender a reconocer y decir lo que sientes.

¿Qué esconde la frase “no me pasa nada”?

Hay varios motivos por los que una persona puede ocultar sus sentimientos. Primero, miedo a ser juzgado o que los demás resten importancia a su estado emocional y piensen que son débiles. También es una forma de protección para no mostrar vulnerabilidad.

La falta de claridad interna es otra razón. Sucede que las personas no logran identificar con exactitud lo que sienten y prefieren callar. Además, piensan que si hablan podrían generar discusiones, entonces optan por reservar sus comentarios.

Por otra parte, la cultura influye. La sociedad nos enseña que debemos aguantar o ser más fuertes, lo que nos lleva a ocultar emociones como el estrés o la tristeza.

¿Por qué tendemos a minimizar nuestros sentimientos y qué impacto tiene esto?

La creencia de que debemos ser resistentes y no debemos quejarnos le resta importancia al malestar. La falta de educación sobre salud mental hace que muchas personas no sepan describir en palabras sus sentimientos. “¿Y si incomodo a alguien con lo que digo?”.

Pensamos que compartir emociones es cargar a los demás, pero a veces es necesario desahogarse. La crianza también afecta. Si de niños invalidaron nuestras emociones, en la adultez es más fácil estar en silencio que decir lo que sentimos.

Reprimir de forma constante las emociones puede causar problemas de salud física, como dolores de cabeza, insomnio o tensión muscular. A nivel mental, favorece la acumulación de estrés y aumenta el riesgo de ansiedad, depresión y sensación de aislamiento.


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No sientas miedo: reconoce y expresa tus emociones

Ocultar los sentimientos dificulta crear vínculos auténticos. Las relaciones cercanas se fortalecen cuando compartimos cómo estamos, incluso si piensas que puede ser incómodo. Te damos algunas estrategias para que puedas identificar y comunicar tus emociones:

  • Obsérvate: haz pausas de unos minutos para identificar emociones y relacionarlas con sensaciones físicas. Por ejemplo, un nudo en la garganta puede ser tristeza o ansiedad.
  • Nombra las emociones: esto te ayuda a reducir la intensidad del malestar; no hay nada de malo en decir “me siento frustrado” o “me siento ansioso”, por ejemplo.
  • Valida lo que sientes: reconoce la tristeza, el miedo o el enfado. Esto no significa debilidad, sino que es parte de la experiencia humana.
  • Practica la comunicación asertiva: reemplaza el “no me pasa nada” por frases como “me siento abrumado y necesito un momento”, o “estoy triste, aunque no sé muy bien por qué”.
  • Busca apoyo: hablar con amigos, familiares o profesionales de la salud mental puede ayudarte a aliviar esa carga.

No olvides que la buena comunicación es necesaria para muchos aspectos de la vida. Cuida tu salud mental y pide apoyo psicológico para adquirir herramientas que te permitan expresar tus emociones de forma saludable.


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