Cuál es el significado de caminar lento según la psicología


Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez
Pocas cosas son tan habituales y, al mismo tiempo, tan inadvertidas como la forma en que nos movemos. A veces avanzamos con rapidez, casi sin darnos cuenta; otras, lo hacemos con un ritmo pausado, como si lleváramos el peso del mundo. ¿Por qué sucede esto último? ¿Cuál es el significado de caminar lento?
Investigaciones confirman que la velocidad de los pasos es un indicador de la personalidad, las emociones o incluso del estado físico. A continuación, exploraremos cómo podría interpretarse este movimiento y qué revela sobre nuestra personalidad, aclarando que estas interpretaciones no suponen estrictamente una causalidad directa.
Caminar lento podría ser un reflejo de nosotros
Aunque caminar lento puede ser una elección consciente, un estudio publicado en GeroScience sugiere que ciertos rasgos de la personalidad estarían relacionados con la velocidad al andar. Por ejemplo, los adultos mayores con alto nivel de neutoricismo e introvertidos caminan lentamente, porque quizás al sentirse preocupados constantemente, pierden energía para moverse con rapidez.
En cambio, según la psicología popular, las personas más extrovertidas, abiertas y responsables lo hacen más rápido porque tienen más energía.
Por otro lado, un estudio de The Journals of Gerontology: Series B halló que ser organizado, disciplinado y proactivo, se relaciona con una marcha más rápida. Esto puede significar que las personas rápidas son más activas y sanas, ya que, con el paso del tiempo, no disminuyen su velocidad. Incluso, hay evidencias de que las personas más competitivas, impacientes y ambiciosas caminan más rápido que las personas relajadas.
El ritmo del cuerpo es el eco de las emociones
Desde el punto de vista psicológico, caminar lento también se asocia con la tristeza o la melancolía. Y, en casos extremos, con la depresión. Esto se debe a que el cuerpo expresa en el movimiento lo que la mente vive.
Esta forma de actuar no siempre es sinónimo de debilidad. Algunas terapias y movimientos artísticos lo emplean como un ejercicio de consciencia: caminar lento es una invitación a vivir en el presente y reconectar con uno mismo.
Caminar lento puede ser un indicador de enfermedad o deterioro funcional
En personas mayores, caminar más lento, a menudo, se debe a la pérdida de masa muscular y cambios en el sistema nervioso. Y esto se relaciona con una menor calidad de vida, pérdida de independencia y mayor riesgo de caídas. Asimismo, en la vejez la lentitud puede deberse a la falta de confianza en las propias capacidades o al aislamiento social, recordándonos que el estado de ánimo influye en la forma de ver el mundo y a uno mismo.
Ahora, en personas jóvenes y sanas, tal vez se debe a un incremento de las exigencias cognitivas: mantener el equilibrio, reaccionar a estímulos y corregir la postura es más complicado cuando se camina fuera de ritmo, lo que puede ser un signo de sobrecarga mental o fatiga cognitiva. Este planteamiento sigue en estudio, ya que no se considera un factor clínico por sí solo.
En conclusión, el significado de caminar lento no siempre es pereza o debilidad. También es señal de calma, introspección o incluso depresión. Así que antes de juzgar a alguien, pregúntate qué es lo que le puede estar pasando. Cuando entendemos el trasfondo, somos más comprensivos.
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