5 frases de Albert Einstein sobre el crecimiento personal

Los aportes de Albert Einstein no se limitan al campo de la física. A través de sus frases, este gran científico nos dejó diversas enseñanzas sobre la vida y el crecimiento personal. Veamos algunas de ellas.

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Raquel Lemos Rodríguez

Última actualización: 28 enero, 2022

Todos conocemos a Albert Einstein, el científico más conocido del siglo XX. Su gran aporte fue la teoría de la relatividad, sin embargo, a pesar de ser científico, también nos dejó frases que podemos aprovechar para nuestro crecimiento personal. Por eso, hoy hemos recopilado algunas frases de Albert Einstein que pueden servir de inspiración y reflexión.

Después terminaría siendo un científico reconocido, pero se cuenta Albert Einstein -ya sea por verdad o para agrandar la leyenda- que de niño no era considerado por sus profesores como un alumno especialmente inteligente. Le costaba expresarse, relacionarse con los demás y tardó mucho en hablar (no lo hizo hasta los 3 años de edad). En la adolescencia, sus problemas se agravaron.

Lo cierto es que el Albert Einstein no logró encajar en la  educación secundaria por la que le tocó pasar. Cuentan que un profesor, el Dr. Joseph Degenhart, le dijo que nunca iba a conseguir nada en la vida. Sin embargo, a pesar de esto, Einstein consiguió mantenerse motivado y darle forma a la teoría de la relatividad. Esa misma que muchos intentaron desacreditar.

Estas son algunas de las frases de Albert Einstein, conclusiones propias que le ayudaron en su crecimiento personal.

Dos formas de ver la vida

Esta es una de las frases de Albert Einstein que puede hacer que nos replanteemos nuestra actitud ante la vida. ¿Nos consideramos víctimas de todo lo que nos sucede? ¿Creemos que no tenemos capacidad para influir en lo que nos sucede? En ocasiones, aquello que percibimos como negativo nos angustia de tal manera que somos incapaces de identificar las oportunidades que encierra.

La sociedad actual contamina nuestra mirada con un filtro. El de escasez, en lugar de abundancia. Por eso, creemos que necesitamos adquirir o comprar bienes o servicios que nos doten de aquello que nos ha hecho pensar que nos falta. Para muchos es como si nunca, ni por un instante, nada fuese suficiente. De esta forma se sienten pobres, carentes. Una sensación que de alguna forma u otra, todos hemos albergado alguna vez.

Adoptando una nueva perspectiva, aceptando aquellas que otras personas tienen sobre la vida. En vez de negarlas, de rechazarlas, probemos a ver las situaciones desde múltiples perspectivas… hasta que logremos ser conscientes de que nuestra mirada puede marcar la diferencia entre una oportunidad ganada o perdida.

Vivir en piloto automático

Esta segunda de las frases de Albert Einstein hace referencia a algo que muchos hacemos en ausencia de conciencia: vivir en piloto automático. Nuestras creencias, la gran mayoría aprendidas/heredadas, nuestros hábitos y nuestros patrones mentales y de conducta son los que dirigen nuestra vida. Así nos mantenemos ciegos.

Es difícil salir de ese modo automático. Sin embargo, son muchas las actividades, como la meditación o el mindfulness, que nos invitan a estar más presentes, a alejarnos de esa forma de vivir mecánica que hace que nos comportemos como robots. Es enriquecedor poder conectar con nuestro interior.

El peligro de no hacer nada

¿De qué sirve tropezar siempre con la misma piedra? Tendemos a esperar que las cosas cambien sin modificar nuestros hábitos, nuestras actitudes, sin madurar… Es como si le brindásemos la responsabilidad de lo que no ocurre a una fuerza superior. Quizás la buena o mala suerte, tal vez la culpa la tengan los demás.

Muchas veces las personas se instalan en la queja y el victimismo, diciendo cosas como “No me gusta mi trabajo, pero es que no puedo conseguir otro” o “Sé que mi pareja va a cambiar, yo lo conseguiré”. Esto, como bien dice Albert Einstein, ¡es una locura!

Para empezar a ver resultados diferentes tenemos que hacer cambios en nosotros. Movernos, salir de nuestra zona de confort, actuar, pero no quedarnos quietos. Es difícil que repitiendo una y otra vez el mismo patrón obtengamos resultados diferentes.

El fracaso es dejar de intentarlo

Esta cuarta de las frases de Albert Einstein nos permite reflexionar sobre lo que durante tanto tiempo hemos dado por hecho. Los fracasos no son motivos para tirar la toalla, pues se puede aprender mucho de ellos. Los fracasos son aprendizajes y verlos como tales nos permite avanzar.

No son pocos los que piensan que el fracaso es esa señal que marca el momento de rendirnos, de pensar que “eso no es lo nuestro”. Si Albert Einstein hubiera creído esto, hoy no contaríamos con su legado ni con el de otras muchas personas que han hecho grandes aportaciones al progreso. Sí, el verdadero fracaso, solo se da cuando no lo intentamos o cuando despreciamos la travesía y solo nos centramos en la meta.

El poder de cambiar el pensamiento

Aunque sea difícil creerlo, la realidad que vemos, la manera en la que la percibimos está muy influenciada por nuestras experiencias previas y por esos filtros -como el optimismo o el pesimismo- que hemos ido incorporando, con la experiencia, a nuestra mirada. Por eso, de poco sirve quejarse por cómo nos tratan las circunstancias, ya que somos nosotros los que tenemos que cambiar nuestro pensamiento y nuestra forma de verlas.

Sabiendo esto, Albert Einstein nos permite reflexionar sobre todas aquellas actitudes que nos hacen sentir a merced de las circunstancias como si no tuviéramos ningún control. Cuando, en realidad, todo cambio nace desde dentro de nosotros. Nosotros tenemos un gran poder que no aprovechamos.

Si estás en un proceso de crecimiento personal, pasando por una crisis o si sientes que te resulta muy difícil seguir adelante, estas frases de Albert Einstein pueden ayudarte a dar el paso. Reflexionar sobre cada una de ellas te ayudará a abrir tu mente, a cuestionar todo aquello que has aprendido y llevado a la práctica en forma de automatismo y te permitirá experimentar la vida de una manera mucho más enriquecedora.