Los beneficios ocultos de hacerse el tonto, según la ciencia

Seguro que alguna vez has ocultado algo que sabías para no meterte en líos o ahorrar en estrés. No eres el único. Hacerse el tonto tiene beneficios a corto plazo.
Los beneficios ocultos de hacerse el tonto, según la ciencia

Última actualización: 07 abril, 2022

Demostrar tu inteligencia en una entrevista de trabajo; exponer tus habilidades con personas que no las dominan tanto como tú; impresionar a quien te gusta presumiendo de tu intelecto… Son situaciones que cualquiera desearía protagonizar, imaginándose, de paso, que sale bien parado de ellas. Ahora bien, qué pensarías si te dijere que también existen beneficios ocultos de hacerse el tonto a corto plazo, parece contradictorio, pero la ciencia lo ha demostrado.

Según un estudio de Laura Venz y Hadar Neshan Shoshan de la Universidad de Leuphana y de la Universidad de Mannheim, los empleados suelen ocultar su conocimiento, conducta que puede deberse a que estén disgustados por algún motivo que los llevaría a comportarse de esta forma.

Factores estresantes y ocultación del conocimiento

Fallar a la hora de “hacernos los tontos” suele tener consecuencias. Sin embargo, a través de la lente del modelo de estrés transaccional (Venz & Nesher, 2022) se puede observar como ciertas conductas de ocultamiento de la información, aparentemente contraproducentes, tienen a menudo un valor para quien se hace pasar por “tonto”, ya que alimentan su sensación de control en situaciones potencialmente estresantes.

Casos hipotéticos

Imagínate las siguientes situaciones:

  • Escuchas atentamente a un interlocutor inteligente (alguien que estimas). Habla sobre un tema que conoce bien y sobre el que no le gusta ser refutado, pero estás seguro de que sus argumentos tienen puntos muy débiles -eres capaz de reconocerlos porque sobre ese tema está particularmente bien informado-; pero decides no corregirle, quedarte en silencio y escuchar con calma, evitando así una posible situación de tensión.
  • Un compañero de trabajo te pregunta por el informe que tendríais que entregar hoy. Él te pide algunos ajustes que, supuestamente, no supo o no le dio tiempo a realizar; sin embargo, a pesar de poder, decides no hacer su labor. Comienzas a sospechar que se aprovecha de ti para trabajar menos, por lo que le respondes que no lo harás, pues piensas que es su responsabilidad.

En el primer caso, al no manifestar dudas sobre el hilo argumental del interlocutor, evitas un posible conflicto. En el segundo, decides ser asertivo, y no solo decides decir lo que piensas, sino que también te propones actuar en sintonía con ello.

Mujer señala a alguien por hacerse el tonto

Beneficios de hacerse el tonto

Venz y Nesher (2022) proponen que los agentes estresores percibidos llevarían a la persona a tomar la postura de ocultar el conocimiento como método para afrontar emocionalmente situaciones de tensión, postura que produciría un agotamiento físico y mental.

El estudio de “hacerse el tonto” se basó en un experimento con 101 empleados (65,3 % mujeres), que duró 615 días; “la experiencia laboral media fue de 12,6 años (…) y el tiempo de trabajo semanal medio fue de 38,5 horas” (Venz & Nesher, 2022, p. 122).

Los participantes fueron calificados para obtener resultados de su nivel de afecto negativo y de la tensión con sus compañeros de trabajo, respecto a la ocultación de conocimiento, además del agotamiento que les producía dicha situación.

A pesar de que esta actitud de ocultar el conocimiento tiene una connotación negativa, por ejemplo, en los trabajos que causan disgustos (Venz & Nesher, 2022), puede resultar funcional en situaciones que exijan reducir las respuestas de tensión psicológica frente a factores estresantes, es decir, ocultar conocimiento como una estrategia de afrontamiento, centrada únicamente en la emoción, para oponerse a la tensión psicológica, por un corto periodo.

Hombre aburrido porque su mujer habla mucho

Hacerse el tonto agota menos, pero…

Los responsables del estudio llegaron a la conclusión -teniendo en cuenta como factores los sentimientos negativos y la carga laboral, además de la relación entre la tensión, ocultación del conocimiento y el estrés- que hacerse el tonto agotaba menos y llevaba a la sensación de alivio. Tal actitud es una estrategia de afrontamiento, relacionada con una baja tensión psicológica.

Los individuos que padecen estados anímicos tensos suelen hacerse los tontos para sentirse mejor. Depende de qué situación estresante presentará las condiciones indicadas para adoptar dicho papel.

Para finalizar, no es buena idea hacerse el tonto todo el tiempo. Venz & Nesher afirman que esta estrategia sirve a corto plazo para sentirse mejor frente a los respectivos agentes estresores, pero no a largo plazo. Ocultar por mucho tiempo tu saber puede desgastarte.

Por lo tanto, si te sientes presionado o quieres evitar confrontaciones que son muy frecuentes, lo recomendable es que seas tú mismo y no te ocultes, ya que es tu deber controlar tus reacciones, más no la de los demás.


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  • Fernández, P.(2010). La influencia de los factores estresantes del trabajo en el rendimiento laboral. Invenio, 13(25), 111-124. https://acortar.link/Fjr0vc
  • Venz, L., & Nesher, H. (2022). Be smart, play dumb? A transactional perspective on day-specific knowledge hiding, interpersonal conflict, and psychological strain. Human Relations, 75(1), 113-138. https://acortar.link/6aCoWV

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