Cómo transportar los sueños a la realidad
Cuando pensamos en un sueño lo imaginamos como algo utópico, una ilusión inalcanzable. A menudo tildamos a los soñadores de ingenuos, de poco prácticos. Vaticinamos su fracaso, convencidos de que están errando al elegir la ilusión como el motor de su vida. No obstante, quien logra transportar los sueños a la realidad se asegura una existencia plena y libre, escogida y creada por y para sí mismo.
Cuando a un sueño se le agrega una fecha se convierte en una meta. Una meta desgranada en pequeños pasos da lugar a un plan de acción. Y cuando lo ponemos en marcha, comenzamos a dar forma a lo que siempre anhelamos. Retiremos la connotación negativa a las ilusiones y comencemos a verlas como el motor que nos impulsa a no conformarnos.
Y tú, ¿qué sueñas?
Seguramente alguna noche, al acostarte, cuando no podías dormir, has comenzado a imaginar tu vida soñada. Aquella en la que te sientes fuerte, confiado y feliz. En la que te encuentras rodeado por personas de gran calidad humana y en la que dedicas tu tiempo a aquello que te apasiona.
De pronto la realidad ( o más bien tu mente) te golpea, recordándote algo que hiciste mal ese día, o que mañana tienes una reunión muy importante. El nerviosismo comienza a adueñarse de ti y te das cuenta de lo lejos que queda la imagen idílica que hace unos instantes mantenías. “Ya vale de soñar”, piensas, y comienzas a centrar en tu energía en esos pensamientos negativos que únicamente incrementan tu insomnio.
¿Qué pensarías si te digo que está en tu mano acortar las distancias entre lo que deseas y lo que tienes?, que tú puedes transportar los sueños a la realidad. El mundo es un lugar lleno de oportunidades para quienes se arriesgan a tomarlas. La persona que has sido hasta hoy no condiciona en quién puedes convertirte mañana, cada día tienes la oportunidad de cambiar de rumbo.
¿Estás dispuesto a arriesgarte?
Con frecuencia vemos a personas manifestando que sienten ansiedad, que se encuentran decaídas, que lo ven todo oscuro. Afirman que les gustaría cambiar, ser más pacientes, más positivos o más sociables. Sin embargo, no están dispuestos a tomar las medidas para lograrlo. Acudir a terapia o realizar un esfuerzo consciente por modificar su mentalidad no entra en sus planes.
De este modo se asientan en su malestar y se convencen de que no hay alternativa posible. No obstante, aquellos que encuentran la determinación para implicarse verdaderamente consigo mismos, logran grandes mejoras. Tal vez, en tus fantasías, te visualizas como una persona segura y sociable. Pero para ello, ineludiblemente has de trabajar tu autoestima y enfrentarse a situaciones que temes.
Quizá te imaginas regentando tu propio negocio, pero para ello has de invertir tu tiempo en obtener la formación necesaria y arriesgarte a no trabajar por cuenta ajena. Tal vez anhelas tener un profundo vínculo de pareja, pero esto requiere que seas capaz de mostrarte vulnerable y corras el riesgo de ser herido. Lo que sueñas es únicamente una realidad contrafáctica, de tus acciones y decisiones depende darle vida.
Tú puedes transportar los sueños a la realidad
Por ello es importante revisar nuestras creencias y el significado que le otorgamos a las palabras. Si para ti un sueño es una quimera, nunca encontrarás la motivación para perseguirlo. Si soñar te resulta equivalente a ser poco pragmático, ni siquiera dedicarás tiempo a indagar qué es lo que de verdad deseas. Solo quien considera sus anhelos como propósitos es capaz de realizar la transformación.
Sueña, imagina, ilusiónate. Presta atención a cada detalle de tu fantasía, a cómo eres en ella, al tipo de personas que te rodean, al empleo en el que ocupas tu tiempo. Todo ello son pistas de los anhelos más profundos que posees y de los que el miedo te aleja. Soñar te ayuda a identificar lo que te apasiona, lo que te mueve por dentro, lo que te acerca a la felicidad.
A partir de aquí, es tu misión convertir tu sueño en un propósito y elaborar los pasos a seguir para alcanzarlo. Es tu decisión arriesgarte a cambiar, a pensar diferente, a actuar diferente. Soñar no es de locos, de locos es no hacer nada por tus sueños.
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