La depresión altera la forma en la que percibimos los colores
La depresión altera la forma en la que percibimos los colores. Las tonalidades cambian bajo la óptica de esta condición, así como las percepciones y las perspectivas. Podríamos decir que el mundo es un poco más gris cuando sufrimos, que la vida parece distorsionada y más difusa ante nuestros ojos cuando estamos atrapados por la angustia y la desesperanza.
Todo ello puede parecer un tanto irónico, pero tiene una base de verdad. Eso es al menos lo que nos dice la ciencia al revelarnos cómo la capacidad de contraste en la retina varía cuando sufrimos un trastorno depresivo. Por lo que podemos deducir de todo esto que las emociones tienen un impacto profundo en las estructuras neurológicas.
Se trata de un matiz que apreciamos con frecuencia en el universo artístico. Pintores como Edvard Munch, por ejemplo, dejaron impresos en sus lienzos las pinceladas de sus malestares, de esos sufrimientos que se tornaron en tonalidades oscuras, en azules profundos, en grises metálicos, en violáceos desapacibles…
¿Por qué la depresión altera la forma en que percibimos los colores?
Buena parte de nosotros sabemos lo que la depresión hace a la mente y al cuerpo. Fatiga, insomnio, apatía, ausencia de esperanza, mal humor, incapacidad para sentir ilusiones o placer… Ahora bien, algo que posiblemente no sepamos es cómo este trastorno del estado de ánimo afecta al modo en que el cerebro procesa la información visual.
Según un trabajo de la Universidad de Helsinki, la depresión altera la forma en la que percibimos lo colores. Lo hace además de distintas maneras y una de ellas tiene que ver con el contraste.
En esta investigación, dirigida por la doctora Viljami Salmela, pudo verse que las personas diagnosticadas con este trastorno tienen dificultades para ver los contrastes del color blanco y negro. Por ejemplo, si se les expone una figura con tonalidades blancas y negras solo apreciarán una tonalidad gris.
La depresión mayor y la falta de estimulación en la retina
No todas las depresiones son iguales. Algunas son más leves y en estos casos no es frecuente apreciar alteraciones en la visión. De este modo, en los casos donde más fenómenos visuales se aprecian es en la depresión mayor. Cuanto más grave sea el estado de la persona, más alteraciones se sufrirá.
La clave de ello está en la retina. Esta zona más posterior del ojo contiene células sensibles que convierten la luz en impulsos nerviosos que llevan la información al cerebro para que este interprete lo que ve y nos permita discriminar la realidad que nos envuelve.
Si decimos que la depresión altera los colores es porque la retina no trabaja de igual modo. Hay una hipoactividad en esas células.
Curiosamente, no sucede lo mismo en pacientes con depresión unipolar, trastorno bipolar o trastorno límite de la personalidad. La particularidad de ver el día a día de una forma más gris aparece solo en personas con depresión mayor.
“Feeling blue” (me siento azul) como definición del estado depresivo
En el mundo anglosajón son comunes expresiones como blue monday o feeling blue para describir ese estado de ánimo más bajo, triste y sin apenas ánimos. De este modo, si decimos que la depresión altera la forma en que percibimos los colores, hay otro curioso origen que lo explica.
Estudios, como los realizados en la Universidad de California por parte de la doctora Allison Thorstenson, explica algo interesante. Las personas con depresión mayor evidencian problemas a la hora de discriminar los colores que están en la gama que va del azul al amarillo. No sucede lo mismo con aquellos que están en la gama rojo-verde.
Es decir, lo que nos indican los expertos es lo siguiente: las experiencias emocionales y la percepción de los colores están claramente relacionadas. Aquellos tonos más fríos y menos intensos se ven de manera alterada.
La depresión altera la forma en que percibimos los colores: es como ver una televisión de bajo contraste
La Universidad de Friburgo (Alemania) también investigó el modo en que la depresión altera los colores que percibimos. Y el dato que nos ofreció no puede ser más interesante.
Ludger Tebartz, autor de este trabajo señala que las personas deprimidas ven el mundo de una forma muy parecida a cuando bajamos el contraste del color en nuestros televisores o pantallas electrónicas.
Percibimos todas las tonalidades, pero con una intensidad más baja y con un contraste alterado. Ahora bien, todas estas alteraciones perceptivas se resuelven cuando la persona avanza en su tratamiento psicológico.
Ese mundo de claroscuros emocionales tiene su impacto fisiológico y neurológico, es cierto, pero a medida que avanzamos en la recuperación y en la propia terapia, el cerebro va recuperando la funcionalidad.
Lo llamativo de este vínculo entre los trastornos depresivos y las alteraciones perceptivas es cómo una condición mental distorsiona de tantas maneras todo lo que nos envuelve. Afortunadamente, hay mecanismos y recursos para salir de ese escenario de oscuridad.
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- Retraction of “Sadness Impairs Color Perception.” Psychological Science. 2015;26(11):1822-1822. doi:10.1177/0956797615597672
- Viljami Salmela; Lumikukka Socada, John Söderholm (2021) Reduced visual contrast suppression during major depressive episodes. J Psychiatry Neurosci 2021; 46 (2): E222-E231