El poder mágico de la sonrisa
Desde pequeños se nos enseña que la madurez tiene que ver con la seriedad y la responsabilidad . Así, cuando crecemos, creemos que somos maduros porque nos volvemos más serios, somos más realistas y nos olvidamos de soñar. Y poco a poco, acabamos aprendiendo a reprimir cualquier atisbo de sonrisa si esta no está “justificada”. Sin embargo la sonrisa nos da vida, alivia tensiones y es contagiosa. ¿Por qué no hacerlo más a menudo?
Cuando le sonreímos a otra persona, le estamos diciendo muchas cosas, entre ellas que nos gusta que comparta el espacio con nosotros. La otra persona, por su parte, lo decodifica y también sonríe. Es justo en ese momento cuando los pensamientos negativos quedan a un lado.
“A veces tu alegría es la fuente de tu sonrisa, pero a veces tu sonrisa puede ser la fuente de tu alegría”
-Thich Nhat Hanh-
En el título se habla de un “poder mágico de la sonrisa” ¡Y vaya si lo tiene! La sonrisa es una herramienta que proporciona alivio de una manera natural. Sonreímos cuando nos sentimos bien, cuando sucede algo gracioso, cuando estamos contentos o emocionados por alguna noticia, y así hay infinidad de situaciones que nos hacen sonreír. Veamos en qué consiste este poder tan mágico.
La magia de la sonrisa
Lo más importante que tiene la sonrisa cuando va dirigida a otra persona es la transmisión de una sensación de compañía. Algo tan simple como sonreír puede hacer que la otra persona sienta que no está sola en el mundo, o que alguien le muestra aprecio. Pero además, nosotros, al recibir una sonrisa de vuelta, sentimos que tampoco estamos solos, y que hay personas que nos valoran y nos aprecian.
Muchas conversaciones con personas que no conocemos comienzan con un intercambio de sonrisas. Porque la sonrisa es un puente perfecto para la comunicación. Esta también es una parte de la magia, otra parte es la sensación de bienestar que causa sonreír, como lo es su importancia en momentos de acompañamiento de otra persona que no pasa por buenos momentos.
“Cada vez que le sonríes a alguien, es un acto de amor, una regalo para esa persona; algo hermoso”
-Madre Teresa-
La sonrisa tiene muchos más efectos, como proyectar una imagen más segura de aquel que la ofrece y aumentar la confianza en uno mismo. Es optimismo y alegría, nos ayuda a establecer vínculos sociales y a mantenerlos.
Tanto es así que incluso puede ayudarte a ti mismo a superar un momento difícil. No importa las adversidades que estén haciendo acto de aparición en tu vida. Una sonrisa puede darte las fuerzas necesarias para seguir adelante, para motivarte cuando todo te inste a no salir ni de la cama. Es la mejor de las medicinas que puedes regalarte a ti mismo y, también, a los demás.
Sonrisas contra la tristeza y el dolor
Muchas veces, en momentos en los que las palabras no pueden cubrir el espacio, lo puede hacer la sonrisa. Es capaz de comunicar que estoy con el otro y para el otro en su momento de dolor y, al ser contagiosa, hace que el otro por un momento olvide el dolor que tiene e inconscientemente, sonría.
Regalar sonrisas es algo efectivo que podemos hacer para desconectar de la rutina. Nos saca la negatividad de los problemas y nos cambia el punto de vista para enfrentarnos al día a día. Es como si cambiaras los polos de negativo a positivo, y no requiere de ningún esfuerzo.
“Recuerda sonreír, incluso cuando este lloviendo fuera, y si sigues sonriendo, el sol mostrará pronto su cara y te devolverá la sonrisa”
-Anna Lee-
En resumen, si te animas a regalar sonrisas en tu vida cotidiana, adelante. Verás que los resultados son infalibles y realmente mágicos. Sonríe al panadero, al cajero del supermercado y hasta a tu compañero de asiento. Te darás cuenta en breve de que la sonrisa es un motor de buenas emociones y que contagia el buen clima a tu alrededor.
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