Estos son los tipos de miedo que experimentamos las personas, según la psicología


Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez
¿Quién no ha sentido miedo alguna vez al presentar un examen o durante un temblor? Claro que cada persona lo experimenta de forma distinta y con una intensidad diferente. En el ámbito científico, los miedos son innatos o adquiridos. Y desde un enfoque divulgativo, hay varios tipos de miedo, como el racional, irracional, aprendido, patológico y existencial.
Pero ¿para qué sirve el miedo? Nos protege, nos alerta y nos prepara para actuar ante situaciones difíciles. A continuación, te contamos cuántas clases existen, sus características y qué puedes hacer para manejarlas y sentirte mejor.
Miedo racional: cuando el peligro es real
Este miedo aparece ante una amenaza concreta, real e inmediata. Por ejemplo, al cruzar la calle y ver que un ciclista viene a toda velocidad. Su causa es clara e identificable y cumple una función adaptativa, porque te ayuda a reaccionar y protegerte. Desaparece cuando pasa el peligro.
¿Qué puedes hacer en estos casos? Escucha a tu cuerpo, actúa con calma y evalúa la situación. También puedes anotar las situaciones que te provocan este miedo, revisa qué tan probable es que ocurran y cuáles serían las consecuencias. Luego, compara la emoción con los hechos, esto ayuda a reducir su intensidad. Además, crea un plan de acción realista para sentirte preparado y aliviar la incertidumbre.
Miedo irracional: el enemigo invisible
Surge sin una causa lógica. Por ejemplo, sentir miedo a los globos porque podrían explotar, evitar túneles o puentes sin razón aparente o angustiarse al escuchar el timbre del teléfono. Aunque no hay un peligro real, puede causar ansiedad, aislamiento o bloqueo. Se relaciona con experiencias pasadas o pensamientos que no reflejan lo que realmente pasa. Si es persistente y desproporcionado, puede encajar en diagnósticos como fobias específicas o ciertos tipos de ansiedad.
Para gestionar este temor, primero reconócelo y obsérvalo sin juzgarte, habla de lo que sientes con alguien de confianza para tener otra perspectiva y practica respiraciones profundas para calmar tu cuerpo y mente. Si persiste e interfiere con tu vida, busca apoyo profesional.
Miedo aprendido: el que se instala con el tiempo
De los tipos de miedo, este se aprende de lo vivido. Si de pequeño te gritaban por equivocarte, es posible que hoy temas fracasar. O si te decían que los perros eran peligrosos, quizás hoy les temas, aunque no hayas tenido una mala experiencia con estos animales. También puede nacer a través de la observación de otros o por transmisión cultural.
Puede mantenerse por muchos años si no se maneja, y no siempre somos consciente de su origen. En estos casos, trata de identificar la raíz, pregúntate: «¿Cuándo comencé a sentir este temor?». Considera también hablar con un profesional para conocer la causa y trabajarla.
Miedo patológico: cuando te incapacita
En este caso, el miedo se vuelve un trastorno. Su intensidad y persistencia interfiere con la vida diaria. Puede manifestarse como fobias, ataques de pánico o trastornos de ansiedad. Suele ser excesivo y desproporcionado, y afecta tu mente y cuerpo, por lo que requiere de atención psicológica o médica. Es muy importante que no enfrentes solo ningún tipo de miedo, pero este en particular requiere intervención de un experto desde un inicio, por su nivel de complejidad.
Miedo existencial: el temor a lo inevitable
¿Sientes un nudo en el estómago al pensar en temas como la muerte, el paso del tiempo o el sentido de la vida? Este tipo de temor no siempre está presente, pero puede surgir en crisis o situaciones de reflexión. Es profundo y filosófico, genera angustia o despierta una búsqueda de propósito.
Es común que el miedo existencial aparezca en la adultez o después de eventos significativos. La recomendación es hablar de estos temas en espacios terapéuticos para ayudarte a sentirte mejor.
Recuerda que identificar los tipos de miedo que sientes es el primer paso para enfrentarlos de forma consciente y cuidar tu salud mental. Pon en práctica las recomendaciones comentadas; en casos de miedos intensos o patológicos, estas intervenciones resultan más eficaces si se aplican con la orientación de un profesional.
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