Fobia a los besos o filemafobia: ¿en qué consiste?
La filemafobia es el miedo a los besos, a besar o a ser besados. Y no nos referimos únicamente a besos apasionados, los cuales implican un alto nivel de intimidad, para el que quizá muchos no están preparados. También puede ser un simple beso en la mejilla, a modo de saludo, o cuando conoces a alguien.
Como toda fobia específica, la filemafobia es un trastorno de ansiedad que implica un miedo irracional, desproporcionado y persistente, provocado por un objeto o situación; en este caso, los besos. A pesar de que el temor es reconocido por la persona como irracional, aquel escapa del control de su voluntad.
Para comprender mejor en qué consiste esta fobia, presentaremos sus características, síntomas y causas, como también los tratamientos más efectivos para superarla.
Características de la filemafobia
Es importante tener en cuenta que la filemafobia va más allá del simple temor o nerviosismo que pueden experimentar muchas personas cuando van a besar o a ser besados.
Por ejemplo, es bastante común ponernos ansiosos cuando vamos a besar por primera vez a esa persona que nos gusta. Pero, en este caso, no podemos hablar de filemafobia, pues el objeto temido no es el beso en sí, sino otros aspectos como: iniciar una relación con esa persona, ser rechazados o descubrir que el otro no tiene las mismas intenciones amorosas.
En cambio, cuando hablamos de filemafobia, el objeto temido es el beso en sí, por lo que se teme besar, ser besado y aun ver a otras personas haciéndolo.
Dicho esto, para que este miedo pueda considerarse un trastorno de ansiedad, deben cumplirse las siguientes características:
- El miedo experimentado, ante el objeto temido, es desproporcionado con respecto a las exigencias de la situación.
- El temor que experimenta la persona va más allá de su voluntad, por lo que no puede gestionar las sensaciones de terror y miedo que la gobiernan.
- El individuo no puede explicar o razonar el miedo que siente en estas situaciones, no le encuentra sentido. Sabe que este es irracional; aun así, no puede evitarlo.
- El temor es tan elevado que, de forma sistemática, lleva a la persona a evitar cualquier situación en la que se pueda reproducir la acción de besar.
- El miedo es desadaptativo y origina problemas relacionales.
Síntomas de la filemafobia
La filemafobia presenta la misma sintomatología que otras fobias específicas, lo único que la diferencia de las demás es el estímulo que la provoca: los besos.
En este sentido, el síntoma más característico de las fobias es la experimentación de elevados montos de ansiedad ante la exposición del elemento temido. Esta ansiedad puede manifestarse por medio de un ataque de pánico o una sensación más generalizada de ansiedad. Además, mientras más cerca se encuentre la persona del estímulo temido, peor es la sensación.
Entre las manifestaciones ansiosas más características de la filemafobia se encuentran las siguientes:
- Síntomas físicos: taquicardia, sudoración, temblores, dificultad para respirar, aturdimiento, mareos, opresión en el pecho, náuseas, aumento de la tensión muscular y cefaleas.
- Síntomas psicológicos: pensamientos intrusivos donde la persona considera que los besos son peligrosos. Por ejemplo, que estos pueden trasmitir enfermedades.
- Manifestaciones conductuales: evasión de la situación por el estímulo temido.
Fobias relacionadas
La mayoría de los pacientes que sufren un trastorno de ansiedad suelen tener más de una fobia específica. En este caso, la filemafobia suele asociarse con las siguientes:
Misofobia
Se trata de un miedo irracional y excesivo a contaminarse con gérmenes. Lleva a la persona a creer que, al ser besado por otra, puede contagiarse con alguna enfermedad. En este caso, el individuo piensa que en la saliva puede haber gérmenes o bacterias dañinas para su organismo.
Halitofobia
La filemafobia también puede relacionarse con la halitofobia. Esta última consiste en un miedo excesivo al mal aliento, tanto en uno mismo como en otros individuos. Evidentemente, esto puede provocar una aversión a los besos.
Hafefobia
Es el miedo irracional al tacto. Las personas que lo padecen pueden experimentar montos excesivos de ansiedad ante cualquier beso, incluso aquellos que tienen lugar en la mejilla.
Causas de la filemafobia
Existen diversas teorías psicológicas que explican el origen de las fobias específicas. Hoy en día, pueden existir muchos factores que las desaten:
Condicionamiento
Las teorías cognitivas conductuales explican el origen de las fobias mediante el condicionamiento clásico, en el cual un estímulo previamente neutral (como es el beso) puede asociarse con estímulos aversivos, hasta el punto de acabar temiéndoles por completo.
Según esta perspectiva, el miedo se mantiene debido a la conducta de evitación.
Creencias y estilos educativos
También se ha postulado que las creencias religiosas o culturales juegan un papel importante en el desarrollo de la filemafobia. Así, los estilos educativos y las experiencias tempranas podrían ser factores determinantes en el desarrollo de este tipo de temores.
Traumas
La vivencia de algún trauma relacionado con la sexualidad (como sufrir una agresión sexual) podría ser otro factor que explique el origen de la filemafobia.
En este sentido, se presume que la causa de esta alteración psicológica es multifactorial, es decir, contiene aspectos educativos, aprendizajes, creencias, experiencias tempranas y rasgos de la personalidad.
Tratamientos de la filemafobia
Afortunadamente, las fobias se pueden superar. El tratamiento más efectivo es la terapia psicológica. Ahora bien, la terapia que ha resultado ser más eficaz para el vencimiento de las fobias es la cognitivo conductual. Esta aborda los pensamientos distorsionados que atemorizan al paciente y las conductas desadaptativas, ofreciéndole las herramientas necesarias para responder a cada crisis de la mejor manera posible.
Por su parte, la terapia cognitiva, basada en el mindfulness, también ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. Por último, en casos severos, se recomienda la administración de fármacos ansiolíticos para aliviar la sintomatología. No obstante, estos siempre deben combinarse con la psicoterapia.
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