¿Cómo influye en la familia que un miembro tenga demencia?
En los últimos años la esperanza de vida ha aumentado considerablemente: vivimos más años y con mejor calidad. Esto está claro que es positivo, pero también conlleva que hayan ido apareciendo una serie de problemas de salud que antes no se daban.
Hablo de la demencia. El paso del tiempo conlleva, en algunos casos, un deterioro a nivel cognitivo que hace que la persona que lo sufre vaya teniendo cada vez más dificultades para valerse por sí misma. De hecho, es la principal causa de dependencia en los países desarrollados. ¿Cómo afecta esta situación a la familia?
“La demencia es como ese momento de duda en que no sabría si debo confiar en los ojos o en la memoria porque ambas cosas parecen capaces de cometer los mismos errores insidiosos”
-John Katzenbach-
Las causas de los conflictos en la familia cuando un miembro tiene demencia
En todas las familias existen fuentes de conflicto en el día a día que se van resolviendo de mejor o peor manera en función de las habilidades que tengan sus miembros para solucionar problemas. El caso es que, cuando uno de ellos sufre demencia, esas causas de discusiones y tiranteces entre los familiares aumentan.
Esto es así debido a que la demencia supone la aparición de numerosos estresores que antes no se daban. En primer lugar, se suele carecer de información acerca de la enfermedad. Además, es difícil determinar cómo será su evolución, lo que genera una gran incertidumbre entre los familiares.
“La demencia se come el pensamiento del enfermo y a su vez destroza los sentimientos de los que lo quieren y lo cuidan”
-Nolasc Acarín Tusell-
Por otro lado, los cuidados que requiere una persona con demencia suelen conllevar numerosos gastos económicos, al poder necesitar contratar a personas para que atiendan a sus necesidades, apuntarle a un centro de día o ingresarle en una residencia para la tercera edad. También pueden surgir conflictos debido a que no se dispone de tanto tiempo para atender a otros miembros de la familia.
Por último, suelen surgir desacuerdos sobre cómo se debe cuidar a la persona que sufre demencia. Pero no solo eso, además unos pueden percibir que otros no están tomando las decisiones adecuadas o que están buscando su propio interés.
¿Qué hace que los conflictos se mantengan cuando uno de los familiares tiene demencia?
Ahora que conocemos las fuentes de conflicto, es necesario que sepamos por qué no se solucionan, para poder aprender a hacerlo. El bloqueo de la comunicación entre los distintos miembros de la familia es el principal motivo que obstaculiza encontrar una alternativa que satisfaga a todos.
Este bloqueo hace que algunos familiares tengan dificultades para expresar cómo se sienten y qué es lo que piensan sobre la demencia. O directamente les resulta imposible. Pero no solo eso, también puede surgir el miedo a pedir ayuda a los demás por si surge una discusión.
Por otro lado, puede que los hijos hayan tenido problemas en el pasado con la persona que ahora está enferma. Esto puede hacer que surja la culpabilidad y que respondan de forma más agresiva hacia los demás miembros de la familia. Por último, puede aparecer una especie de competición entre los hermanos para demostrar quién es mejor cuidador.
¿Qué se puede hacer para que los conflictos por la demencia se resuelvan?
Que uno de los miembros de la familia padezca una demencia va a ser una situación compleja para todos, pero es posible minimizar la aparición de los conflictos que acabamos de explicar. Para ello, es importante modificar todas esas dinámicas perjudiciales que influyen en el proceso.
En esta línea, es de vital importancia trabajar la comunicación. Ser capaces de expresar nuestras emociones y opiniones en relación a la enfermedad nos va a ayudar a resolver las distintas rencillas. Por otro lado, no hay que obviar que esto será más fácil cuanto más cohesionada se encuentre la familia y cuanto mayor sea el apoyo y el compromiso entre sus distintos miembros.
“Pide una mano que estreche la suya, un corazón que le cuide y una mente que piense por él cuando él no pueda hacerlo; alguien que le proteja en su viaje a través de los peligrosos recodos y curvas del laberinto”
-Diana Friel-
Además, ser capaces de adaptarse con flexibilidad a los cambios de roles y rutinas que se pueden dar propician que haya un mayor apoyo en el cuidado. Por último, es importante ser capaces de tomar decisiones de forma focalizada. Todo ello, va a contribuir a que la familia se adapte mejor a la demencia y sufra menos por ello.
Imágenes cortesía de Cristian Newman, Tiago Muraro y Alex Boyd.