La chispa de la indignación
El comienzo de los movimientos de ciudadanos o revueltas se suele interpretar como la causa de muchos factores y suelen tener en común una “chispa de indignación” que los desata. Esta chispa puede ser muy diferente y lo que en unas revueltas actúa como hecho o factor desencadenante probablemente no lo sea en otras.
Las últimas revueltas en las que movimientos de ciudadanos han tomado la calle a modo de protesta han sido las que se han sucedido en ciudades de Europa y Estados Unidos. Previamente a éstas, los países árabes también vivieron revueltas similares que algunos consideran precursoras de las revueltas europeas.
Las chispas de indignación de la “primavera árabe”
Si miramos hacia los países árabes, donde hace unos años estallaron revueltas que, si bien consiguieron cambios muy diferentes en cada país, llevaban unas consignas similares, “Pan, dignidad y libertad”, veremos que la “chispa” que desató cada una de ellas es bien diferente.
La llamada “primavera árabe” de Túnez comenzó después de que Mohammad Buazizi se quemara a lo bonzo enfrente del parlamento tunecino. La difusión de esta acción se produjo gracias a que su primo grabó y compartió las imágenes en las redes sociales.
Este evento fue el desencadenante, pero Mohammad no fue el primero que se quemó ni, posiblemente, el último. Tampoco es el único país en el que eventos como este se han producido.
Los monjes budistas del Tíbet lo han practicado desde hace años sin que su repercusión haya tenido una relevancia tan grande. Incluso en países como España e Italia, que se han visto hostigados por una crisis económica y social, se han dado estas prácticas de inmolación sin mayor repercusión.
Otro ejemplo de chispa de indignación es la que desencadenó la denominada primavera árabe siria, cuyo trágico final aún está por dilucidarse. Allí, unos jóvenes de entre 9 y 14 años pintaron unos grafitis apoyando la caída del régimen de Basar Al-Asad.
El gobierno tomó represalias encarcelándolos y las protestas de los padres fueron reprimidas de manera contundente con la vida de algunos de ellos, incluso con la de aquellos que asistían a los funerales de los padres. Esta fuerte represión fue la chispa que desató la primavera siria.
Por su parte, en Egipto, la “chispa” fue la revolución de Túnez, la cual llevó esperanza al pueblo egipcio. Después de seis inmolaciones en protesta por la subida de precio de los alimentos se hizo un llamamiento a la juventud para salir a la calle a través de una página de Facebook dedicada a un bloguero asesinado por la policía en 2010, “We are all Khaled Said”.
“Cuatro egipcios se han prendido fuego […] ¡Demostrad un poco de dignidad! Yo, que soy una chica, voy a ir a la plaza Tahir y estaré allí sola con mi pancarta. […] Bajad a la calle, enviad SMS, postearlo en la red, que la gente lo sepa”
-Asmaa Mafhoud-
La chispa de indignación occidental
Si miramos hacia el mundo occidental, en Estados Unidos el movimiento Occupy Wall Street comenzó cuando un grupo de personas, tomando las revoluciones árabes y las protestas en España y Grecia como ejemplo, convocaron una quedada para tomar Wall Street. Hicieron que es slogan “Somos el 99%” viajara a través del globo.
En España, el movimiento más característico ha sido el 15-M. Éste comenzó cuando a través de la página de Facebook “Democracia real YA” se llamó a los ciudadanos a manifestarse.
“¡Democracia real YA! Toma la calle. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”
Movimientos sociales y medios de comunicación
Estos movimientos sociales fueron promovidos y difundidos a través de internet y terminaron ocupando el espacio público. El intercambio de información propició que distintos elementos de poder se interconectarán para construir significados que legitimaran la existencia de estas protestas.
Ya que comunicar es compartir significados mediante el intercambio de información, y teniendo en cuenta que los medios de comunicación tradicionales son dominados por las corporaciones y los gobiernos, Internet surge como un canal de conexión más libre que conecta a ciudadanos con inquietudes similares.
“Ocurrió cuando nadie lo esperaba. En un mundo presa de la crisis económica, el cinismo político, la vaciedad cultural y la desesperanza, simplemente ocurrió.”
Manuel Castells, en su libro “Redes de indignación y esperanza: los movimientos sociales en la era de internet”, utiliza el concepto de “auto-comunicación de masas” para denominar esta nueva forma de comunicarnos en la era de Internet. Es comunicación de masas ya que es masiva y es auto-comunicación porque el emisor elige el mensaje de forma autónoma y designa a los posibles receptores.
Teniendo en cuenta que todo poder conlleva la existencia de contrapoder, éste también debe formar su propia red de funcionamiento buscando “reprogramar” el poder desde unos intereses diferentes.
Así, los movimientos sociales que se construyen en Internet comparten información, suben vídeos de las manifestaciones y las represiones, se ilusionan y se indignan en aras de convertirse en un nuevo poder. Una vez la gente está conectada, informada y se libera del miedo movida por la rabia, es momento de dar un paso más. Este paso es ocupar el espacio público, lo cual que lleva a crear una comunidad que se hace visible como un movimiento ciudadano.
Características de los movimientos sociales
Estos movimientos sociales descritos al comienzo, además de otros, comparten ciertas características, algunas de las cuales son:
- Están conectados en red de numerosas formas. Son una red de redes sin centro identificable ni líder, es una estructura descentralizada. Comienzan en las redes y luego se convierten en movimiento al ocupar espacio urbano en plazas públicas o mediante manifestaciones continuadas.
- Los movimientos son globales y locales porque ocupan un espacio físico en un área determinada pero a la vez están conectados en todo el mundo, aprenden de la experiencia de los demás y crean sus propias redes.
- Han generado el “tiempo atemporal”, viven el día a día, sin saber cuándo será el desalojo, y en sus debates y proyectos hacen referencia a un horizonte de posibilidades ilimitado.
- Son espontáneos en su origen, desencadenados por lo general por una chispa de indignación. Tras la chispa, se crea una comunidad instantánea de prácticas insurgentes.
- Los movimientos son virales. Difunden imágenes movilizadoras, disparan las esperanzas de la posibilidad de cambio.