¿Me discriminas por tener un problema de salud mental?
De cada 4 personas, al menos 1 tendrá un problema relacionado con la salud mental. Además, queremos circunscribir este dato y dotarlo de mayor precisión: en España casi 12 millones de personas han tenido, tienen o tendrán problemas vinculados con su salud mental. A pesar de lo elevado de la cifra, el hecho de tener un problema psicológico sigue siendo un tabú que se pone de manifiesto en conductas discriminatorias hacia personas que tienen un problema de salud mental.
Cerca de 7 personas de cada 10 conocen a alguien que tiene problemas de salud mental, según el informe Contra el Estigma publicado por la Cátedra de la Universidad Complutense de Madrid y el Grupo 5. A raíz de este informe, queremos mencionar y pensar sobre algunos datos que pueden resultar alarmantes.
El gran problema del estigma
El estigma tiene tres grandes patas. La primera de ellas es la cognitiva y hace referencia a los pensamientos y las creencias que albergamos en relación con las personas que tienen un problema de salud mental. En segundo lugar, tenemos el aspecto emocional, que hace alusión al prejuicio, a las valoraciones negativas preconcebidas que sostenemos. Por último, la tercera pata del gran problema del estigma la constituye la discriminación.
La discriminación es una conducta consciente o inconsciente en la que prima el desprecio. En este sentido, queremos identificar las conductas de discriminación más frecuentes que se realizan hacia las personas que presentan un problema de salud mental.
«El estigma se ha definido como un atributo profundamente devaluador, que degrada y rebaja a la persona portadora del mismo».
-Manuel Muñoz López –
¿Cómo ejercemos la discriminación hacia personas con un problema de salud mental?
Creamos estigma como individuos, pero también como sociedad. Creamos estigma cuando pensamos en términos de “ellos” y de “nosotros”, cuando la realidad de los datos pone de manifiesto que el “nosotros” es un hecho más que posible. Es más, según el estudio que hemos mencionado, es probable que el 100 % de la población de todo el mundo entre en contacto alguna vez con los problemas de salud mental.
Tengo algo que contar
El hecho de estar dispuestos a hablar y a ser escuchados en lo relativo a problemas de salud mental es un hito; lo cierto es que cada día está más normalizado. Sin embargo, todavía nos queda un importante camino por andar, y especialmente con las personas que sufren las entidades clínicas más estigmatizadas.
A pesar del optimismo de estos datos, los datos nos dicen que la población sigue esperando mucho antes de pedir ayuda especializada. En este sentido, si alguien de nuestro entorno manifiesta que necesita ayuda, haríamos bien en animarle a que la busque -incluso, lo podemos hacer con ella.
«Una mayor comunicación conlleva un menor estigma (efecto “salid del armario”) y facilita intervenciones más tempranas y, por tanto, efectivas».
-Manuel Muñoz López-
¿Palabras o puñales?
Hay palabras que duelen más que un golpe. El lenguaje que se emplea en la sociedad en general y en los medios de comunicación en particular puede ser un penoso vehículo que facilita el estigma. En este sentido, confundir los términos de trastorno mental, discapacidad mental o minusvalía pueden ser grandes losas para las personas con un problema de salud mental.
“Está loco”, “tiene una enfermedad“, “es retrasado”, “es un incapacitado mental”. ¿Te suenan estas afirmaciones? Son verdaderas balas que dejan heridas abiertas en personas que, debido a las circunstancias que están atravesando, son extraordinariamente vulnerables. Debemos evitarlas.
«El lenguaje que empleamos para referirnos a una persona con problemas de salud mental puede ser estigmatizante y poco inclusivo».
-Manuel Muñoz López-
Cuidado, no me contagies
Tristemente, a todos nos su el término “distancia social”. En contexto de pandemia es algo que debíamos respetar a fin de proteger a quienes más queríamos. Sin embargo, en lo que a problemas de salud mental se refiere, es una gran barrera. De hecho, la distancia social es muy buen predictor del nivel de estigma que tiene la sociedad hacia las personas con problemas de salud mental: si cuanto más lejos, mejor, habrá un mayor estigma.
Es decir, el grado de distancia social informa de manera directa del nivel de discriminación que ejercemos en nuestros comportamientos. Además, cuanto más estrecho sea el vínculo con una persona con problemas de salud mental (cuanto más íntima), más intensos y demoledores pueden ser los efectos de la distancia social.
Debemos parar a reflexionar. La forma en que nos comunicamos, en que nos comportamos y en que mostramos compasión, amor, entendimiento y empatía hacia las personas que están atravesando dificultades importantes en lo que a salud mental se refiere, es fundamental. Y resulta importante tanto por el hecho de su bienestar como por el nuestro propio: mañana podríamos ser nosotros quienes estuviéramos en la consulta de un psiquiatra o psicólogo. Cambiemos las formas, pero también el fondo.
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Consejo General de la Psicología en España. (2022) Un informe evidencia el estigma social hacia las personas con problemas de salud mental, en situaciÃ3n sin hogar y con discapacidad intelectual. www.infocoponline.es. https://www.infocop.es/view_article.asp?id=22647
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