Pasado, presente y futuro de tu identidad
¿Qué es la identidad? ¿Y el autoconcepto? A menudo utilizamos en nuestro día a día palabras de las que no conocemos muy bien su significado. La identidad personal, el self, el autoconcepto o simplemente el “yo” es la percepción que cada persona tiene sobre sí misma como objeto y como sujeto. En este artículo hablamos sobre cómo organizamos el autoconcepto los seres humanos: vamos a escribir sobre el pasado, el presente y el futuro de tu identidad.
Cuando hablamos de la percepción que tenemos de nosotros mismos como “objeto”, nos estamos refiriendo a la percepción que tenemos de lo que estamos experimentando, pensando o sintiendo. La integración de todo lo anterior, es decir, su unión con coherencia, nos permite saber que somos únicos, peculiares e irrepetibles.
Somos capaces de percibirnos gracias a que tenemos conciencia de nosotros mismos como el motor que es capaz de llevar a cabo y experimentar procesos de carácter psicológico que nos sirven para reconocernos.
Los tipos de representaciones del autoconcepto
El autoncepto es una estructura psíquica compleja. Su contenido está determinado por el conocimiento que poseemos sobre nosotros mismos. Está formada por una estructura que es nuclear, que constituye la esencia de nosotros y que es consistente y coherente con nuestra historia biográfica.
Hay un autor relevante en el estudio del autoconcepto: Markus. Este autor propone que podemos dividir el autoconcepto en dos tipos de representaciones:
Representaciones periféricas del autoconcepto
Son menos definitorias de uno mismo porque se encuentran menos elaboradas a nivel cognitivo y emocional. Se basan en menor medida en los datos que la persona acumula a lo largo de su historia vital. Son características poco valoradas por la persona y que, en consecuencia, son poco importantes para el autoconcepto.
Representaciones centrales del autoconcepto
Son los aspectos más peculiares, idiosincrásicos, especiales y esenciales de uno mismo. Están constituidos por esquemas, que son las formas en que cada uno de nosotros pensamos, sentimos y actuamos en respuesta al ambiente, porque así lo hemos aprendido a hacer a partir de nuestra historia personal.
El autoconcepto y el tiempo
Además, Markus hace una distinción entre los autoconceptos de tres momentos temporales: el autoconcepto relativo al pasado, el actual y el futuro.
Autoconcepto relativo al pasado
La identidad o el autoconcepto relativo a tiempos anteriores se refiere al conjunto de conocimientos que una persona tiene sobre cómo era en el pasado. ¿Qué pensabas cuando eras adolescente? ¿Cómo eras cuando diste el primer beso? ¿Cómo afrontaste la primera pérdida amorosa?
Este autoconcepto sobresale más cuando las personas han cambiado algunos de estos atributos que les caracterizaban en otros momentos de la vida, pero que ahora están transformados.
También se hacen más salientes y son más fácilmente identificables cuando intentamos cambiar alguna parte del autoconcepto actual que es similar a la que se mantenía en el pasado y que genera desagrado y malestar en la persona.
Autoconcepto actual
La identidad o autoconcepto actual engloba todas las características, los pensamientos y las actitudes que tenemos para con nosotros mismos ahora. Estas pueden activarse y hacerse accesibles en un momento determinado.
Las representaciones centrales del autoconcepto son las que constituyen en mayor medida el autoconcepto real, porque se activan en contexto y momentos determinados. Además, definen lo que cada uno de nosotros pensamos y creemos.
Autoconcepto futuro
¿Cómo quieres ser? ¿Qué te gustaría cambiar? ¿Cómo te gustaría pensar? ¿Cambiarías algo de ti? El autoconcepto futuro lo forman el conjunto de esperanzas, miedos, anhelos y deseos que son importantes para nosotros. También comprende las habilidades que nos gustaría adquirir y los puntos débiles que nos gustaría fortalecer.
El autoconcepto futuro es un motivador para poner en marcha nuevas conductas que nos acerquen a nuestras aspiraciones y metas. Como es lógico, también engloba el miedo que podemos sentir al estar lejos de conseguirlas e implicar un esfuerzo considerable.
En este sentido, los posibles autoconceptos pueden funcionar como un puente cognitivo entre el autoconcepto del presente (lo que soy aquí y ahora) y el autoconcepto futuro (lo que yo quiero o puedo ser), y favorece la construcción mental de escenarios y cursos de acción apropiados.
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