Prácticas sencillas de autocuidado para mamás ocupadas
Cada vez más personas comienzan a darse cuenta de que el cuidado personal no es una cuestión de egoísmo. Al contrario, cuidar de uno es el primer paso para cuidar bien a los demás. Si eres madre o padre, esta afirmación cobra aún mayor sentido. Este artículo se centra en prácticas de autocuidado para mamás, especialmente para mamás ocupadas. Aquellas que cuando se ponen el traje de “supermamá” se olvidan de ellas mismas.
Es hora de alejar esa creencia tan popular entre muchas mujeres de que, como su familia está por encima de todo, dedicarse tiempo y recursos a ellas mismas es un acto egoísta. Como madre debes tener claro que para cuidar a tus hijos tienes que cuidar de ti, que para querer a tus hijos tienes que quererte. ¿Qué les estarías enseñando entonces?
El autocuidado es una parte fundamental de cualquier rutina de bienestar. Pero es algo más que cuidarse por fuera. Es sobre todo una cuestión de salud. El autocuidado abarca muchos aspectos de nuestra vida. Desde lo práctico a lo físico y lo mental y, cómo no, lo espiritual. Por eso, cada uno debe definir qué significa el autocuidado para sí. Es decir, qué aspectos de su vida desea cuidar.
“Los demás solo aman y respetan a los que se aman a sí mismos”.
-Paulo Coelho-
Creando momentos de autocuidado para mamás ocupadas
No vamos a intentar convencerte de lo importante que es que mimes tu piel o tu pelo, de que cuides lo que comes o de que hagas ejercicio. Eso ya lo sabes. Lo que queremos es darte estrategias y herramientas para que reconectes contigo misma, para que recargues las pilas y sigas adelante.
Estamos de acuerdo que para las madres dedicar tiempo para el cuidado personal puede ser especialmente complejo. Y es porque encontrar tiempo es casi imposible. Por esto el reto está en crearlo, en inventarlo. Sí, es una cuestión de creatividad.
Se trata de convertir los momentos en los que no haces nada en particular en momentos para el cuidado personal. Aprender a diferenciar lo importante de lo que no lo es. Invierte esos minutos y haz algo en tu beneficio. También puedes coger algo de tiempo de otras tareas e invertirlo en ti. Sé creativa y escucha a tu cuerpo. Aprende a relajarte y descansar.
A continuación vamos a ver una serie de prácticas de autocuidado enfocadas a las mamás ocupadas. Son prácticas que puedes incorporar a tu día a día, sin excusas de tiempo. Solo tienes que encontrar unos minutos para ponerlas en práctica y volver a tu centro.
“A medida que empecé a quererme, dejé de ansiar tener una vida diferente, y pude ver que todo lo que me rodeaba me estaba invitando a crecer”.
-Charlie Chaplin-
Pon las piernas en alto
Levantar las piernas no solo te ayudará a sentirlas menos pesadas o a luchar contra la inflamación provocada por diversas condiciones de salud. Si sufres de esta condición podrás notar un alivio, al menos momentáneo. Si quieres, cierra los ojos y deja tu mente lo más en blanco posible.
Para poner las piernas en alto solo tienes que tumbarte sobre la cama o sobre una alfombra (incluso sobre el suelo). Después, apoya los pies con las piernas flexionadas o estiradas sobre la pared o sobre una silla, el cabecero de la cama… o lo que te venga bien. También puedes, puedes elevar las piernas sin soporte. Cuando más eleves las piernas y más las estires, mejor. Pero si no puedes, no pasa nada. Escucha a tu cuerpo y lleva las piernas hasta donde puedas o te sientas cómoda.
Practica la respiración abdominal
Practicar la respiración abdominal es el primer paso para aprender a relajarse. Además, una de las técnicas más recomendadas en el autocuidado para mamás. Al poner la atención en el movimiento del abdomen, conseguimos que el diafragma baje. Esto hará que la respiración sea más profunda. Este tipo de respiración disminuye el estrés. Además, favorece la oxigenación del organismo.
Para comenzar, siéntate en una posición cómoda o túmbate boca arriba. Cierra los ojos y coloca las manos sobre el vientre. Inhala a través de su nariz y siente que el vientre se expande como un globo. Exhala y date cuenta de cómo el vientre se acerca a la columna vertebral. Repite varias veces, haciendo que cada ciclo de respiración sea más largo y profundo.
Si te sientes especialmente estresada o agitada, retén el aire unos segundos después de inhalar y exhalar. Si la primera vez no puedes, no te preocupes. Inténtalo de nuevo. Si lo haces con intención y correctamente, en tres o cuatro respiraciones te habrás calmado. Puedes hacer 3 ciclos de 5 respiraciones abdominales cada uno. Entre ciclo y ciclo, deja un minuto de descanso.
Disfruta un té caliente
Tomar un té caliente en soledad y en silencio es uno de los grandes regalos que te puedes hacer a lo largo del día. Conviértelo en un ritual (a media mañana o media tarde) y este hábito se convertirá en tu gran aliado a lo largo del día.
Puedes hacerte una infusión de cultivo orgánico, con la que sientas que puedes conectar. Dependiendo de la hora del día y de tu tolerancia a la cafeína (teína), así como de tus necesidades para ese momento, podrás elegir diferentes tés. Elige uno con propiedades saludables que sientas que te va a hacer bien. Si el silencio te abruma o sientes que los pensamientos saturan tu mente, acompaña tu ritual con un vídeo o un audio de meditación guiada o visualización. Siente cada sorbo, céntrate en las sensaciones y respira.
Otras prácticas sencillas de autocuidado para mamás ocupadas
Hay otras prácticas sencillas que puedes implementar en el autocuidado. Es ideal incluir una práctica matutina de yoga para iniciar el día (basta con 15-20 minutos). Si puedes dedicarle unos minutos a la meditación o al mindfulness, mejor aún. Tal vez tengas que madrugar un poco más para esto, pero merece la pena. Si no puedes hacerlo al final del día para irte a la cama relajada.
Aunque lo hemos comentado por encima al principio, en tu rutina diaria no puede faltar tiempo para tu cuidado físico personal. Lo que hagas depende de lo que tú valores. Lo que importa es que no dejes de hacer lo que te gusta para cuidarte porque todo el tiempo se lo dediques a todo lo demás. Intenta no dejar fuera de tu rutina de autocuidado al ejercicio. El caso es que organices tu día para poder dedicarle unos minutos al ejercicio, dentro o fuera de casa, en el gimnasio o al aire libre.
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