¿Qué sentidos se desarrollan antes en el ser humano?
Durante las 40 semanas que un bebé pasa creciendo en el útero, sus sentidos empiezan a desarrollarse. Los bebés no solo están ocupados desarrollando adaptaciones físicas para funcionar después del nacimiento, también sienten el mundo que les rodea desde una edad gestacional muy temprana.
Este sorprendente desarrollo de los sentidos forma la base del apego temprano del bebé a la madre; el útero es indiscutiblemente el mejor entorno para el desarrollo del feto.
El desarrollo de los sentidos durante el embarazo afecta, y mucho, a cómo se desarrolla la formación del cerebro. Así, en este artículo veremos qué sentidos se desarrollan antes en el feto, incluyendo algunos datos que te van a sorprender.
Tacto
El tacto es el primer sentido que se forma: su desarrollo comienza alrededor de las 8 semanas de gestación. El sentido del tacto comienza con el desarrollo de los receptores sensoriales en la cara, principalmente en los labios y la nariz.
Durante los siguientes meses, los receptores táctiles comienzan a desarrollarse en otras partes del cuerpo, como las palmas de las manos y las plantas de los pies a las 12 semanas y el abdomen a las 17 semanas. Para la duodécima semana, el feto puede experimentar sensaciones táctiles en todo su cuerpo.
Está la excepción de la parte superior de su cabeza, que permanece insensible hasta el nacimiento. No obstante, se sabe que el feto es capaz de percibir las sensaciones táctiles provenientes del exterior, como las que producen las manos al tocar la tripa de la madre.
Dolor
Sin embargo, los escáneres cerebrales sugieren que los fetos no sienten dolor hasta después de 30 semanas. En este momento es cuando las vías neuronales somatosensoriales terminan de desarrollarse. Sin embargo, a mediados del tercer trimestre, el bebé puede apreciar una amplia gama de sensaciones que incluyen calor, frío o presión.
Reflejos
A partir del séptimo mes, el feto ya tiene reacciones reflejas como chuparse el dedo si las manos tocan su cara. También, si toca las paredes del útero, tiende a alejarse de ellas; y si algo le roza la planta de los pies, dobla los dedos y las rodillas.
Los sentidos del gusto y el olfato
El gusto y el olfato son sentidos muy relacionados, ya que el sentido del gusto es en realidad un 90 por ciento de olor. Se ha demostrado que algunos sabores, como la vainilla, la zanahoria, el ajo, el anís o la menta se transmiten al líquido amniótico.
Gusto
Las papilas gustativas de un niño nonato comienzan a emerger a las 8 semanas. En la etapa de 13 a 15 semanas, los nonatos ya cuentan con papilas gustativas similares a las de los adultos. Cualquier cosa que la madre coma mientras el bebé está dentro del útero impregnará el líquido amniótico que consume el bebé.
El feto hará más movimientos de deglución si percibe un sabor dulce y parará de hacerlo si el sabor es amargo.
Olfato
El sentido del olfato va a la par del gusto. Desde el día en que nace, el bebé puede identificar a su madre solo por el olor, especialmente por el olor de la leche materna. A partir de la semana 12 ya es capaz de distinguir todo tipo de olores, habiéndose llegado a registrar hasta 120 diferentes.
De hecho, si nada más nacer colocamos al bebé encima de su madre, él solo se irá arrastrando por su torso, guiado por el olor del calostro, hasta que alcance el pezón. Es lo que se conoce como “arrastre al pecho”.
Oído
El sistema auditivo está completamente desarrollado a las 20 semanas de gestación. A las 23 semanas, un bebé nonato puede responder a ruidos fuertes.
El bebé también puede identificar las voces de los miembros de la familia que había escuchado cuando estaba en el útero. Los bebés con audición normal también se asustan en respuesta a los sonidos fuertes. Los bebés recién nacidos también parecen preferir una voz más aguda, como la de su madre, a una voz más grave, como la de su padre.
Un estudio de 2014 con recién nacidos prematuros evidenció que reproducir una grabación de la voz de la madre cuando los bebés succionaban un chupete era suficiente para mejorar el desarrollo de las habilidades de alimentación oral y acortar su estancia en el hospital.
La voz de una madre calma al bebé en situación de estrés reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta los niveles de oxitocina, la hormona del vínculo afectivo.
Visión
Aunque reina la oscuridad dentro del útero, la piel humana permite que pase algo de luz. Investigadores han encontrado que los fetos tenían aproximadamente el doble de probabilidades de rastrear el movimiento de los patrones de puntos que se parecían a un rostro humano. El mismo patrón y preferencia que se ha demostrado en los bebés después del nacimiento.
Esto sugiere que la preferencia por los rostros humanos puede ser innata y no simplemente el resultado de experiencias que ocurren después del nacimiento. Además, deja en claro que el feto responde activamente al mundo externo mucho antes de que entre en él.
En las semanas 30-34 ya se dilatan y contraen las pupilas, pero es desde el cuarto mes que muestran sensibilidad a la luz. Es capaz de seguir el movimiento de esta luz y ve bien a una distancia de 30-35 centímetros (la que suele haber entre sus ojos y el pecho de su madre).
Desarrollo de los sentidos después del nacimiento
La evidencia de un desarrollo sensorial temprano en el útero abre la posibilidad de estimular al nonato durante el embarazo. Lo haríamos modificando factores como la ingesta materna de alimentos o la selección de música ambiental.
Alrededor de los siete meses, la vista de un bebé ha madurado, ha desarrollado su coordinación mano-ojo y percepción de profundidad para poder alcanzar los juguetes fuera de su área inmediata. Su enfoque mejorará en los próximos dos o tres años a medida que sus ojos maduren y puedan ver con mayor claridad.
Por tanto, una buena parte del desarrollo de los sentidos de un bebé se completa después del nacimiento. En este sentido, la estimulación sensorial con mayores efectos se producirá después del nacimiento, cuando el desarrollo cognitivo acompañe.
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