Recordar una crítica es más fácil que recordar un cumplido, esta es la razón


Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez
¿Te han criticado y ese pensamiento vuelve a ti en ciertas ocasiones? Seguro también te han hecho muchos comentarios positivos y elogios, pero las críticas siempre son más fáciles de recordar que los halagos.
Hay muchas razones particulares por las que sucede esto, pero, en general, esta tendencia natural para acordarse más de lo negativo que lo positivo se llama sesgo de negatividad. Nació como un método de supervivencia, aunque a veces actúa en nuestra contra. A continuación, te contamos todo lo que necesitas saber.
¿Por qué le damos más peso a lo negativo?
El sesgo de negatividad tiene un origen evolutivo y alguna vez fue una ventaja. Nuestros antepasados estaban atentos a las amenazas diarias y, gracias a este sesgo, aprendieron a recordar los estímulos dañinos y a evitarlos. Así, podían interpretar un ruido entre los arbustos como una situación peligrosa.
De ahí que el sesgo de negatividad sea una cualidad que nos ayude a sobrevivir y a responder ante las adversidades. Sin embargo, en parte es responsable de que, muchas veces, nos enfoquemos más en lo negativo y tomemos ciertas decisiones.
“La mayoría de las personas reconocen que la negatividad tiene el poder de ejercer una influencia más fuerte en nuestro comportamiento y nuestra supervivencia que la positividad”.
Aunque puede ser útil en momentos de peligro, hoy en día también tiene sus desventajas. Esa parte del cerebro sigue activa y es la que nos hace recordar más las críticas que los elogios, ya que las críticas se perciben como amenazas a las que les damos más importancia.
El poder de las palabras negativas
Un solo comentario negativo puede arruinar una presentación laboral que iba de maravilla y un reproche es capaz de desmoronar una relación que parecía feliz… Las palabras negativas son poderosas porque tienen más impacto en nuestra atención, memoria, motivación y emociones que las palabras positivas.
Los comentarios (incluidas las críticas) necesitan de una mayor actividad cerebral, se recuerdan mejor y también se aprenden más fácil. Y eso se debe al sesgo de negatividad y su importancia para nuestra supervivencia.
Es por esto que recordamos los traumas del pasado o los insultos, así deseemos olvidarlos. Además, esa es la razón por la que en ocasiones nos sentimos inseguros o ansiosos. Pero hay que destacar que no todas las críticas pesan igual, ya que no es lo mismo recibir una crítica despectiva (“eres tonto”) que una crítica constructiva (“podrías mejorar”).
Cómo reducir el impacto de las críticas
Sí, es mucho más fácil recordar las críticas que los halagos. Pero aquí viene la buena noticia: este sesgo negativo disminuye con la edad y entonces se empieza a mirar más el lado positivo (llamado sesgo de positividad). Mientras tanto, es posible elegir cómo actuar ante ellas. Algunas maneras son las siguientes:
- Presta atención a tus pensamientos: cuestiona aquellos negativos que tengas.
- Trabaja la autocompasión: háblate como le hablarías a un amigo, sin castigarte.
- Haz un balance: por cada comentario o pensamiento negativo, destaca algo positivo sobre ti.
- Rodéate de energía positiva: ya sea de amigos, familia o actividades que te hagan sentir bien.
- Identifica el origen: así podrás diferenciar entre una crítica constructiva de una que no lo es, restándole importancia.
- Practica la atención plena o mindfulness: enfócate en el momento presente para aumentar los pensamientos positivos y reducir el sesgo de negatividad.
Las críticas impactan en nuestra vida diaria y suelen quedar resonando en la mente. Molestan o duelen, y hasta pueden generar depresión o ansiedad. Pero, según la situación, a veces son necesarias. Por ejemplo, una crítica constructiva puede mejorar el rendimiento en el trabajo.
Algo que debes tener en cuenta es que para contrarrestar un comentario negativo, se necesitan 5 o 6 positivos, pero es posible lograrlo. En definitiva, el cerebro sigue buscando la manera de mantenernos a salvo.
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